Editorial del rector Mario Bonucci ante los últimos acontecimientos en Mérida
En los últimos días hemos presenciado como un grupo de ciudadanos que se dicen llamar “trabajadores eventuales” de nuestra universidad han llevado a cabo diversos actos de protestas para exigir el pago de unos beneficios contractuales que, repetiremos hasta el cansancio: no eran cancelados formalmente por la ULA sino por el Ministerio de Educación Universitaria, ente gubernamental que hasta diciembre del año 2012 se encargó de hacer ese pago.
Al respecto, el Consejo Universitario de nuestra institución emitió un comunicado dejando claro que la responsabilidad última de esta situación la tiene el Ministerio de Educación Universitaria, quien es el que debe proveer de los recursos recurrentes para iniciar el proceso de regularización del remanente de este personal eventual que no pudo ser absorbido por la ULA a inicios de este año, precisamente por las limitaciones presupuestarias que hemos sufrido desde hace ya seis largos años. De hecho, en el mencionado remitido a la opinión pública decíamos que la vía para lograr el fin de esta situación era la unidad de todos los universitarios para que seamos oídos en nuestras justas reivindicaciones.
La violencia contra instalaciones de la ULA, el Consejo Universitario y contra los ciudadanos merideños no es un método legítimo especialmente cuando, en innumerables ocasiones, las autoridades y los gremios hemos hecho diligencias conjuntas en este sentido, dejando clara nuestra voluntad de resolverlo de una vez por todas. No obstante, los universitarios nos preguntamos ¿Es moralmente aceptable que quienes se dicen universitarios atenten contra la universidad de la que quieren formar parte o de la que algunos forman parte? Si los cargos fijos, el aumento salarial y el presupuesto justo son reclamos legítimos ¿Qué sentido tiene romper la unidad del frente de lucha actual de todos los universitarios?
Por eso hacemos un llamado a la responsabilidad de quienes parecen no querer escuchar los argumentos racionales y la verdad que subyace en este conflicto artificial y les recordamos que la consecución de los objetivos que nos hemos planteado los universitarios del país, en cuanto a las demandas al gobierno nacional de respeto de nuestra dignidad profesional, mejoras salariales y presupuesto justo para las universidades, terminará redundando en mejoras laborales sustantivas para todos. La unidad de acción es la clave para lograrlo a corto plazo.
Mario Bonucci Rossini
Rector de la Universidad de Los Andes