¿Quién es Fray Juan Ramos de Lora para Mérida?
“Como su primer obispo, hablar de Fray Juan Ramos de Lora es hablar de Mérida, de la Arquidiócesis, del Seminario y de la Universidad de Los Andes”.
Así lo refirió el Rector del Seminario San Buenaventura de Mérida y profesor de la Facultad de Humanidades y Educación, Pbro. Julio César León en su ponencia titulada “Fray Juan Ramos de Lora: una Diócesis, un seminario y una universidad” destacó el don de servicio y calidad humana del misionero franciscano.
En el marco de la conmemoración de los 300 años de natalicio este insigne clérigo (1722-1790), el rector León hizo referencia a que este “apóstol de Cristo vino por mandato de Dios a servir en este paraje andino y abrió el camino para insertar nuestra curiosidad en el inicio de la ciencia”.
La mística y la obediencia que marcaron su vida lo llevó a lo que se puede calificar como “la certeza de su obra de servicio” plasmada en una Universidad con 237 años de historia en la formación de profesionales y de aportes a la humanidad./Prensa ULA/MFR.16.686
A continuación, para su completa lectura se publica la ponencia presentada en el acto del Aula Magna de la ULA, realizado este jueves 23 de junio de 2022.
Fray Juan Ramos de Lora:
una Diócesis, un Seminario y una Universidad
Feliz Jornada, estimados amigos que hoy nos acompañan en este tiempo especial dedicado a reflexión, en torno a la figura de un personaje, que solo el hecho de mencionar su nombre nos invita hacer referencia de forma inmediata a la Ciudad de Mérida, la Arquidiócesis, al seminario San Buenaventura y la Universidad de los Andes ULA, como podemos contemplar son estos signos claros y preciso de la merideñidad
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o mejor dicho el gentilicio del merideño, el personaje referido es: Don Fray Juan Ramos de Lora primer Obispo de nuestra Diócesis Mérida Maracaibo, fundador del Seminario que dio origen de la Universidad de los Andes.
Hace treinta años veía la luz de la pluma de nuestro “Cardenal Baltazar Porras Cardozo” un texto titulado El Ciclo vital de Fray Juan Ramos de Lora, el cual es considerado una fuente eclesiástica que nos aproxima de forma muy bien documentada, al ciclo vital de un Apóstol de Cristo que vino por mandato divino a servir a Dios, en este hermoso paraje andino y que nos abrió el camino para insertar nuestra joven ciudad al inicio de la ciencia y la virtud a partir del temor de Dios, como reza el lema de Nuestra casa de estudio.
Es posible que se haya escrito mucho sobre la vida de Fray Juan Ramos de Lora, pero no hay una biografía exhaustiva de lo que fue su ubicación en el tiempo. La obra del Cardenal Porras Cardozo, acota, que la mayoría de datos qué se conservan escritos son los que hacen referencia a su Estancia aquí en Mérida, muy poco se sabe sobre el período en Andalucía y en México
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. Con esta reflexión no se tiene la intensión de elaborar una nueva biografía de Fray Juan Ramos de Lora, sino más bien es abrir un espacio breve para dedicar estas contas líneas en memoria de una de las facetas que quizás poco se haya escrito sobre la vida de la Iglesia católica aquí en Mérida, sobre Mons. Fray Juan Ramos de Lora primer Obispo de Nuestra Diócesis, con énfasis en su espiritual.
Por esta razón quisiera comenzar esbozando algunos elemento generales del carisma franciscano que acompañó a nuestro Obispo fundador este es el primer elemento que traigo para esta reflexión partiendo de los testimonios escritos conservados de Fray Juan Ramos de Lora y de sus frases identificar los elementos que le llevó a vivir su vida de fe y entrega que marcó su labor en nuestra tierra y los que influyó en Fray Juan Ramos de Lora para llegar a convertirse en pilar fundamental de la constitución de nuestra Arquidiócesis de Mérida, fundador del seminario y el origen de la Universidad de los Andes nuestra máxima casa de formación de la cual nos sentimos orgullosos todos nosotros.
Una vida
Al momento de encontrarnos recodando el tercer centenario del nacimiento de Fray Juan Ramos de Lora, esta celebración tiene un notable significado y resulta de gran importancia, hacer mención al origen y procedencia de tan insigne prócer de nuestra tierra merideña. Su nacimiento tuvo lugar en Villafranca el 23 de junio de 1722. Venía de una familia de agricultores con una condición económica estable lo cual permitió que el hijo tuviese una educación adecuada, que lo prepararía para ejercer su futuro ministerio por nuestras tierras.
