CUERPOS DE SEGURIDAD ALIMENTAN ESPIRAL DE VIOLENCIA EN MÉRIDA
La mediación ante el clima de violencia, propiciada la mañana de este miércoles 9 de diciembre por el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Los Andes, Raúl Huizzi, y el profesor Guido Ochoa, docente ulandino y actual decano del Núcleo Mérida de la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (Unefa), solo ocupó horas de presunta calma en las adyacencias del Núcleo La Liria.
Lo cierto es que los constantes llamados y comunicados, hechos por las autoridades de la Universidad de Los Andes, cuya intención es que el gobierno regional, la Fiscalía y los cuerpos policiales, accionen el control de los focos de violencia que han tomado los predios de las diferentes facultades de la ULA, finalmente fueron escuchados.
No obstante, la realidad de la intervención policial, refleja alta preocupación ante los acontecimientos desarrollados la tarde (02:00 p.m.) de este miércoles, en la inmediaciones de la entrada del Núcleo Liria, de la ciudad de Mérida.
Los episodios vividos en el lugar, solo están abultando la espiral de la violencia en la ciudad, con una actuación errada de los efectivos policiales, quienes disparaban hacia el Núcleo Liria, junto a una horda de hostiles encapuchados, que arremetieron también contra la propiedad del núcleo, derribando de forma salvaje la cerca perimetral.
Se desconocen si son o no estudiantes los enfrentados en estos lugares, pero el simple hecho de que la policía, impávida, se permita la flagrante compañía de encapuchados que portaban piedras, botellas y demás objetos contundente, para arremeter contra otro grupo que se había internado en el Núcleo de la Liria, dice mucho de la intencionalidad de no querer atacar el problema de fondo, que es la violencia en todo su contexto.
Las gráficas permiten a la ciudadanía merideña y del país hacerse su propio criterio, sobre el desamparo que viven las familias merideñas ante la arremetida diaria de estos grupos violentos.
El rol del piquete policial apostado en la Avenida Las Américas, es prevenir, y de ser posible detener a quienes están gestando todo tipo de manifestación violenta, venga de donde provenga. Nunca debe favorecer a ningún lado, pues de lo contrario lo que alimenta es la hostilidad entre estos grupos y fomenta el caos en la ciudad. Una policía profesional no actúa de esta manera. La Fiscalía debe intervenir este cuerpo, la Defensora del Pueblo debe intervenir, el gobernador está obligado a revisar este cuerpo y la forma como está siendo dirigido.
En medio de esta anarquía, la impunidad sale fortalecida bajo un clima de violencia que está azotando a todo el país. Más aún, con estas actitudes de complicidad que dejan muy mal parada a nuestra policía merideña, donde se sabe también hay hombres y mujeres valiosos.