ENSEÑAN TÉCNICAS DE ACABADOS SUPERFICIALES EN LABORATORIO MODELO DE LA ULA

Veintitrés tipos de acabados superficiales se pueden realizar  en el laboratorio homónimo ubicado en los Talleres de Producción de la Escuela de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura y Diseño. Es el único sitio en el país donde, en un mismo espacio, además reducido, se pueden aplicar varios tipos de esta tecnología fundamental para la industria. Lo mejor de todo es que la mayoría de los instrumentos que se utilizan son producto del reciclaje.

“Aquí enseñamos que las cosas no se botan. Se reinventan y se utilizan”, explica satisfecho el profesor Luis Nerey Carvajal, coordinador de este laboratorio, cuando muestra cómo convirtió los baldes de plástico de hacer queso que se utilizan y desechan en Lácteos Santa Rosa, en recipientes para los diferentes químicos usados en los procesos de ionizado, pavonado, esmaltado, y otro tipo de acabados. Viejas sillas, ventiladores, motores de refrigeradores, estantes, cajas fuertes y vasijas varias, fueron rescatadas de los depósitos  y basureros y ahora sirven a los estudiantes de esta escuela -un promedio de 20 por semestre- para realizar sus prácticas en las materias de tecnologías y acabados superficiales, ambas a cargo de Nerey.

La noticia es que ahora los conocimientos que se pueden aprender en este Laboratorio de Acabados Superficiales  estarán al alcance de públicos más amplios, mediante el curso de “Corrosión y acabados superficiales: causas y consecuencias”, actividad académica de extensión que forma parte del ciclo de cursos que se ofertan este trimestre en los Talleres de Producción, antiguamente conocidos como los talleres artesanales de la ULA, ubicados en el sector Campo de Oro.
   
    Aporte a la industria
La técnica del acabado superficial, expuso el profesor Luis Nerey, es el tratamiento final que reciben productos y materiales, con el objetivo de garantizar una serie de cualidades que tienen que ver con su protección, resistencia a la corrosión y desgaste, su aspecto estético y, en consecuencia, su competitividad en el mercado.

Este tratamiento puede ser orgánico, inorgánico o físico-químico, dependiendo del material o producto al que se le vaya a aplicar (según un trabajo donde citan al propio Nerey como fuente en http://www.monografias.com/trabajos70/acabados-superficiales/acabados-superficiales.shtml ). 
      
No estamos concientes de esto, señaló, pero prácticamente todo lo que tocamos y usamos en nuestra vida cotidiana ha pasado, en su proceso de fabricación, por alguna técnica de acabado superficial: equipos electrodomésticos y electrónicos, llaves, tornillos, clavos,  teléfonos, bisagras, maquinarias, utensilios de plástico, ollas, vasos, utensilios de cocina, computadoras en todas sus partes, muebles, estantes y hasta armas. Lo que conocemos como baño de cromo o de oro, son ejemplos más palpables de estas técnicas.
   
“Cualquier producto que el diseñador propone no está completo hasta que no determina el tipo de acabado superficial que éste debe llevar. De allí la importancia de esta técnica en la industria. Por eso nosotros, con estos cursos de extensión, queremos llevar este tipo de conocimientos y técnicas al personal que trabaja en las pequeñas y medianas industrias regionales, que nunca han recibido este tipo de adiestramiento y formación, para que conozcan este tipo de tecnologías y aprendan cómo aplicarlas, así como a otros públicos o profesionales que quieran aprender la técnica y tener una base para su propio negocio”.
   
El primer curso sobre Corrosión y Acabados Superficiales se inicia el 17 de octubre con un cupo limitado de 10 participantes debido a problemas de espacio,  anunció Nerey, pero la meta es ampliar la participación en los cursos posteriores. Otro aspecto importante es que de esta forma, dijo, demostramos que en la ULA están las respuestas a las interrogantes y necesidades del sector productivo y empresarial de nuestra región. (CNP. 4682)

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