El casco urbano de Mérida debe mantener su vocación universitaria

¿Dónde se va a resolver el problema de salud de los merideños si la universidad entrega, alegremente, los terrenos cuyo uso están destinados para el campus biomédico. (Foto: tomada internet)

La ULA siempre ha sido, y será, un hito que marca la planificación urbana de Mérida, dada su presencia en todas sus áreas, y siendo así, se la considera una ciudad con vocación universitaria y estudiantil

No solamente como arquitecta y urbanista, sino como ciudadana merideña, a la profesora Norma Carnevali, docente de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, le gustaría saber qué pasó y cuáles son los verdaderos resultados de la Misión Vivienda, para así conocer el real déficit habitacional  de la ciudad, dónde están ubicadas esas familias, qué tipo de vivienda necesitan, para luego poder  trabajar junto con el Estado para coadyuvar en la elaboración de una política pública sobre vivienda.

¿Por qué? Porque ahora cuando se ha creado una polémica por el cambio de uso, vía decreto presidencial, de los terrenos de la ULA en Campo de Oro y Liria para construir viviendas, y se acusa a la universidad de no querer contribuir con el desarrollo de la ciudad, conviene hacer memoria y recordar que la institución, no sólo tiene los expertos para esa materia, sino que también ha cedido terrenos en diferentes épocas para el crecimiento de la ciudad.

Por citar un caso, en los años 60 del siglo pasado, cuando Mérida tenía una escala de ciudad peatonal, la ULA cedió, mediante permuta, al Estado venezolano terrenos para la construcción de la urbanización Santa Elena, lo que generó, luego del crecimiento urbano y de equipamientos hacia la zona, la construcción del Hospital Universitario.

Carnevali es especialista en estudios ambientales y urbanos y, como tal, a inicios del 2010 fue coautora, junto con la profesora y abogada Belquis Cartay, también de la misma facultad, de un informe de 14 páginas que les solicitó el Consejo de Facultad para fijar posición, desde el punto de vista jurídico y urbanístico,  sobre el problema generado con la figura de los custodios y la Ley de Tierras Urbanas, pues ya se anunciaban los problemas que hoy la ciudad, y la universidad, está sufriendo. El mismo informe como tal, fue  una contribución de la universidad a los problemas de la ciudad. En él se concluía sobre lo inadecuado de los cambios de uso de terrenos.

Ciudad de vocación universitaria

Norma Carnevali: “La ULA no puede entregar alegremente sus terrenos porque el gobierno no tiene planes para la ampliación de la universidad en otros lugares” (Fotografía Prensa ULA)

Dice Carnevali que la ULA siempre ha sido, y será, un hito que marca la planificación urbana de Mérida, dada su presencia en todas sus áreas, y siendo así, se la considera una ciudad con vocación universitaria y estudiantil. Esa vocación universitaria tiene que estar determinada y vigente  a la hora  de planificar el uso de su suelo.

“Cuando funcionarios del gobierno dicen que hay que solucionar el problema de vivienda en Mérida, hay que preguntarse primero de cuál Mérida estamos hablando, pues ésta es una ciudad mucho más extensa cuya área metropolitana comprende  varios municipios y que está creciendo hacia otros lugares.

La Mérida pequeña, la tradicional, la que va desde Pie del Llano a Milla, la que generó precisamente la vocación universitaria, es la que precisamente cada vez más tiene problemas para satisfacer sus propias necesidades de equipamiento, y la de aquella ciudad que se está construyendo hacia zonas como San Juan y Lagunillas, y la que se está terminando de construir en Ejido, Chama y algunas zonas de Tabay”.

Argumentó que los terrenos urbanos para los equipamientos en la capital son cada vez más escasos, la misma ULA se está quedando sin terrenos para su crecimiento, por lo que se pregunta: ¿Dónde se va a resolver el problema de salud de los merideños si la universidad entrega, alegremente, los terrenos cuyo uso están destinados para el campus biomédico, el cual  será no sólo para la universidad, sino también para todos sus  habitantes e inclusive, para los tres estados andinos?

¿Si construyen viviendas en los terrenos de Campo de Oro,  dónde el gobierno nos va a construir las ampliaciones de las instalaciones hospitalarias que se necesitan, dónde nos va a ubicar a la Facultad de Odontología? Le piden a la ULA  proyectos pero,  ¿Dónde está el proyecto del gobierno de esas ampliaciones y de las otras instalaciones que van dentro del diseño universitario que va a contribuir a que la ciudad consolide la vocación universitaria y estudiantil que siempre ha tenido, y que precisamente, el mismo Estado nos ha exigido?

Señaló que hay que mirar el problema como una política pública integral donde la ULA y su Facultad de Arquitectura y Diseño puedan contribuir, como siempre lo han hecho, analizando con sus especialistas lo concerniente a vialidad, servicios públicos, transporte urbano, equipamientos, zonas recreativas, etc., todo lo cual debe estar integrado a una política pública de vivienda.

Al preguntársele sobre los señalamientos de que la ULA ha mantenido esos terrenos por décadas enmontados y sin uso, Norma Carnevali responde que  la Universidad de Los Andes crece al ritmo de quien le otorga los recursos, y ese no es otro que el Gobierno nacional. Si tenía sus proyectos es porque esos son sus terrenos, su uso ya está determinado y la necesidad la hay y no se puede cambiar de la noche a la mañana, pero obras de esa envergadura requieren de suficientes recursos que no se han otorgado, y de eso, en parte, tiene responsabilidad el mismo gobierno.