De sus primeros años no tenemos noticias. Ingresó como hermano del coro con posibilidades de acceder a una formación más especializada ya que sabía leer, escribir entre otros. Adquirió un formación escolástica y teológica gracias a la formación recibida en el convento de San Antonio de Padua, Sevilla España. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de septiembre de 1746, a los 24 años de edad por manos del Obispo Auxiliar de Sevilla D. Domingo Rivera. Luego de dos años largos por su tierra natal zarpa hacia América a cumplir con su misión como miembro de OFM y le lleva como destino a tierras mexicanas. En las tareas misioneras permaneció 16 años. Convivió con las tribus autóctonas de Sierra Gorda y Santiago de Jalpan. Luego viajó a la Baja California durante cinco años [1767-1772], para atender las misiones de los conventos y colegios de Nueva España.
Por disposición papal, fue elegido como Obispo para viajar a Mérida y Maracaibo de la Provincia de Venezuela recién elegida diócesis. La loable labor desarrollada en México tal vez fue signo de sus cualidades pastorales, para ser considerado elegible como Obispo en Sur América. Su designación como primer Obispo de Mérida y segundo de Venezuela, fue por la Bula del 17 de febrero de 1778, y luego fue ratificado por el rey Carlos III el 31 de agosto de 1780, su consagración episcopal fue el 22 de junio 1783 de manos del Sr Arzobispo de México Don Alonso Núñez de Haro y Peralta, en la capilla del Palacio Arzobispal de Tacubaya
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de este hecho hoy se cumple 239 años de su consagración y es el mismo año del nacimiento del Libertador Simón Bolívar. Su llegada a Maracaibo el 16 de marzo de 1784, donde permaneció casi un año debido a quebrantos de salud. Finalmente, el 26 de febrero de 1785 pisó las tierras de ciudad serrana de Mérida. Un mes y tres días más tarde, el 29 de marzo de 1785, fundó la Casa de Formación sacerdotal, que dio origen al Seminario de Mérida y la Universidad de los Andes.
Al nuevo Obispo le urgía la organización de la diócesis y la formación de los sacerdotes la cual no era la más idónea, por ello la premura de la fundación de una casa de educación, por ellos Mons. Fray Juan Ramos de Lora actuando por cuenta propia y con mucha sutileza, el 29 de marzo del 1785, promulgó unas constituciones y gestionó como sede temporal el Convento de los Padres Franciscanos, que estaba desocupado. Al inicio, este instituto llegó a contar en sus aulas 42 estudiantes como se desprende de la misiva que el Obispo dirigió al Rey de España, con la finalidad de proceder a la construcción del edificio, el Obispo en carta con fecha 21 de abril de 1787 solicitó al Rey la correspondiente autorización, que le fue concedida según cédula real con fecha 20 de marzo de 1789. Luego con esta cédula real también se autorizó al Seminario de San Buenaventura con todos requerimientos necesarios propios de los Seminarios Conciliares. El Obispo además solicitó la correspondiente licencia para dictar las materias de Derecho Canónigo y Real, Teología y otras que pudiesen promulgarse. Las peticiones planteadas por el señor Obispo fueron concedidas, de manera que, para mediados del año de 1790, el edificio estuvo concluido. Muere el 9 de noviembre 1790 a la 6:45 am en la ciudad de Mérida, su primer Obispo, el organizador de la nueva Jurisdicción eclesiástica, el fundador del Colegio Seminario San Buenaventura de Mérida que es origen de la Máxima casa de Estudios de los Andes Venezolanos y referente Académico de toda Venezuela en el mundo.
No fue nada fácil el ejercicio de su ministerio; al obispo Ramos de Lora le correspondió situaciones tan complejas que lo llevaron afrontar, problemas graves de salud desde su llega a la Diócesis por Maracaibo; la situación difícil de los sacerdotes referente al ejercicio del ministerio y la cura de almas; el menguado números de presbíteros ordenados, los problemas con las autoridades civiles, los vacíos de una formación académica reglada y reconocida, para la población y el mismo clero, problemas con la jurisdicción eclesiástica de Pamplona, un litigio que se prolongó en el tiempo y significó un desgaste a causa de los límites territoriales. Por otro lado, la misma situación de abandono encontrada a su llegada a Mérida, expresada en pésima preparación del clero, abandono del área rural con una concentración de los sacerdotes en el área urbana, aunado a la distancia que lo separaba del obispado de Caracas; es evidente que no fue nada fácil asumir medidas como la reforma de la constitución del presbiterio existente y el establecimiento de un Seminario y un Colegio Tridentino, destinados a la formación de nuevos sacerdotes, en medio de esta realidad. Por ello la identidad merideña nos obliga hacer referencia a este gran personaje que tan sólo con cinco años y medio entre nosotros, gracias la divina providencia fundó las bases de una sólida Iglesia en medio de estas montañas andinas.
