Revisaron historia del libro y la lectura en semana del libro en el Táchira

En el marco de la Semana del Libro que impulsaron durante una semana los Servicios Bibliotecarios de la ULA Táchira, el profesor Víctor Varela ofreció una conferencia sobre “Ocio y sociabilidad: historia de las prácticas de la lectura moderna”, en la cual revisó la evolución de la escritura y la lectura desde sus orígenes, al tiempo de considerar que la práctica de la lectura en voz alta,  destinada a la sociabilidad y que se usó desde la antigüedad griega  se ha perdido, para pasar a una lectura introspectiva que persiste en la actualidad

Es así como al repasar la historia de la lectura y la escritura desde el tiempo de los sumerios- entre 6700 a 6500 antes de cristo-, el profesor expone que primero se desarrolló la escritura en forma pictórica que se plasmaba en tablillas de barro, sin embrago, en ese entonces “el signo ya tenía una relación de complejidad, de poder, a pesar que en esos momentos la relación entre la explicación y el entendimiento era sencilla”.

Posteriormente,  se desarrollaría el lenguaje, “que nos permite ponernos en el lugar del otro, porque para entender hay que callar y como el conocimiento da poder,  la lectura toma una dirección un poco extraña y la lectura nace como un ejercicio del conocimiento y del poder”.

Durante su exposición, el docente recordó que, “en su idealismo, Platón decía que las ideas ya existen y que nosotros ya estábamos preparados para entenderlas”, mucho antes que se desarrollaran  la lectura y la escritura (… ) y esa capacidad de lectura estuvo presente por cerca de 2.500 años”.

En la época de los griegos, afirma el profesor Varela,  la lectura y la escritura se asumen como algo para la sociabilidad y se empiezan a escribir y a leer tragedias y comedias, en ese momento “la lectura no era un asunto de introspección, la lectura era en voz alta  y era una forma de compartir entre amigos y familiares”.

En el caso de los griegos, aprecia que éstos le dan más importancia al libro que al texto, “los griegos bebían e iban leyendo, como sociedad esclavista que era la de los griegos,  tenían bastante tiempo para el ocio, que no era el tiempo para perderlo sino para reflexionar, pensar,  en donde unos pocos disfrutaban del trabajo de muchos”.

  • "Esto permitió utilizar ese tiempo de ocio para la escritura y la lectura y así se fueron desarrollando las distintas formas del pensamiento, era una búsqueda de placer espiritual que ameritaba la comprensión del otro, el libro era como otra persona,  y así se construía la alteridad. Esta forma de lectura permanece por mucho tiempo".

 

La lectura y escritura en la edad media

Durante la Edad Media, sostiene el docente,  período que “a veces se critica  porque se asocia con oscurantismo” el profesor advierte que  “ese oscurantismo no era tan así,  en los conventos en los monasterios existía el conocimiento y allí se estaba también escribiendo la historia de la lectura y la escritura”.

El profesor Varela  recuerda  a Roger Chartier quien al hablar de “el mundo como representación”  señala   la costumbre que existía en el pasado de leer en voz alta y esa costumbre de escribir para leer dio lugar a la elaboración de la ponencia, como texto de escritura,  “que era el modelo de enseñanza de la sociedad medieval en la cual el conocimiento se transmitía a través de ponencias que se escribían para leer y discutir”. Añade que este modelo de escribir ponencias para debatir se conserva en la actualidad.

Al revisar la época de la Independencia de América, en que la mayoría node personas no sabía leer, refiere que “la gente se enteraba de los acontecimientos  políticos a través de las proclamas que unos pocos leían, incluso en Europa dichas proclamas se leían en plazas públicas.”

Apunta con precisión que entre 1.500 y 1. 800 –siglos XVI y XIX-,  “se creó una especie de relación entre los que leen y los que escuchan y el presente –regalo u obsequio- que se llevaba cuando se visitaba a alguien “no era ni café ni un pan sino una lectura”.

Comenta que Humbolt   se sorprende al llegar a Caracas porque “se consideraba que los mantuanos eran iletrados” y se sorprende al ver que eran muy letrados a pesar que no había imprenta, en esa época leer era algo trascendental”.

