Denunciar y expulsar a los violentos de la ULA determinó asamblea de Medicina
La consigna mayoritaria de la asamblea realizada este lunes 27 de marzo de 2017 en el auditorio A de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes (ULA), fue la de denunciar con nombres y apellidos a los violentos encapuchados y cómplices que, desde puertas adentro, han propiciado actos delincuenciales, destrozos, amenazas con armas a estudiantes y trabajadores, así como violación de derecho al estudio y el trabajo.
Esta facultad fue el último escenario de los consecutivos ataques del que han sido victimas, tanto estudiantes como trabajadores y la propia ciudad ante el caos y la anarquía propiciada.
La petición de las intervenciones estudiantiles estuvo signada con los anteriores argumentos. “Sabemos quiénes son” “muchos son gente de la propia universidad con complicidad de afuera” “Sabemos con antelación cómo se preparan para generar la violencia dentro de esta facultad” “Sabemos dónde trabajan” “No debe haber temor y hay que denunciarlo para que la Universidad los expulse”
La lista de intervenciones en la asamblea la inició el rector Mario Bonucci, quién detalló la escalada de violencia orquestada desde el gobierno junto a un pequeño grupo de la universidad y de la insólita inacción del gobierno regional y autoridades de seguridad de estado que han omitido sus responsabilidades contraviniendo la propia Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV).
“A toda esta gente egresada de la ULA que le hace daño sin contemplación alguna, revela que esta universidad solo los formó, pero no los educó”
La dirigencia gremial de la Asociación de Profesores y el Sindicado de Profesionales y Técnicos de la ULA -Apula y Siprula respectivamente-, apuntaron a que la crisis de la violencia está, a los ojos de los merideños, gestada desde el gobierno regional, pues la omisión de los mecanismos preventivos y de resguardo es un signo claro del daño que quieren hacerle a la ULA.
Las voces de los jubilados exhortaron a los merideños a defender a su universidad y a resaltar la precariedad a la que quieren someterla para desestabilizarla. “Es hora de salir a las calles y demostrar el amor, respeto y deseo de apoyo por esta casa de estudio”, fue una de las voces interviniente.
La dirigencia estudiantil fue más contundente al hacer señalamientos directos al gobernador del Estado Mérida y a su vez le recordaron que salió de esta alma mater. Instaron al Secretario General del Sindicato de Obreros a generar dentro de sus filas gremiales la verdad sobre la licitación y que no se siga manipulando a los obreros con posibles despidos a razón de los cambios solicitados por los estudiantes en los comedores. “Las mafias son unos pocos, el resto son obreros honestos, que no debe temer porque gozan de estabilidad laboral. A esta mafia que ya sabemos quiénes son se les acabó su tiempo y debe salir de la ULA”
Yeison Lastre, Jorge Arellano, Carlos Ramírez, Eloy Araujo determinaron la firmeza de la comunidad estudiantil de no dejarse quitar por los violentos un logro que le llevará bienestar y tranquilidad a miles de estudiantes que sufren la crisis del país. Fueron críticos en develar fallas internas por corregir en cuanto al estado físico de algunas facultades, en especial la de medicina, que son una forma de violencia contra la convivencia y la armonía ambiental para el estudio.
La concurrencia ofrendó entre vitores y aplausos la respuesta de dos jóvenes estudiantes de la facultad de medicina frente a encapuchados armados quienes por momentos expusieron sus vidas, pero que demostró la actitud de hastío frente a las bandas armadas y encapuchadas que azotan a la universidad.
Practicante todas las intervenciones apuntaron a no desmayar ante la violencia planificada desde afuera de la casa de estudio en confabulación con un pequeño factor interno, que prácticamente actuó en el asalto a los estacionamientos en época de ferias, luego a la toma y destrozos en la Facultada de Ciencias Jurídicas y Políticas (Facijup), los ataques y asedios al Núcleo Liria y La Hechicera, al igual que la barbarie inflingida a la asamblea de estudiantes, profesores y comunidad en el centro comercial de la avenida Alberto Carnevali.