EL GOBIERNO NECESITA DE LA OPOSICION PARA ENFRENTAR LA SEVERA CRISIS

Las elecciones parlamentarias de septiembre del año 2010, están planteadas como un hecho crucial para el gobierno y la oposición, la campaña ya comenzó. No obstante esta campaña se ha visto distorsionada por elementos que no están estrictamente vinculados con lo electoral.

Por una parte, todos y cada uno de los venezolanos, sin distinción alguna, experimentamos en carne propia y a diario, los problemas de orden interno, que además se han incrementado. Para asombro de los investigadores de la realidad social venezolana, el problema de la inseguridad ha sido desplazado en la mente y la preocupación de los connacionales, por elementos como el alto costo de la vida y la severa crisis de los servicios públicos. Ambos hechos se han constituido en la vertiente de opinión pública de estos momentos.

Una vez más sondeamos la experticia de uno de los críticos más acérrimo del curso que ha tomado la Revolución Bolivariana frente a un país cada día más destartalado en su economía, su infraestructura productiva y en los alcances de los derechos democráticos. Se trata del politólogo y profesor de la Universidad  de Los Andes, doctor Alfredo Ramos Jiménez, quien recién regresó de  un seminario internacional realizado en Ecuador, en la sede de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) el cual fue organizado por la Cátedra Andina en su cuarta edición.  Dicho seminario se denominó “El pueblo tiene la palabra: participación, consultas y democracia en los países andinos”.

A Ramos Jiménez le hicimos cinco preguntas claves para dilucidar el panorama actual de la convulsionada Venezuela, vista desde adentro y desde afuera.

¿Hasta qué punto cree usted que el gobierno reconoce desde sus adentros, que no es capaz de resolver los graves problemas de orden interno que afectan a todos los venezolanos y apela al trillado mecanismo de distracción mediante conflictos armados con Colombia y Estados Unidos?

- Eso es totalmente probable. La realidad se le ha encimado al mismo gobierno cuando sus movimiento es tratar de distraer de estos casos internos, para enfocarlo  a problemas de carácter exterior en la confrontación con Colombia y los Estados Unidos. Con esto, verdad, sólo vemos incertidumbre sobre la durabilidad del régimen.
Frente a esta realidad interna vemos a un gobierno que no se moviliza para resolverlos, sino que pretende movilizar la preocupación de los venezolanos hacia estos conflicto externos, cosa que no le ha resultado para nada.

¿Está el gobierno en capacidad de resolver solo, todas las penurias volcadas a la vida nacional por la inoperancia gubernamental?
-Estas crisis no es un problema solo del gobierno. Estoy absolutamente convencido de que el gobierno nunca podría resolver la crisis interna sin el concurso de la oposición. Ahí radica el craso error del gobierno de Chávez. Esta gran lista de problemas que crecen amerita un diálogo urgente, una discusión inmediata con los factores de la oposición.
Ahora, si trasladamos dichos problemas al plano electoral, ahí el gobierno está plagado al igual que la misma oposición. En el caso de la oposición, este asunto electoral se torna conflictivo al no contar con partidos lo suficientemente fuertes. Y es que ni siquiera el gobierno tiene un partido fuerte o monolítico.

¿Cómo calibra usted la consagración para el gobierno de la Nueva Ley de Procesos Electorales?
-La intención del gobierno con esta Ley fue la de imponer la mayoría en detrimento de las minorías, afectando la proporcionalidad que es un mandato constitucional. Es cierto que un voto mayoritario pudiera favorecerle, pero pasó por alto que en aquellos estados con mayor población, de acuerdo con los resultados de las elecciones regionales, vemos mayoría de la oposición.
En el caso de los partidos minoritarios que le han aportados cuadros al estamento gubernamental, se han visto maltratados por esta ley y quedarán borrados sin representación parlamentaria.

¿De su reciente contacto en el exterior con pensadores de la política latinoamericana, cuáles son las impresiones recogidas por usted sobre el proceso político venezolano?
-Lo que mayormente conversamos es que en la lucha de Hugo Chávez por alcanzar notoriedad y liderazgo continental, ha sido vencido abiertamente por el presidente de Brasil Ignacio Lula da Silva. El puntillazo contra Chávez y los países que le siguieron en el Alba, fue dado  tras la actuación en el caso de Honduras.
No obstante Lula no ha asumido ese liderazgo de manera completa, pues le ha dado preferencia a los asuntos de intereses económicos y ha dejado de lado los asuntos políticos. Lula preserva los intereses económicos de Brasil, pero a la hora de emitir opinión sobre las libertades públicas y la no vigencia del estado de derecho en algunos de nuestros países, entonces voltea la mirada hacia otro lado.
Creo que en este sentido, al obviar el aspecto político, Lula está perdiendo una gran oportunidad de convertir a Brasil en una subpotencia que pueda ser realmente garante de las democracias en nuestros países.

¿El chavismo dejó de ser exportable o sólo era comprado por los líderes y pequeños grupos reaccionarios de otros países de la región?
La experiencia del chavismo en Venezuela no es exportable, porque simplemente este experimento bolivariano, tal y como lo defino en uno de mis libros, se basó en la administración de recursos. La reciente intervención de intenciones bélicas, en algunos casos desproporcionadas como en Honduras, le terminó de aislar, e incluso ya es visto con sospecha por la poblaciones y sectores muy activos de la región andina. El liderazgo que se propuso Chávez realmente está muy disminuido.

País blindado

Para Ramos Jiménez, estos llamados a prepararse para la guerra que anunció el presidente Chávez, no son más que reacciones para tratar de oxigenarse en la relación de fuerzas. Igual vemos a un Rafael Correa  aislado y cada día perdiendo más apoyo de los muchos que tuvo en Ecuador. En Bolivia, Evo Morales también está en igual transición de desplome.
Aseveró que la fuerza de estos gobiernos radica en la debilidad de los partidos políticos. Curiosamente, Chávez y el Alba no pudieron entrar en Honduras, por la fortaleza de los partidos políticos de ese pequeño país centroamericano, sumado la independencia de las instituciones y los poderes públicos.

En el caso de Venezuela, lograr la reconstitución de una oposición de mayor accionar radica en la revalorización y refundación de los partidos. Pensar en nuevas generaciones para el relevo de la conducción política es prioritario. Insiste Ramos Jiménez en que  las candidaturas de la oposición, de cara a las elecciones del 2010, debe haber una combinación de gente con experiencia y gente nueva capacitada. El nuevo parlamento, no será monocolor, ni dócil para Chávez, tal como es el actual. Ramos augura un escenario de dura confrontación por lo que se requiere experiencia y renovación,  antecedida de un ejercicio de unidad notable.

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