Por la Universidad de Los Andes, han pasado desde hace 225 años, la energía, brillo y valentía de miles de jóvenes  que han marcado de una u otra forma, el destino de  Venezuela. Este 12 de febrero  celebramos en Venezuela el día de la juventud, en honor y memoria de la gesta patriótica que, en 1814, libró un puñado de jóvenes que decidieron luchar en nombre de la libertad para su país. Esa energía valerosa de quienes se niegan a vivir oprimidos se ha heredado y es de gran importancia para la preservación de los valores que hacen posible la democracia.

“Nuestros jóvenes han demostrado en estos años una extraordinaria disposición a tomar el futuro en sus propias manos con la determinación de los héroes de aquella Batalla de La Victoria y con un nivel de madurez realmente impresionante, demostrando con hechos que el futuro de Venezuela es realmente prometedor por el compromiso presente de sus jóvenes” dijo el rector Mario Bonucci, a propósito de la conmemoración de esta fecha.

Refirió que la juventud también es una etapa complicada para el ser humano porque se es vulnerable  al adoctrinamiento ciego con ideas que venden paraísos terrenales. Son esas utopías que en la realidad han demostrado unos niveles de represión y atraso ya superados por la historia. Por eso –señaló- el joven debe siempre estar abierto a la adquisición de nuevos conocimientos, a dudar y  a hacerse constantemente preguntas para no caer en el dogmatismo estéril.

“Afortunadamente,  a los jóvenes de hoy les separa una barrera menor con la generación de sus padres que las distancias que había entre nosotros, lo jóvenes adultos, con los nuestros cuando pasamos por esa crucial etapa” señaló.
Argumentó que esta nueva realidad,  hace que fluya de manera más natural las relaciones intergeneracionales y todos se nutran de ese hermoso intercambio.

Por eso, destacó que el día de la juventud es el día también de la Universidad y su razón de ser, porque la más hermosa misión es la formación de las próximas generaciones en cuyas manos estarán las soluciones a los problemas que enfrenta esta  sociedad.  El rector extendió en nombre de toda la ilustre Universidad de Los Andes y de la generación de sus padres, un gran abrazo a los jóvenes que con su presencia y voluntad regalan el más potente mensaje de esperanza.