Carisma franciscano
Podemos preguntarnos ¿Dónde sacó este hombre tan alta fortaleza que le llevó en tan poco tiempo cimentar la bases de lo que somos hoy, como ciudad, Diócesis y tener la tradición académica por excelencia de la cual gozamos? La respuesta es muy sencilla: fue un hombre de Dios, enamorado de su vocación de entrega y servicio, dotado de un carisma de caridad y desprendimiento, una forma de vida, el carisma franciscano.
Uno de los medios más objetivos para estudiar el carisma franciscano, yace en la regla de la orden. Esta, ha sido desde siempre el exclusivo punto de referencia a la hora de entenderse y proyectarse el franciscanismo. Además, la regla se dirige a la vida concreta de los Hermanos Menores de todos los tiempos y quiere animarlos integralmente del espíritu del Evangelio e insertarlos en la vida de la Iglesia. El fundamento de este estilo vida, se halla descrito particularmente en el primer capítulo de la regla franciscana.
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“La regla y vida de los hermanos menores es esta: observar el santo evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad. El hermano Francisco promete obediencia y reverencia al señor papa Honorio y a sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia Romana. Y los demás hermanos están obligados a obedecer al hermano francisco y a sus sucesores”
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Su calidad jurídica de ley fundamental le permite constituirse como exclusiva portadora del carisma de san Francisco hasta el punto de ser capaz, por sí sola, de dar fundamento a esa amplia organización de movimientos originarios del carisma. Un segundo fundamento, tiene lugar en la vida de los hermanos, que además de calcada en la forma evangélica, debe igualmente estar siempre e incondicionalmente injertada, mediante la obediencia fiel, en la vida de la Iglesia.
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Por otra parte, las constituciones como actualización y simplificación de la regla, resalta que; el ideal del bienaventurado Francisco y de los hermanos es vivir y testimoniar el santo Evangelio en comunión fraterna, minoridad, obediencia, sin nada propio y castidad. Movidos por el Espíritu Santo, los hermanos trabajan, conforme al espíritu del carisma, en los campos de la evangelización, la teología, la cultura y el servicio a la humanidad. También están atentos al contexto, los cambios históricos, sociales y culturales, con nuevas formas de presencia y testimonio. En conclusión, los hermanos con la profesión de los votos en este carisma de vida religiosa, están llamados a buscar la presencia del “altísimo, omnipotente, buen señor”, en la oración, en la misión, las relaciones humanas, en las diferentes culturas y en la creación.
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Espiritualidad de un siervo de Dios (mística de un servidor de Dios)
Hablar de Mons. Fray Juan Ramos de Lora desde una espiritualidad no podemos encontrar ningún documento que nos indique cuales fueron sus palabras para referirse a dicho tema. Lo que, si podemos tener la certeza por su obra, el servicio y misión de entrega a Dios por medio de su ministerio, se le puede considerar, un ciudadano, un cristiano, un hijo de Dios dispuesto a dejar que la voluntad de Dios se haga en medio de su vida. Quisiera revisar algunas de sus expresiones que nos darán una breve impresión que fue su vida espiritual por medio de sus palabras ante su nombramiento como Obispo de Mérida. La primero que quisiera revisar son las palabras ante por su designación ante la carta recibida desde Madrid:
“ solo debo manifestar a Vuestra Excelencia que desde que por la Divina gracia, acepté su vocación en el instituto seráfica sagrada orden, me resigné a no tener voluntad propia, rindiéndola a Dios y a mis superiores que lo representa; y siéndolo tan inmediato y principal Nuestro Católico Soberano, como que me falta libertad y albedrío para resistir, lo que conozco que no podré por mi desempeñar; no puedo hacer otra cosa que sacrificarme a la obediencia, confiando que aquella misma gracia divina que movió la promoción, ayudará mi debilidad para el correspondiente desempeño en tan altas obligaciones…”
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Estas corta líneas que recoge la obra de Mons. Porras Cardozo “El Ciclo vital de Fray Juan Ramos de Lora”, permiten contemplar de forma clara y precisa la alegría del Obispo electo por tan gran designación y como buen siervo de Dios entregado al servicio de Dios y del bien de las almas su disponibilidad y entrega generosa al estilo de María y muchos Santo, que reconociendo su humanidad no objetaron dada a la voluntad Divina manifiesta en la acción de sus superiores, la cual, les invitaba servir de lleno al Señor mediante tan alta dignidad y sacrificio por el bien del pueblo de Dios. De igual forma, la obediencia y el sacrificio son dos elementos que no deben verse por separado, sino que a su vez implican una donación total a la voluntad de Dios.
