JARDÍN BOTÁNICO: SEMBRANDO VALORES AMBIENTALES

La preocupación por la investigación, la conservación de los ecosistemas andinos y la organización de programas educativos para expandir la conciencia conservacionista, son algunas de las tareas promovidas por la comunidad de investigadores del Centro Jardín Botánico de la Universidad de Los Andes

Al norte de la ciudad de Mérida, vía La Hechicera, existe un espacio dedicado a la protección de la naturaleza, un prado donde se muestra la diversidad de las plantas para el deleite de sus visitantes y residentes. Lento pero seguro, los fundadores, cofundadores e integrantes de esta institución han desarrollado nueve hectáreas de áreas verdes, las cuales hoy forman parte del “Centro Jardín Botánico de Mérida” de la Facultad de Ciencias de la ULA.

La historia de este ambicioso proyecto -con 44 hectáreas en total- comienza con el doctor Mario Ricardi, quien instituyó la idea de promover un Jardín Botánico desde la universidad. Entonces, a través de este dedicado investigador, los terrenos para el comienzo de la pradera botánica fueron localizados e instaurados.

“La ULA autorizó el uso de estos terrenos y, a partir de la cesión del mismo para el proyecto, se comenzaron a realizar los primeros trabajos, como la construcción de cercas, sistemas de riego, caminerías. Todo esto empezó hace unos 22 años atrás, y es en el año 2000 cuando el jardín abre al púbico con una pequeña exhibición de unos dos mil metros cuadrados. Desde entonces, hemos desarrollado casi unas 9 hectáreas de terreno”, explicó la investigadora Yelitza León, experta en el estudio de la Briología (Estudio de los musgos).

León, quien forma parte fundamental del Centro Jardín Botánico, primero como coordinadora general del Jardín y luego como directora ejecutiva, se ha dedicado, junto al biólogo y doctor en Ciencias Naturales, Juan Gaviria (director general de este organismo), a desarrollar desde el año 2005 un Proyecto Institucional Cooperativo (PIC).

Este tipo de proyectos es fomentado por el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) de la ULA, con el fin de promover y orientar la investigación para conseguir soluciones a problemas relacionados con la calidad de vida de una población o comunidad en específico.

El proyecto lleva por nombre SELVA, el cual refiere, según sus siglas, a: Sembrando los Valores Ambientales. Con la creación de este proyecto consiguieron implementar la interacción comunidad y ambiente, específicamente con los jóvenes, “porque ellos son quienes en un futuro decidirán sobre la preservación o la destrucción del ecosistema, por esto es esencial que estén informados sobre la necesidad de conservar”, indica Gaviria.

“Conseguimos los recursos, hicimos un plan para involucrar a la comunidad con el jardín, y hemos tenido mucho éxito a nivel de las comunidades educativas, porque nosotros lo que estamos diseñando son programas que puedan usar los maestros en sus salidas de campo y en sus proyectos de aula, para que los niños tengan un contacto más directo con la conservación, con los ecosistemas del estado Mérida”, señaló Yelitza León en torno a uno de los objetivos que consiguieron con SELVA.

Una de las actividades que se crearon a raíz de este programa, como lo denomina Juan Gaviria, porque “no tiene una fecha de culminación”, son los campamentos vacacionales, los cuales son netamente destinados a los jóvenes en épocas vacacionales como el mes de agosto. Estos campamentos llevan por nombre “Amigos de la Madre Naturaleza” y comenzaron el año pasado.

“Es una alternativa para que los niños aprendan más de las plantas y de los ecosistemas del mundo natural que existen en el jardín. Estos programas se desarrollan a través de la Fundación Jardín Botánico de Mérida, la cual fue creada con el fin de apoyar financieramente, tanto a la investigación, como a las obras de ampliación”, añadió León.

Investigaciones anexas

Dentro de este espacio creado para el disfrute y protección del ambiente, existen, a su vez, diversidades de temas investigativos que se abordan en áreas científicas como la Briología, la Taxonomía (ciencia que ordena a los organismos en un sistema de clasificación), la Ecología (biología de los ecosistemas), Biología Molecular (estudio de la estructura, función y composición de las moléculas biológicas), entre otras ramas de las ciencias naturales que intensifican la fortaleza de este jardín.

Según explicó Yelitza León, doctora en Ciencias Naturales (Universidad Bönn, Alemania), existen una justa cantidad de laboratorios adscritos al jardín. “Tenemos Laboratorio de Anatomía, Herbario (colección de plantas), Laboratorio de Morfología (se encarga del estudio de la forma y estructura de los organismos). Inclusive hemos creado un postgrado para aquellos estudiantes que quieran especializarse en Botánica, se llama BOTANE, que significa Botánica Taxonómica Neotropical”. 

Este postgrado, que coordina la Dra. Rebeca Luque, ya lleva tres cohortes de estudiantes, va en aumento en cuanto al número de sus integrantes y ha realizado una gama de investigaciones en las áreas de la Briología, la Florística y la Paleo Botánica (estudia los restos de vegetales que vivieron en el pasado).

En la búsqueda del cacao merideño

Al igual que el proyecto SELVA, los investigadores Yelitza León y Juan Gaviria, se han abocado a desarrollar un trabajo que motive y dé pie a la recuperación del Cacao Porcelana, nativo de la región del Sur del Lago, Tucaní. Esta iniciativa lleva por nombre CAMBIOS, que quiere decir, Cacao Cultura en Ambientes Biodiversos para la Sustentabilidad, el cual también se convertirá en un proyecto PIC del CDCHT para así, a través de este programa, conseguir la intervención de instituciones públicas o privadas, que apoyen su dedicación.

