ULA: ÚNICA UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA CON UNA COHORTE DE 35 ESTUDIANTES SORDOS
El modelo de educación bilingüe venezolano para la enseñanza de los sordos se instauró a fines de la década de los 80. Tal modelo se divide en dos porque las materias escolares se dictan con la lengua de señas para sordos, y se adquiere en segundo lugar la lengua oficial del país. Así, según la profesora Miriam Anzola, de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes, se obvia el hecho de enseñarles la lengua escrita, lo cual significó muchos fracasos durante décadas.
El hecho de que los sordos venezolanos no recibieran orientación en cuanto al aprendizaje de la lengua escrita trajo como consecuencia, según Anzola, que se mantuvieran al margen de la cultura general y de la dinámica social, es decir, totalmente desinformados.
La profesora Miriam Anzola deduce que esto se debe a que los sordos no dominan con propiedad la lengua escrita por dos razones: primero, porque en las escuelas especiales se realizan prácticas de lectura muy pobres -los docentes se dedican a desarrollar los contenidos a través del lenguaje de señas- y, segundo, porque la sintaxis de la lengua de señas no tiene nada que ver con la gramática de la lengua oral de nuestro español venezolano.
“La lengua de señas es aglutinante, parecida al ideograma chino que, en una sola entidad, dice una idea completa. Es una lengua que no tiene conectores, con un orden gramatical distinto al del español y eso no se compagina con el código escrito que nosotros tenemos. Sumémosle a la cultura de nuestros estudiantes regulares, poco lectores, una lengua con una gramática diferente y agreguémosle un entorno deficitario, lo que obtenemos es una comunidad lingüística que no tiene acceso a la lengua escrita, por tanto, es una comunidad que se puede clasificar como ágrafa (incapaz de escribir o no sabe hacerlo)”.
¿Cuál fue la consecuencia? Que la mayoría de los sordos se graduaran de bachilleres durante muchos años, pero sin tener acceso a la universidad.
ULA RECIBE A LA COMUNIDAD SORDAMediante una resolución del Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior las universidades tienen el deber de crear mecanismos sociológicos culturales para facilitar el ingreso a las personas con discapacidad y a las comunidades minoritarias, a fin de ayudarles a transitar su escolaridad de una forma diferente, no en minusvalía ni con mayor facilidad, sino de manera diferente.
Miriam Anzola explica que durante su desempeño como directora de la Escuela de Educación de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes, se creó la Licenciatura en Comunicación y Cultura Sorda, adaptada a los requerimientos de esta población.
“Tiene el nombre de ‘cultura sorda’ porque si bien ellos son parte de una población con discapacidad, los estamos viendo como minoría, como integrantes de un grupo humano con una lengua distinta e, incluso, como etnia diferente, pues es así como están catalogados universalmente debido a que tienen costumbres, tradiciones y una forma de mirar la realidad distinta a la nuestra, desde el silencio, desde la construcción de un mundo que no pasa por lo auditivo”.
Esta licenciatura tiene actualmente 35 estudiantes, unos son de reciente egreso de la educación media, pero otros aspiraban ingresar a la universidad desde hacía mucho tiempo.
“Esta licenciatura que hemos iniciado se ha tornado cada vez más interesante porque los especialistas de distintas áreas se han dado cuenta, por ejemplo, de lo que es entender la física sin saber lo que es una onda sonora, construir la velocidad sin la posibilidad de relacionar espacio y tiempo como está descrito para los oyentes, es decir, es una ciencia desde la sordera que no existe y nosotros la estamos construyendo en la Universidad de Los Andes”.
LENGUA ESCRITA: TODO UN RETO
Los estudiantes de la Licenciatura en Comunicación y Cultura Sorda ya están cursando el sexto semestre y los docentes encargados de darles clases están conscientes de las carencias de lengua escrita que tienen estos estudiantes. “De estos 35 podemos decir que hay 10 muchachos que tienen retos auditivos y, por lo tanto, un acceso bastante favorable a la lengua escrita, es decir, que se comunican por escrito de una forma que podemos entender el texto. Por otro lado, tenemos un grupo de 10 que es poco probable que logren acceder de una manera legible a un texto, además de un grupo de 15 que tienen una lengua escrita absolutamente bizarra para el que lee español oral, pero para el que conoce la cultura sorda y conoce la forma de construir la lengua de señas, es absolutamente legible”.
Antes de graduarse y según requerimientos contemplados en el programa de estudios, los alumnos sordos deben presentar un examen de suficiencia en lengua escrita, exigencia que les hace la Universidad de Los Andes.
“Pero no es la prueba de suficiencia que se pide en la Escuela de Idiomas, sino la que es producto de su propia referencia, se trata de determinar quiénes son los sordos profundos que logran un código escrito entendible para cualquiera y todos deben llegar a ese nivel para poder egresar, esa fue una autoimposición”.
Para aquellos que no les será posible adoptar la lengua escrita, se está estudiando darles una salida intermedia, pues no es intención de la ULA formarlos como licenciados si carecen de las competencias mínimas.
“La historia que estamos escribiendo es la siguiente: esos egresados de la Escuela de Educación van a ser los nuevos maestros de sordos, porque no hay nada como un sordo de nacimiento que sabe lo que es entender todas las cosas desde su condición, que le explique a un niño sordo todos los contenidos del currículum desde su propia perspectiva. Dieciséis de ellos ya son auxiliares docentes y van a pasar a ser docentes regulares y esperamos que, como ocurre en la evolución de los grupos humanos, sean cada vez más gestores”.
En una prueba de lengua escrita decidieron mostrarles diez refranes, no sin antes explicarles cuándo se usaba un refrán y porqué. Según la profesora Anzola sólo los estudiantes sordos que son muy buenos lectores entienden el significado de “Chivo que se devuelve se desnuca”.
“Tres lograron entender el significado de este refrán y uno de ellos lo interpretó de esta manera: ‘como cuando yo quiero hacer una cosa y me arrepiento pero no debo porque entonces la próxima peor’. Eso requiere una capacidad de abstracción y estos muchachos la están desarrollando”.
Por último, Miriam Anzola aseguró que ninguna universidad latinoamericana tiene una cohorte de estudiantes sordos tan numerosa e invitó a sus colegas a desarrollar interesantes trabajos de investigación en el área de la lectura y la escritura. (Prensa ULA/CNP 6705)