EN PELIGRO SALUD DE 250 ESTUDIANTES DEL LABORATORIO DE MÁQUINAS ELÉCTRICAS
El Laboratorio de Máquinas Eléctricas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Los Andes, fue construido en la década de 1970, como un espacio provisional de enseñanza de las máquinas eléctricas de variadas características. Equipado con varias máquinas convencionales y 14 puestos móviles de trabajo LAB VOLT, desde entonces y hasta ahora ha servido como espacio para el dictado de las asignaturas: Laboratorio de Máquinas Eléctricas I, Laboratorio de Máquinas Eléctricas II, Laboratorio de Control de Motores Eléctricos, Elementos de Ingeniería Eléctrica (Escuela de Mecánica).
Durante toda su vida útil (más de 35 años), ha sido un factor fundamental en la formación de al menos 10 mil profesionales egresados de las Escuelas de Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Mecánica.
También ha sido un espacio fundamental para muchas investigaciones desarrolladas en las áreas de Máquinas Eléctricas y Electrónica de Potencia.
Actualmente atiende una matrícula anual de aproximadamente 250 estudiantes, tomando en cuenta que las asignaturas dictadas en este laboratorio son obligatorias dentro del pensum de estudios.
Riesgos bajo techo
Pese a este récord positivo, la estructura de este laboratorio confronta severas fallas y alto riesgos para quienes imparten y reciben el conocimiento.
Este lunes 26 de octubre, el Consejo Universitario de la ULA, otorgó un derecho de palabra al profesor José Gregorio Contreras, quien funge como jefe de este laboratorio de máquinas.
En su intervención, el docente ofreció un compendio de preocupaciones sobre la situación de dicho laboratorio y la urgente necesidad de hacerle frente con soluciones inmediatas.
Detalló que entre las principales deficiencias estructurales del laboratorio de máquinas eléctricas está el techo -el cual es de asbesto- el sistema de drenaje de aguas de lluvia en el techo presenta mal funcionamiento y la estructura de techo falso (cielo raso) se encuentra deteriorada e incompleta, pues le falta aproximadamente 40 por ciento de las molduras.
“La situación se agrava cuando caen los torrenciales aguaceros. El agua desborda los canales de drenaje, penetra el maltrecho cielo raso y cae sobre los equipos. Las tuberías de descargas de aguas lluviales fueron colocadas de manera improvisada. Las áreas de estudios y prácticas quedan inundadas con el severo riesgo de descargas eléctricas”.
Asbesto venenoso
En su exposición, el profesor Contreras destacó también, el peligro que corren los usuarios de este laboratorio cuyo techo es de asbesto. El asbesto es el nombre genérico de un grupo de 6 minerales (amosita, crisolita, tremolita, actinolita, antofilita y crocidolita) esta compuesto por fibras que se pueden quebrar en partículas microscópicas las cuales son fuertes y resistentes al calor y a las sustancias químicas.
Clínicamente, está comprobado que este material genera degradación en la salud de las personas expuestas bajo su resguardo. La asbestosis es una enfermedad cuyos síntomas aparecen de forma tardía (10 a 15 años). La personas expuestas suele presentar fatiga al esfuerzo, dificultad al respirar, tos, dolor u opresión en el pecho, adelgazamiento y pérdida del apetito.
Se ha comprobado que este tipo de paneles se degradan con el tiempo, liberando fibras microscópicas al aire y agua, las cuales pueden ser inhaladas o ingeridas, penetrando en las vías respiratorias y digestivas.
Adicionalmente, por su avanzado estado de deterioro, es necesario hacer mantenimiento periódico al sistema de drenaje del techo, lo que lleva a que se manipulen los paneles de asbesto aumentando en gran medida el riesgo de contaminación.
En este sentido, expresó que se debe remover este techo, apelando a las estrictas normas y procedimientos, claramente tipificados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que refiere a la Ley de Sustancias, Materiales y Desechos Peligrosos.
Igualmente dijo que, dada la alta peligrosidad del asbesto, se deben respetar los protocolos de remoción, adecuación del desecho, transporte, tiempo de almacenaje, disposición final y saneamiento del lugar intervenido.
“Es importante acordonar el área de trabajo de remoción y sobre todo, no permitir que este asbesto tenga otro uso, ni recuperación de ningún tipo”, dijo.
Shock eléctrico
Luego de una serie de inspecciones realizadas, el Departamento de Higiene y Seguridad Laboral de la Universidad de Los Andes, emitió un informe en el que certificó la situación en la que se encuentra el Laboratorio de Máquinas Eléctricas.
Las recomendaciones no se hicieron esperar. En este sentido, comunicaron la necesidad de instalar deshumificadores que disminuyan el porcentaje de humedad, solicitaron a Ingeniería y Mantenimiento, evaluar alternativas para la eliminación del techo de asbesto y el cielo raso, los cuales son altamente combustibles.
Asimismo exhortaron a las autoridades de la Facultad de Ingeniería y la Escuela de Eléctrica a realizar las gestiones necesarias para garantizar la seguridad laboral en estos espacios.
Discusión en CU
Tras la ponencia del profesor José Contreras, los consejeros del CU abundaron en la data de este problema, las dificultades presupuestarias para afrontarlo y en el compromiso para resolverlo.
El acuerdo final condujo al vicerrector administrativo, Manuel Aranguren, a solicitar lo antes posible, ante la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu), una suma cercana a los 600 mil bolívares para cumplir con la sustitución del techo del laboratorio afectado.
La factible aprobación del monto, ha de pasar primero por la supervisión de un técnico de la Opsu, quien deberá presentarse en Mérida para constatar la gravedad del caso y levantar el informe pertinente. (CNP: 5.982)