Programa Fray Juan Ramos de Lora podría detener su avance por falta de recursos

La Universidad de Los Andes, a través del Programa Fray Juan Ramos de Lora, ha contribuido con los estudiantes egresados de bachillerato y que carecen de recursos económicos, para que tenga la oportunidad de acceder a un cupo universitario.

Este programa, inicialmente de proyección regional, se ha ido extendiendo y ahora se ha establecido fuera de las fronteras de la ciudad de Mérida, porque ahora también se aplica en el estado Táchira, lo cual se ha traducido en un crecimiento matricular importante pues es un programa que inició con apenas 150 estudiantes y hoy día cuenta con una matrícula de aproximadamente mil 150 estudiantes, en 8 años de trabajo, lo que ha significado un esfuerzo económico y académico para la ULA enorme y, en especial, para la Secretaría de la universidad.
 
“A pesar de ese esfuerzo que está haciendo la universidad, demostrando la equidad, justicia social, búsqueda de calidad y el amor social que se tiene, hemos tenido contratiempos muy críticos, como lo es el de habernos suspendido el apoyo financiero que la Opsu le había asignado al programa. Esta suspensión del apoyo, sumado a las restricciones presupuestarias a las que se está sometiendo a las universidades autónomas, pone en riesgo el programa, en el sentido de cumplir con la proyección de crecimiento matricular, por lo que estamos planteando a la Secretaría nos indique que pasos debemos dar”, señaló Domingo Baptista, coordinador del programa.

La proyección del programa ha tenido implicaciones económicas fuertes pues, en sus inicios, contaba con unos 14 docentes y hoy día cuenta con 50, pero con un agravante: que la mayoría de los docentes, en un 85 por ciento, son contratados, y esa cantidad aumenta cada año con el aumento de la matrícula estudiantil. Esto ha llevado a agravar la situación de las aulas, porque éstas tienen que ofrecerlas las escuelas de todas las facultades, lo cual no resulta fácil, a esto se suma la situación de los cupos, los cuales año tras año también aumentan.
 
“Estos muchachos, si aprueban los dos cursos académicos que deben realizar, prácticamente se les debe garantizar el cupo universitario y estamos tropezando con algunas dificultades en ese sentido. Algunas facultades antes nos daban un número determinado de cupos, ahora nos los están rebajando, lo cual es una ironía para lo que el programa está haciendo. Cuando solicitamos un aula más o unos cupos, nosotros les hacemos saber a las autoridades de los consejos de facultades y escuelas, que está aumentando la matrícula estudiantil y que es un compromiso de la universidad, con este programa de extensión social”, resaltó el profesor Baptista.

El Programa Fray Juan Ramos de Lora, tiene un reconocimiento dentro del Ministerio de Educación y, si las facultades no ven esos detalles, corre el riesgo de llegar a un colapso, razón por la cual la Coordinación del programa está solicitando a la Secretaría los pasos que consideren convenientes a seguir. Con respecto a esos pasos, Baptista dijo que no saben “Si detenemos la marcha progresiva de crecimiento que llevamos o nos estancamos en una cifra que nos permita trabajar sin contratiempos económicos, serian los pasos a estudiar. Ahí nosotros no podemos decidir, porque mientras no se cuente con un apoyo económico, un programa de este tipo, que tiene inclusión social y que el mismo Gobierno Nacional, lo ha reconocido, puede desaparecer, es por ello que no entendemos porque se le bloquea. Si quieren que haya inclusión social, tienen que abrirse las autoridades del gobierno, para que este tipo de programas siga progresando. Estamos a la expectativa y le pedimos a Dios, nos ayude a salir de ella”, dijo finalmente el profesor Baptista.