La iniciativa de esta investigación, busca redescubrir el poderoso mundo del cacao que se da en esta región merideña del cual la población no está al tanto, ya que siempre se ha creído que el mejor cacao criollo venezolano es el proveniente de la región de Chuao (Edo, Aragua), pero esto se debe a que las cifras de producción son superiores a la del Cacao Porcelana, siendo esta última poco valorada como opción para el desarrollo.

Así lo explica Juan Gaviria, quien revela que la sensibilidad a las plagas que manifiesta el Cacao Porcelana propicia la sustitución de éste por tipos de cacaos con mayor resistencia a enfermedades y mejor desarrollo en el campo, pero esto no significa que tengan un mejor desempeño en su sabor ni olor. “Los cacaos de la variedad Porcelana, son menos productivos, por esto fueron reemplazados por cacaos traídos de otras regiones de menor calidad, pero más rentables económicamente sobre todo en el aspecto de cantidad”.

El investigador Juan Gaviria dijo que, “hay un esfuerzo que está haciendo una empresa venezolana que se llama “Socaoven”. Ellos mantienen una finca de cacaos criollos y le han puesto énfasis a la variedad porcelana”.

“De los cacaos criollos, el tope de calidad está representado por el cacao Porcelana, oriundo de la región de Tucaní en el estado Mérida, por lo que el mejor cacao del mundo proviene de esta zona, de este estado, no de Chuao, como muchos han pensado, aunque en un tiempo en Chuao se cultivó cacao porcelana, pero en Tucaní es en donde este cacao expresa todo su potencial”, develó Gaviria.

Dentro de este proyecto, que enmarca la recuperación del cacao Porcelana y la celebración de la primera década en que abre el Jardín Botánico para el disfrute del público, se ha creado la primera “Feria del Cacao y Chocolate”, la cual se realizará los días 27, 28 y 29 de noviembre del presente año en las instalaciones del jardín. Este evento es organizado por la Fundación del Jardín Botánico y sus respectivos integrantes, además de otros propulsores y voluntarios.

“Con esta feria buscamos mostrar un ejemplo alrededor del cacao, sobre todas las actividades educativas y culturales que se pueden organizar desde la conservación del ecosistema, porque proteger o destruir depende de la educación que se tenga. El evento está dirigido especialmente a los niños porque ellos son los que van asumir la responsabilidad en el futuro”, informó Gaviria.

En el marco de las actividades de la “Feria del Cacao y Chocolate”, se comenzará el día viernes 27 con un concierto de música barroca y con la inauguración de la exposición comercial de productos relacionados al tema. Durante el día sábado 28 se realizará un ciclo de conferencias y se dará apertura a la exposición fotográfica “Historia de un gran cacao”.

Para el día domingo 29 la invitación es para todo el público. Habrá juegos relacionados con el chocolate para el disfrute de los más pequeños y de aquellos que deseen atreverse a lanzarse por un “Tobogán del Chocolate”, aventurarse por un “Choco-túnel” o divertirse con una variedad de “Choco-juegos”.

Otra de las actividades llamativas es una demostración de alta repostería dirigida por el reconocido chef francés –significativo exponente internacional del arte culinario de la repostería- Frédéric Bau, quien dirige la Escuela del Gran Chocolate en Francia, la cual tiene filiales en países como Italia y Japón. Esta actividad está pautada para el sábado 29 en horas de la noche.

Asimismo se efectuará el lanzamiento del proyecto de los jardines satélites del valle del Río Chama. Lo que se busca es demostrar la versatilidad que tiene este valle para producir infinidad de rubros, como plátano, cambur, caña de azúcar, café, maíz, trigo, entre otros. Como lo indicó Gaviria, “esta feria es un ejemplo de lo que se piensa hacer anualmente con la variedad de vegetales que se producen en el valle del Chama”.

Relaciones botánicas con el mundo

Las relaciones de trabajo e investigación que se han forjado con otras instituciones con fines simétricos son considerables, ya que mantienen vínculos con jardines botánicos de varios rincones del mundo, como Alemania y Estados Unidos, aunque anteriormente, por un tiempo, tuvieron convenios con los jardines de Jerusalén y San Petersburgo. 

Actualmente siguen manteniendo alianzas con algunos jardines botánicos y universidades de distintos lugares de Alemania, como con la Universidad de Friburgo, la Universidad de Múnich y la Universidad de Frankfurt.

“También tenemos convenios con la Universidad de Zaragoza, España, y con varios jardines botánicos en los Estados Unidos, como con el jardín de la Universidad de Cornell y el jardín botánico “Fairchild” en Miami. En el ámbito nacional formamos parte de la red nacional de jardines botánicos”, manifiesta Gaviria.   

Con cada uno de estos logros se demuestra la valoración que ha adquirido el Centro Jardín Botánico, el cual ha comenzado el proceso para convertirse en Instituto Jardín Botánico de Mérida, lo que beneficiará el desarrollo de este ente de investigación y conservación.

“Tenemos muchísimos proyectos y el hecho de que nos convirtamos en instituto, significa que se podrán desarrollar muchos más programas y tener más personal. Es una manera de afianzar los proyectos de investigación que tiene el jardín botánico para así llevarlos a otro nivel”, concluyó Yelitza León.