2016: ANNUS HORRIBILIS (Por Lenin Guerra)

Prof. Lenin Guerra.

La expresión latina annus horribilis suele traducirse como el “año de los horrores”. Hace referencia a un año especialmente terrible y nefasto, por las razones que fueren. En Venezuela, el escritor Eduardo Blanco llama así al año 1814. Para él, fue el año terrible, el año aciago. En su hermoso libro Venezuela Heroica, describe aquel fatídico 1814 como el año de la sangre y de las pruebas, de patíbulos y asesinatos, de cadáveres insepultos y llanto desconsolado.

No era para menos. En aquel año, José Tomás Boves derrota a las tropas republicanas en dos ocasiones en La Puerta, pasando por las armas a más de tres mil patriotas. A pesar de las brillantes victorias de José Félix Rivas y Simón Bolívar en La Victoria y San Mateo, éstas se saldan con la muerte de los preclaros oficiales Vicente Campo Elías, Antonio Ricaurte y Luis María Rivas Dávila. El asedio de Valencia por parte de los realistas, se saldó con una horrible masacre de sus pobladores el 09 de julio de ese año. Ante la alarma general, Bolívar ordena a todos los pobladores de Caracas evacuar la ciudad, iniciándose la penosa emigración a oriente. En esa travesía murieron más de doce mil personas, de las veinte mil que iniciaron la marcha.

Luego del éxodo caraqueño, y en los llamados “Sucesos de Carúpano” en agosto de ese año, el propio Bolívar fue destituido y obligado a exiliarse de Venezuela. Luego de la caída de Caracas se suceden una serie de batallas perdidas todas por el Ejército Libertador. Los nombres de Urica, Aragua de Barcelona, El Salado, Los Magüeyes resonarán durante muchos años como sinónimo de derrota para la causa patriota. Y finalmente cae la Segunda República en la Quinta Batalla de Maturín, el 11 de diciembre de aquel fatídico 1814. El año de los horrores para Venezuela.

Durante mucho tiempo duró en la memoria colectiva de Venezuela los terribles sufrimientos padecidos en 1814. Evocar aquel año era rememorar un tormento inimaginable. Habrían de pasar muchas décadas para poder olvidar aquellas escenas sangrientas, aquellas angustias y miserias. Pero por mucho que transcurriese el tiempo, esa fecha siempre sería sinónimo de muerte y dolor en nuestro país.

Sin embargo, doscientos años luego de aquel espanto, diré también que el año 2016 fue un annus horribilis para todos los venezolanos. En efecto, a lo largo de estos trescientos sesenta y cinco días hemos vivido desdichas inimaginables. Nunca antes, en los últimos dos siglos, nuestro país se ha visto azotado por tal cúmulo de desgracias. Lo peor de todo es que esas tragedias no fueron a causa de la inclemencia de la naturaleza, ni por fuerzas extrañas a la Nación. Su origen radica en la incompetencia, imbecilidad y deshonestidad de la caterva de hampones que malgobiernan este país.

Este 2016 cierra con la mayor cantidad de asesinatos registrados quizá desde la Guerra Federal. Más de treinta mil venezolanos murieron violentamente a manos del hampa o de los propios cuerpos policiales. Esa cifra es verdaderamente espeluznante, considerando que nuestro país no está en guerra. La ciudadanía está indefensa frente a la delincuencia, no confía en la policía y el aparato represor del Estado está paralizado frente a este problema. Treinta mil muertos. Treinta mil hogares de luto. Treinta mil vidas segadas a causa de un gobierno corrupto e ineficiente.

Este 2016 será tristemente recordado también por la inflación más elevada. Ha sido un fenómeno jamás visto por generación alguna de venezolanos. Contemplamos con asombro cómo nuestros ahorros de toda la vida, nuestro sueldo, nuestro dinero simplemente era devorado por una escalada de precios sin igual. Nos sumimos en la miseria y la pobreza de la noche a la mañana. Dejamos de realizar actividades que en cualquier país son normales para sus habitantes. Cosas tales como ir al cine, comprar un helado, hacer un regalo a un amigo, se volvieron prohibitivas. Incluso ya no se compran cierto tipo de alimentos y se racionan otros, porque no nos alcanza la plata.

Aunado a la inflación, este año apareció el hambre en Venezuela. Cientos de familias sencillamente no tienen recursos para comer. Las personas han perdido peso de manera alarmante. Los niños están cada vez más raquíticos. Las madres han dejado de enviar a sus hijos a la escuela porque no tienen cómo proveerles una comida decente. Mientras los militares del alto gobierno se roban impunemente los recursos destinados a la producción agrícola e importación de alimentos, miles de compatriotas se van diariamente a la cama sin un bocado.

Este fue el año de la escasez de medicinas, de repuestos, de comida, de vestido. La escasez ha sido terrible para todos. Enfermarse este año era casi una condena de muerte en los casos más graves. De repente ya no tuvimos un vehículo porque no hay repuestos, no podíamos reponer una pieza de una nevera, de una maquinaría, de una computadora y se paralizó la producción o simplemente se acabó la calidad de vida que veníamos disfrutando. Ciertamente la malignidad de las políticas del gobierno nos ha sumido en una miseria abyecta.

También fue el año del fracaso de la clase dirigente opositora. Salvo contadas y honrosas excepciones, la élite supuestamente adversa al gobierno ha sido errática, entreguista y conformista. No merecen más de cuatro líneas de reflexión su inútil cobardía y total falta de visión.

Cierra este annus horribilis con un fracasado intento de sustitución monetaria. Después de dos intentos fallidos, la improvisación del gobierno en introducir un nuevo cono monetario trajo consigo muertes, saqueos y violencia. Millones de bolívares en pérdidas y un alto costo en vidas humanas gracias a un mentecato que en mala hora fue electo para ocupar la presidencia.

En las últimas horas del funesto 2016, solo les deseo una cosa a mis lectores: que el 2017 sea el año de la libertad para Venezuela. Trabajemos juntos por ello.

Prof. Lenin Eduardo Guerra 

31 de Diciembre de 2016

Departamento de Políticas Públicas 

Universidad de Los Andes-Venezuela

leninguerra@gmail.com 

Este artículo está disponible en el Twitter: @guerra_lenin

 Vea el documento original escrito por el prof Guerra.

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