Se destruyen los ecosistemas de Venezuela II
Afectación de los Parques Nacionales
Según las leyes, los Parques Nacionales son áreas destinadas a la protección de la biodiversidad. Allí sólo se pueden realizar actividades recreativas (de bajo impacto), educativas y de investigación.
Sin embargo, los parques de alta montaña han sido perturbados por actividades agrícolas y ganaderas que destruyen los ecosistemas, afectando a especies endémicas y en peligro de extinción.
Por ejemplo, en los Andes hubo cultivos de trigo, instalados a la llegada de los españoles, que produjeron una intensa tasa de erosión y llegaron a cárcavas que aún no se han podido recuperar. Esta situación ocurrió porque el trigo es un cultivo de poca cobertura y, al estar en altas pendientes y caer las precipitaciones, se produce una movilización de las partículas del suelo y se generan las cárcavas.
Desconociendo la experiencia del pasado, actualmente se observan cultivos de papa, ajo y zanahoria, en altas pendientes, sin obras de conservación de suelos, en zonas del Parque Nacional Sierra Nevada. Estas siembras se realizan mediante la destrucción del ecosistema de páramo, donde domina el frailejón. Debe resaltarse que en las áreas donde está la vegetación natural, hay una perfecta protección del suelo y no hay evidencias de erosión.
Por otra parte, mediante el “Aló Presidente” No 242, se inició en diciembre de 2005 un desarrollo agroindustrial en el Parque Nacional Guatopo, donde se pretendía incrementar el cultivo de café.
Después de obtener este apoyo, la dinámica socio-cultural se orientó al cultivo del ocumo, poniendo en riesgo un ecosistema donde se genera un 60% del agua que surte a Caracas. Se desató una acción de deforestación, alentada por un tráfico ilegal de madera, que condujo al asesinato de un guardaparques en noviembre de 2007. Según el Presidente de Inparques, este hecho ocurrió “…por estas mafias que están interesadas en la maximización del beneficio y de la riqueza fácil a cualquier costo…” (Agencia Bolivariana de Noticias, 2007).
Riesgos para la vida y las propiedades.
En algunas zonas montañosas hay lugares que naturalmente tienen cierta inestabilidad, y se mantienen fijos porque la cobertura boscosa impide el movimiento del terreno.
A esto hay que agregar que las lluvias muy intensas favorecen la movilización del suelo. Las tormentas tienen “períodos de retorno”, es decir que “vienen cada cierto tiempo” (como los cometas). Un evento lluvioso pudo ocurrir en un lugar hace 50 años. Si había bosque probablemente no hubo daños de consideración. Ahora vuelve esa tormenta y, si no hay bosque, se generan consecuencias desastrosas como los deslaves, la destrucción de inmuebles y la pérdida de vidas humanas. Un ejemplo de este tipo de desastres fue el ocurrido en el Valle del Mocotíes en 2005 (Edo. Mérida).
* José Rafael Lozada (Profesor de Ecología – ULA)