El Patriarca de las letras merideñas dejó su huella en la Universidad de Los Andes

    A 152 años de su nacimiento

Don Tulio Febres Cordero, imagen que se halla en el Aula Magna del Rectorado. (Foto: Lánder Altuve)

***Hoy recordamos el legado del escritor que formó generaciones de intelectuales en las áreas que fueron su pasión: la historia de Mérida y Venezuela y la literatura universal

Nació un 31 de mayo del año 1860. Tulio Febres Cordero es, quizás, una de las figuras más emblemáticas del Estado Mérida, si no, la más importante. Escritor, docente, periodista, cronista, fundador de periódicos y de imprentas. Sus cuentos y leyendas son lectura obligada para los estudiantes de la región. La mitología andina, que incluye águilas petrificadas convertidas en picos nevados y lágrimas de princesas indígenas enamoradas convertidas en lagunas y cascadas, tiene en este autor a su principal exponente.

    Siendo así, no es de extrañar que una figura tan importante para Mérida esté, por siempre, vinculada de muchas maneras a la Universidad de Los Andes, la casa de estudios superiores donde se ha estudiado a profundidad su obra, y que tuvo el orgullo de tenerlo como uno de sus alumnos y profesores más connotados en la segunda mitad del siglo XIX y la  primera del siglo XX.

Don Tulio y la Universidad

El profesor Alí López Bohórquez, coordinador de la Cátedra Libre Historia de la Universidad de Los Andes, y docente de pre y postgrado de la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Educación, nos sirvió de referente para hablar sobre la presencia de Don Tulio en la universidad.

El profesor Alí López Bohórquez, coordinador de la Cátedra Libre Historia de la ULA. (Foto: Lánder Altuve)

    “Tulio Febres Cordero entró a la universidad en 1871 a cursar estudios de latinidad,  a la escasa edad de 11  años -recordó López Bohórquez- y ya para 1875, cuando los termina, se gana el primer premio en un concurso sobre Etimología Latina.  Inicia los estudios de Filosofía en lo que entonces era la Facultad de Filosofía y Humanidades,  que se había creado en 1843”.

    Cuando en 1877 se crea la cátedra de Historia Universal, Tulio Febres Cordero fue uno de sus primeros alumnos (el destino lo llevaría después a ser profesor de esa misma cátedra).  En 1878 la universidad le otorga el título de Bachiller en Filosofía y de inmediato comienza la carrera de Derecho.

Don Tulio: docente y colaborador

Una de las actividades que destacaría a Don Tulio Febres Cordero dentro de la Universidad de Los Andes sería su habilidad para la escritura y la elaboración de discursos. En 1880, exactamente el  12 de diciembre, le tocó escribir y  pronunciar su primer discurso en la Capilla Universitaria, trabajo que asumió a todo lo largo de su carrera universitaria en diversos programas patrocinados por la institución. Hombre e intelectual de tendencia positivista, sus discursos siempre tendían a resaltar las relaciones entre el hombre y su medio ambiente.

    “Para 1881 es designado catedrático interino en la clase de Gramática Castellana, lo que constituye su primer trabajo como profesor en la universidad. Ya el nombre de Don Tulio  era una referencia intelectual entre los merideños”.

    López Bohórquez sigue indagando en su memoria y sus papeles y cuenta que el escritor terminó en  1882 sus estudios de Derecho, pero no recibe el título sino 18 años más tarde, en 1900, a instancias del rector  Caracciolo Parra y Olmedo. Sencillamente, Tulio Febres Cordero no ejercería el oficio de abogado, sino que sus intereses personales se orientaban a otras actividades. Era relojero, zapatero,  impresor de periódicos, cronista, escritor, gastrónomo y, además, debía dedicarse a las actividades propias de una familia con propiedades.

Don Tulio.

   “En 1889 es nombrado miembro de la Junta Redactora del primer Anuario de la Universidad de los Andes, trabajo que realizó junto con el rector Juan Nepomuceno Pagés Monsant, y entre 1904 y 1909 crean la primera publicación periódica de esta universidad. El anuario se publica entre 1891 y 1900, y allí Don Tulio, en el segundo número comienza a publicar, pues el rector Caracciolo Parra y Olmedo lo designa cronista de la Universidad de Los Andes.

    Pero más que cronista de la ULA de ese entonces, Don Tulio se dedicó más bien  a escribir sobre Mérida y Los Andes.  En ese anuario encontramos artículos pioneros sobre cambios climáticos, las temperaturas ambientales, la situación de los ríos de Mérida,  la economía y la sociedad.

    “Para recibir el título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas en 1900, Tulio Febres Cordero escribe una tesis sobre la Legislación Primitiva de América, la cual se publica  ese mismo año. Ocupa la dirección interina de la Gaceta Universitaria, también creada por Juan Nepomuceno Pagés Monsant”.

