Discurso del Rector Mario Bonucci en los 204 años de la ULA Republicana
Mérida, 25 de septiembre de 2014
Palabras del Rector Mario Bonucci en los actos conmemorativos de los 204 años de la creación de la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida de Los Caballeros
Señoras y señores:
Hoy nos encontramos reunidos para conmemorar 204 años del nacimiento de la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida de Los Caballeros y así de la primera universidad republicana de América Latina, surgida por una visionaria decisión de la Junta Gubernativa de Mérida, tomada tan sólo 5 días después de su creación tras independizar a Mérida tanto de Maracaibo como de España el 16 de septiembre de 1810, siendo éste su primer acto político, lo cual a mi modo de ver deja en evidencia la importancia que se dio a la creación de una universidad para la edificación de una nación.
La Real Universidad de San Buenaventura Mérida de Los Caballeros florece de la semilla sembrada por Fray Juan Ramos de Lora el 29 de marzo de 1785, el Real Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida, de hecho, durante sus primeros meses la recién creada universidad tuvo como rector a Buenaventura Arias, quien también fungía como rector del seminario, esto por designación del obispo, quien había sido nombrado rector por la Junta Gubernativa.
Solamente 18 meses de funcionamiento tuvo el nuevo instituto universitario, pues el terremoto del 26 de marzo de 1812 y el recrudecimiento de la Guerra de Independencia impidieron que se pusieran en práctica otras disposiciones de la Junta Gubernativa de Mérida, renaciendo 20 años después por decisión del gobierno de José Antonio Páez como Universidad de Mérida, hasta 1883 cuando recibe el nombre que asumirá por el resto de su historia: Universidad de Los Andes.
Así, las raíces de nuestra institución están íntimamente ligadas a las de la iglesia y a las de la nación, habiendo recorrido juntos gran parte de la historia patria.
La Universidad de Los Andes ha vivido guerras y terremotos, presenciado democracias y dictaduras y ha padecido la incomprensión de gobiernos buenos y malos. Esto y mucho más le han conferido una gran experiencia que con orgullo heredamos y conservamos, siendo además esto la prueba irrefutable de que la universidad nos sobrevivirá a todos nosotros como bastión democrático.
Cambiarán los gobiernos, las generaciones, los métodos educativos y los nombres de los protagonistas, pero el espíritu libertario de la Universidad de Los Andes permanecerá intacto pues es la esencia de la institución.
Profundas bases democráticas edificadas por hombres y mujeres con sueños de libertad confirieron vida y espíritu propio a nuestra casa de estudios, los cuales con el pasar de los años se han fortalecido cada vez más, impulsados por los más difíciles momentos que les ha correspondido vivir.
Una institución que siempre ha estado allí para la construcción y la reconstrucción de la Venezuela democrática. Casa de las ideas en donde siempre han coexistido las diferentes visiones del mundo; reserva moral y ética que con la corriente a favor o en contra no calla… ni callará.
No debemos olvidar todo esto, nosotros pasaremos y será la historia con su ineludible severidad la que se encargará de evaluar nuestras acciones. Serán nuestros hijos y nuestros nietos quienes nos agradecerán o nos condenarán por el país que les dejemos como herencia.
Hoy cuando los jóvenes venezolanos se levantan cada día aferrados al sueño de recuperar su futuro, de llenar sus días de esperanza, librarse del miedo y respirar en paz debemos preguntarnos ¿Cuál es el rol de esta universidad de más de dos siglos de historia y de nosotros? ¿Daremos la espalda a una generación que teme ante tanta oscuridad o seremos luz en el horizonte para que la felicidad y la tranquilidad reaparezcan?
Estamos llamados a ser ente de equilibrio, a señalar las cosas por su nombre, sin esconder verdades aun cuando sean incómodas, pues seguirán allí aunque no se digan. Hoy, cuando conmemoramos 204 años de historia republicana de nuestra universidad, invito a todos los universitarios a no desfallecer, a sumar esfuerzos para superar los inocultables problemas de nuestra nación.
La inseguridad, el desempleo, la crisis económica, la impunidad, el descenso de la producción nacional, la crisis en el sistema de salud o en la educación básica son sólo algunas de las cosas que necesitan urgente revisión, y nuestra casa de estudios tiene la experticia y el personal para aportar en cada una de esas áreas.
Sin embargo, existe un problema consecuencia de todos los anteriores, que amenaza con agravar la situación y cerrar cada vez más la posibilidad de recuperación de nuestro país: me refiero a la salida desmedida de jóvenes profesionales formados de la mejor manera en nuestras universidades.
Pasa el tiempo y más venezolanos abandonan el país para recorrer el mundo buscando lo que en su tierra no se les ha brindado, convirtiendo nuestros aeropuertos en lugares tristes donde cada día una madre da el que podría ser el último abrazo a sus hijos.
Nuestro país está perdiendo a sus jóvenes a manos del hampa o de la emigración forzada, así seremos una nación anciana, sin generación de relevo y sin personal calificado para resolver sus propios problemas.
Hoy en esta importante fecha le pido a quienes tienen la responsabilidad de tomar las decisiones conducentes a superar la crisis nacional, que escuchen a la universidad y le permitan a los venezolanos encontrar soluciones reales a problemas que no hacen distinción política.
Recuerden que cuando hay más oscuridad, más debemos aferrarnos a la luz del saber, de los valores éticos y morales y de la paz y la compresión. Esta universidad nació de la esperanza de construir un país democrático y ese será por siempre su norte…
Muchas gracias.