ULA: ¡A media máquina!

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***Único camino de nuestra institución: haciendo sacrificios, anteponiendo cualquier forma de pensar, realizando esfuerzos sobrehumanos, nuestra universidad debería de ir tomando el camino de la normalización

Aunque esas palabras suenen como raro y aunque pensemos que todo lo que sea a “media máquina” no es nada bueno, sin embargo, se debe de entender que a pesar de todos los esfuerzos que se realizan, lamentablemente, nuestra institución por estar trabajando en condiciones que se alejan de lo óptimo y con un horario “a conveniencia” o “flexible” como lo llaman otros, no cumple a cabalidad con la función que en épocas normales debería de tener. ¿Preocupa tal situación?, no cabe la menor duda que sí y eso es lo que podemos palpar.

Son 229 años de intensa supervivencia y después de esto, cuando vemos que el túnel de las esperanzas luce cerrado, no deben existir dudas de que la preocupación va en aumento, de que el desasosiego es inclemente con el tiempo, de que nuestra casa sufre al no funcionar a plenitud con un deterioro no deseado y de que como dicen algunos y en general todos “algo hay que hacer”.

Esta última frase significa muchas cosas, pero ante todo hay que dejar muy claro que la preocupación se extiende por todos los recintos de la Fray Juan Ramos de Lora y ésta proviene por un lado del Consejo Universitario, de los gremios de profesores, empleados, obreros, de la dirigencia estudiantil, de los muchachos y como usted puede ver, de todos.

Único camino entonces: haciendo sacrificios, anteponiendo cualquier forma de pensar, realizando esfuerzos sobrehumanos, nuestra universidad deberá ir tomando el camino de la normalización. Todos entendemos que ante lo que se presenta en el día, dicho esfuerzo deberá ser sobrehumano y todo ello porque no se puede tapar el sol con un dedo, pero si tenemos que seguir viviendo con manifestaciones, las cuales deben ser dentro de los magnos preceptos constitucionales, sin violencia y respetando los derechos de cada quien, tendremos que hacerlo, pero todos y cada uno tenemos que estar claros que así como la Universidad nos necesita, también nosotros necesitamos de ella y solo los que compartimos su noble seno, seríamos los únicos obligados a tenderle la mano con grandes esfuerzos y sacrificios para que ese trabajo a media máquina sea convertido en una jornada de completa máquina surtidora de excelentes frutos, dadores de nuestra institución.

Solo queda por decir, que para los creyentes el camino debe ser hecho de la mano del creador, el cual debe multiplicarse en estos días.