Otro hecho importante dentro de la labor realizada por Tulio Febres Cordero dentro de la universidad, fue su designación en 1910 -por parte del rector Ramón Parra Picón-como miembro de la comisión para la celebración del Centenario de la Universidad de Los Andes, de la cual fue vicepresidente.  De acuerdo a López Bohórquez, fue Don Tulio el ideario de la conmemoración de este centenario, elaboró el programa completo y diseñó la medalla alusiva.


Los últimos años

    Alí López Bohórquez señala que por su carácter de profesor en ejercicio más  antiguo dentro de la universidad,  Don Tulio es designado  vicerrector interino  en 1912.  En la universidad pasó de estudiante a  catedrático, fundador del anuario y la gaceta universitaria, colaborador de todos los programas y actividades que se hacían dentro de la universidad. Publicó, tanto en el anuario como en la gaceta, todo lo que creyó necesario divulgar acerca de la historia de la ciudad de Mérida y de la universidad.

    “Tulio Febres Cordero es el autor de varias biografías de los rectores más importantes de su época, como es el caso de sus contemporáneos  Caracciolo Parra y Olmedo, Ramón Parra Picón y Juan Nepomuceno Pagés Monsant. Estas biografías se publicaron entre 1919 y 1930”.

    En 1936,  el gobierno del Presidente Eleazar López  Contreras le nombra Rector Honorario de la Universidad de Los Andes, título que llevó con orgullo hasta el día de su muerte ocurrida el 3 de junio de 1938, a la edad de  78 años.


Archivo histórico

Como gastrónomo que era, Don Tulio hasta elaboró el menú que se ofreció en las festividades del centenario de la Universidad de Los Andes. Por esto López Bohórquez considera que fue el primer historiador  que reconoció que la Universidad de Los Andes fue fundada el 21 de septiembre de 1810. Tal aseveración la había escrito en su periódico El Lápiz en 1881, en un artículo sobre las primeras universidades de Venezuela.

    También destaca que el rector Ramón Parra Picón  le solicitó a Don Tulio  la organización del Archivo Histórico de la Universidad de Los Andes, y en 1915  presentó un informe con más de 300 tomos encuadernados contentivos de datos  que van desde los conventos coloniales, todo el proceso de creación que dio pie a la fundación de la universidad  en 1810, así como las actividades de la institución desde 1832 hasta 1915,  cuando él organiza el archivo. Todo esto lo publicó en su obra “El archivo de historia y variedades”, en  1930.

Belis Araque, Jefa de División de la Bilioteca Febres Cordero. (Foto: Lánder Altuve)

Visión futurista

    Belis Araque,   Jefa de División de la Bilioteca Febres Cordero,  adscrita a la Biblioteca Nacional, resaltó la vigencia del pensamiento de Tulio Febres Cordero.

    “Al leer sus escritos pareciera que los tiempos no han cambiado, los mismos problemas que vivimos actualmente: crisis moral, educativa, económica, ambiental, etc. En sus obras como Archivo de Historia y Variedades, Páginas Sueltas, Colección de Cuentos,  sus novelas “Don Quijote en América” y “Memorias de un Muchacho” es una constante su  preocupación por esas problemáticas”.

"El mundo se pierde no por falta de ciencia ni de energías físicas. El mundo se pierde por falta de virtudes activas, por el desbordamiento de las pasiones, por el egoísmo utilitario, por la sed insaciable de riquezas, por el lujo y la frivolidad crecientes. En los centros más brillantes del progreso, en que las ciencias, las artes y las energías físicas están en su apogeo, tanto en Europa como en América, el aumento de la criminalidad y el malestar de la clase obrera, por la tiranía del capitalismo, son oscuros problemas que preocupan a los hombres pensadores y a los mismos gobernantes”, escribiría Don Tulio.

“Se hace necesario mover todos los resortes de la persuasión para convencer a los jóvenes de que la agricultura es la reina de las industrias como fuente de riqueza, y la que alimenta y sostiene con potente savia todo el organismo social”, escribió en otro de sus artículos, casi  premonitoriamente. Toda la obra de Don Tulio Febres Cordero, de acuerdo a Belis Araque,  está llena de lecciones de vida, como el padre, el maestro, el patriarca que guía y orienta a sus hijos y discípulos.


En esta esquina se encontraba la oficina de Don Tulio, cuando dictaba clases en el Liceo Mérida, ahora Liceo Libertador. (Foto: Lánder Altuve)

Profesor  notable
La Unidad Educativa Libertador, emblema de Mérida,  tiene sus orígenes en el Liceo Universitario fundado por el rector Diego  Carbonell en 1917, donde dictó cátedra Don Tulio Febres Cordero. Más tarde pasaría a llamarse Liceo Mérida y luego, durante la presidencia de Isaías Medina Angarita, se le asigna el nombre de Liceo Libertador.

Don Tulio premonitorio
“Los efectos de este desdén e indiferentismo por las labores agrícolas se palpan desde hace algún tiempo en la creciente carestía de víveres, hay un permanente desequilibrio entre la producción de los frutos de sustento y el consumo, entre la demanda, que aumenta en los mercados, y la oferta que disminuye día por día”.

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