Ante el cambio climático universidades deben investigar y precisar peligros locales

Una discusión sobre el papel de las universidades ante la vulnerabilidad de Venezuela al cambio climático logró reunir en la ULA a dos de los seis co-ganadores venezolanos del Premio Nobel de la Paz 2007.

Los profesores Rigoberto Andressen y Juan Carlos Sánchez, de la Universidad de Los Andes y de la Universidad Central de Venezuela respectivamente, ex participantes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, fueron los protagonistas de un conversatorio sobre este tema.

El primero de ellos opina que el desarrollo de proyectos de investigación sobre las causas y el impacto del cambio climático en la biodiversidad, salud, agricultura y agua es uno de las obligaciones fundamentales de las universidades venezolanas. 

“Nuestras instituciones de educación superior también deben seguir el ejemplo de otras que, en el ámbito mundial, ya están formando recursos humanos especializados en este tema. Una universidad peruana, por ejemplo, en convenio con Alemania,  inició sus actividades con un postgrado en cambio climático que ofrece dos especialidades: Energías limpias y Economía de cambio climático”.

El profesor Rigoberto Andressen indica que en Venezuela se debe tomar la iniciativa, no sólo de incluir este tema en los planes de estudio, sino también de crear un centro y un postgrado que se ocupen de estudiar el complejo problema del cambio climático.

Durante el conversatorio Andressen señaló también que el cambio climático no es el responsable de todo lo que ocurre en el planeta. “La clave está en emplear una fuente energética más segura que sustituya a los combustibles fósiles como el petróleo, carbono y gas natural.

Riesgos locales
El profesor Juan Carlos Sánchez indicó que la raza humana se está enfrentando a un riesgo futuro en muchos ámbitos, pues los eventos climáticos extremos generan inundaciones, sequías, lluvias y deslaves, pero también afecta, por ejemplo, al sector salud ante la proliferación de enfermedades infecciosas y al sector agrícola ante la pérdida de humedad de los suelos.

“Las universidades son las garantes primarias de estudiar y precisar los peligros que se manifiestan, en forma distinta, en todo el país. Es su responsabilidad emitir alertas tempranas de desastres, desarrollar mejores cultivos resistentes a la temperatura, proteger  la salud de las personas y proponer infraestructuras para mejorar el abastecimiento de electricidad y agua. Todo esto hay que pensarlo y desarrollarlo con suficiente antelación”.

Para Sánchez el calentamiento global está impulsando, sobre todo en los países desarrollados, una verdadera revolución tecnológica a favor del ambiente.

“Es obvio que en Venezuela seríamos más eficientes si existiera una política, pero el sector ciencia y tecnología no debe cruzarse de brazos. En la Universidad Central de Venezuela ya tenemos una Cátedra Libre de Cambio Climático y nos sigue la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado”.

Es por eso que quienes integran la Comisión Universitaria de Asuntos Ambientales (Cuaa) están impulsando en la ULA la creación de una cátedra de este tipo, a fin de que los investigadores de todas las facultades puedan ofrecer aportes en beneficio de salud ambiental local.