La segunda palabra, está enmarcada en la primera carta pastoral dotada de varias disposiciones: en primer lugar, informa sobre las razones por la cual se funda la diócesis, en segundo lugar, manifiesta cuales son lo limites de la nueva diócesis que se desprende la diócesis de Caracas y dependiendo de Santa Fe y Santo Domingo, a nivel civil y eclesiásticamente. En tercer lugar, es un llamando a dar gracias Dios y esforzarse a cooperar en el trabajo pastoral y el cuidado de las almas, en cuarto lugar, les hace una llamado a los clérigos en la organización de las parroquias y la administración de los sacramentos, por último, finaliza su exhortación dando gracias a Dios por todo el gobierno pastoral. Todo ello es signo de su preocupación y su entrega por el celo pastoral y el cuidado de las almas a él encomendado, que le llevó a una entrega generosa en el servicio.
Es conveniente mencionar su gran preocupación por la ciencia sagrada, Mérida desde sus orígenes había tenido una vocación para el estudio
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muestra de ello la gran cantidad de frailes y conventos con que ha contado la ciudad; en 1567 los dominicos fundan el colegio San Vicente de Ferrer, el 1591 llegan los agustinos, a inicios del s. XVII se funda el convento de los franciscanos, en 1651 el convento de las clarisas y el 1628 el colegio San Francisco Javier de los Jesuitas hasta su expulsión1767, este fue un duro golpe para la ciudad y en medio de este ambiente difícil inicia su ministerio Fray Juan Ramos de Lora. Su poco clero, la necesidad de estudios avanzados, la distancia de Caracas y Bogotá para cursar estudios, gestaron la idea de fundar cuanto antes un colegio Seminario según las exigencias del Tridentino.
Por otro lado, fue muy fuerte la situación con la autoridad tanto de Maracaibo como de Mérida le lleva a tomar la determinación de no salir por un tiempo de su casa por temor a represalias, sin embargo, no llegó a ser más que una guerra de papeles, que le llevó a poner a prueba las virtudes de la paciencia, el sacrificio y la humildad, para afrontar los padecimientos con mucha fe, como consecuencias del anuncio de Evangelio y la entrega generosa.
Por ello, es importante aprovechar esta oportunidad para dar gracias a Dios en este día como dice el salmo 117 que rezamos en muerto salterio “este es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo dad gracias al Señor porque es bueno porque es eterna su misericordia ¡Aleluya, Aleluya” Ciertamente estamos alegres por lo grande que ha sido Dios con todos nosotros, con nuestra tierra; sin la aceptación del designio divino de la elección de Fray Juan Ramos de Lora como primer Obispo no era posible nuestra trayectoria histórica como Diócesis, tampoco que el Seminario San Buenaventura fuera la primigenia casa de Formación de Occidente y madre de la UNIVERSIDAD DE LOS ANDES, orgullo de nuestra tierra. Muchas gracias.
P. Julio César León Valero
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Cfr Valbuena Gómez Jóvito, Merideñidad: en Revista Geográfica Venezolana ULA, vol. 59, núm. 2, pp. 466-475, 2018
[2]
Cfr. Porras Cardozo Baltazar, Ciclo vital de Fray Juan Ramos de Lora, Ediciones del Rectorado, Mérida, 1992, p.11
[4]
Directorio franciscano estudios sobre los escritos de san francisco y de santa clara de asís. El carisma de francisco de asís. comentario a la regla bulada de 1223 por Julio Micó, OFMCap.
[6]
Directorio franciscano estudios sobre los escritos de san francisco y de santa clara de asís características y espiritualidad de la regla franciscana por Kajetan Esser, OFM.