La escritura en el Renacimiento

El profesor Varela recordó al Renacimiento como "época que nos marca tanto como la de los griegos, allí se comienza a leer para sí mismo y a escribir para otros, esto influye mucho en las letras modernas".

El Quijote, La Celestina, los relatos de caballeros estaban escritos con introducciones para ser leídas a otros en una forma de escritura interesante destinada precisamente a intercambiar con otros.

Antes del Renacimiento se leían "rollos", con textos corridos  y esto impedía la comodidad de la lectura. Incluso la Biblia fue escrita de la misma manera, "como texto corrido que era luego leído al público, también durante la época del Renacimiento, apunta  “no había punto y aparte, se escribía y leía de corrido”.

Luego surgen los códices: libros grandes con páginas escritas a mano por ambos lados de la hoja. Todo esto, recuerda,  fue en época anterior a la era de Gutenberg, mientras que con la llegada de éste y la invención de la imprenta en 1468 empieza "la revolución de los libros" con  la impresión masiva de ejemplares.

En esta época, precisa,  los editores comienzan a influir en qué deben leer las personas, se influye por intereses comerciales con los hábitos de lectura, como recuerdo de dicha época en Francia mencionó la coleccíon conocida como   “los libros azules”.

En el pasado se escribía y leía como una forma de acercarse al otro, comenta el expositor, “su representación era otra, la lectura era una parte importante de la vida cotidiana”.

Cita a Alberto Manguel  para señalar que “leer ha perdido prestigio”, al destacar  “la triste realidad” asociada con una “una crisis de la lectura”  y dice que actualmente hay dos tipos de lectura, la una que sería “como de manuales” y la otra “que es la que se ha perdido,  que es la que establece una relación íntima entre el editor, el que lee, el que escucha y el libro”.

Al evocar a este mismo autor y sus ideas en “Historia de la lectura” dice que cuando él era joven leían pocas personas y hoy día nota que “a pesar que siguen existiendo lectores, cada vez son menos y ahora se lee solo de manera introspectiva, no leemos entre amigos”.

El profesor Varela recomienda respecto a este debate que en  la academia –las universidades-, este asunto debe ser motivo de reflexión, al considerar que “debemos tener una relación de amor y de odio con la lectura”, en medio de unos “vericuetos de la subjetividad”, con nostalgia evoca que ahora, a diferencia del pasado, “los libros ya no se pueden llevar en los bolsillos, ya no leemos apoyándonos en una o dos manos, sino con el manos libres –al aludir al texto electrónico-,  y a pesar de todos estos recursos, se lee menos que antes”, apuntó.

  • - Se escribe mal, hay una degeneración de la escritura entre los estudiantes, con contadas excepciones, si se escribe menos hoy día es porque se está leyendo menos (…) desde la palabra escrita hace 5 mil años ha cambiado la manera de escribir y de leer, hoy día los conocimientos  y la tecnología nos arropan pero nosotros no nos arropamos con ella.

 

Inquietudes finales

Al dirigirse a los estudiantes y a los otros miembros del público presentes, el conferencista  quiso dejar claro que “leer es apropiarnos del conocimiento para poder desarrollar la investigación, la universidad no es solo una escuela grandota, es mucho más, la universidad nos enseña la humanización, ponerse en el lugar del otro y no se puede investigar si no se lee”.

Al mismo tiempo se preguntó ¿Qué cosa es ser un lector? Al responderse a sí mismo que para serlo “nos debemos involucrar, ser participantes activos de la historia de la lectura, de la lectura en voz alta porque esta es una forma de sociabilidad, la convivencia letrada, rescatar lo que se ha ido perdiendo”.

Recomendó además que “las reflexiones sobre la lectura deben ser continuas porque es la pérdida de un prestigio de hace 300 años, casi nadie podía hacerlo –leer-, el conocimiento da poder”,  es por  ello que “se debe prestar atención  no solo a los usos del libro sino a las formas de leer”. 

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