El Vicerrectorado Académico hace un llamado a la calma y la cordura, dentro y fuera de la Universidad
En relación con los hechos de violencia que se han venido desarrollando en la ciudad de Mérida, los cuales han costado la vida de jóvenes merideños y han afectado la propiedad pública y privada, especialmente la integridad de bienes de la Universidad de Los Andes, quisiera señalar, en mi carácter de Vicerrectora Académica, mi profunda preocupación y mi rechazo en los siguientes términos:
1.- La violencia, cualquiera que sea la forma en que se ejerza, no es el camino para pronunciarse, especialmente cuando cuesta vidas humanas:
En los últimos días, hemos sido testigos de varios hechos de violencia, los cuales queremos rechazar, pues creemos que el diálogo constructivo es la verdadera forma de buscar la solución de los problemas y las diferencias. Toda forma de violencia es obviamente perjudicial, especialmente cuando atenta contra la integridad física de personas o bienes públicos y privados. Vemos con mucho pesar que la violencia cuesta la vida de jóvenes estudiantes, lo cual enluta a sus familias y a toda la comunidad merideña y universitaria.
2.- Es necesario buscar restablecer el diálogo democrático, atentar contra los bienes de la universidad es un sinsentido, pues se trata de una propiedad de todos.
Es preocupante que se esté tomando como objetivo para la violencia, los bienes de la Universidad de Los Andes; se ven afectadas las sedes de Centros de Estudiantes. Igualmente, se violentó el Decanato de FACES, cuya agresión ha costado no solo un daño físico, sino que daña la memoria de esta Facultad, mas 50 años de historia de esta parte de la comunidad ulandina se ha perdido al ser devorado por el fuego su archivo histórico. Es un sinsentido tratar de expresarse de esta manera, por el contrario, debemos hacer un esfuerzo a fin de establecer un diálogo democrático, productivo, proactivo, que conduzca a generar ideas e iniciativas conducentes a resolver las diferencias de criterio que podamos tener.
3.- Reitero: todos estamos llamados a construir la paz.
En varias oportunidades, he manifestado la necesidad de restablecer la paz, tanto dentro como fuera de la universidad. En los actuales momentos, este mensaje es más válido que nunca, la universidad no es ajena a los problemas de la sociedad y, como universitarios, estamos llamados a plantear soluciones y no a generar problemas. La violencia no es la respuesta, quienes piensen que pueden alcanzar algo a través de la generación de conflictos violentos, dentro o fuera del ámbito universitario, deben entender su error. Toda la comunidad ulandina debe rechazar este tipo de acciones y unirse a la comunidad merideña en una sola voz, para buscar que impere la razón, el debate de ideas y las soluciones pacíficas a los conflictos. Por esta razón, reitero la invitación a construir y no a destruir, a debatir ideas y no a imponer la violencia, a escuchar y no a hacer oídos sordos a los planteamientos. Construyamos la paz, con la madurez de una universidad que reúne el conocimiento necesario para alcanzar la solución a los problemas de la sociedad merideña y nacional.