Dile “no” a la violencia
Situación que trasciende a nivel mundial
Hoy lamentamos los hechos de violencia, pero más lamentamos la falta de liderazgo de quienes no han sabido detener todo esto con el uso de la razón. Condenar la violencia y buscar el diálogo debe ser tarea fundamental de todos los venezolanos
Era imposible que no nos refiriéramos a un tema de tanta trascendencia en el día de hoy y el cual está en la boca no solo de los venezolanos, sino a nivel mundial, como es el de la violencia. Les diré que recuerdo a cada rato cuando repetitivamente se hace uso de ella, de una de las frases que alguien en un determinado momento utilizó en una de las reuniones semanales del Consejo Universitario: “No hay diferentes tipos de violencia, ni buena ni mala, toda es condenable y de imposible justificación”.
Bajo esta mirada, se puede palpar desde hace ya varios días, que dicho flagelo, buen término quizás que pudiera usarse para señalarla, ha tendido su cuna en el quehacer de nuestra amada tierra. Unos y otros se señalan como portadores de ella, pero ninguno es capaz de detenerla o de ofrecer soluciones ante esta situación. El discurso televisivo, sus imágenes y sus palabras y el de cualquier otro medio de información, son testigos en innumerables casos de lo que aquí afirmamos, y pareciera que con ello sus portadores se ufanaran de una razón que no se tiene, sin darse cuenta de que la están alimentando en detrimento de su misma persona y / o liderazgo que a lo largo del tiempo y en el transcurso de los días será difícil de mantener.
El resultado no hace retroceder: heridos y fallecidos muchas veces es el resultado de las deplorables actuaciones y con ello, se tiñe de sangre, de angustia y de desesperación un núcleo sagrado por naturaleza, como es el familiar. No es un juego de niños entonces lo que estamos palpando, es un juego con el cual nunca podrá estar de acuerdo ningún hijo de la patria.
“Condenar la violencia”, “decirle que no”, debe ser tarea fundamental de todos los venezolanos. No estamos ya casi para terminar conculcando el derecho que constitucionalmente nos asiste como es el de protestar y dar a conocer las cosas indeseables que ocurren, pero todo ello es condenable si se usan medios que dañen a bienes privados o públicos, y si ello es condenable aún más lo es, el que se usen las armas contra indefensos, las cuales pudiesen arrebatar la vida de los semejantes coterráneos de nuestra nación.
Una palabra aún nos queda por usar, y la cual parece estar perdida en un cesto de basura como es la del “diálogo”. Esta se perdió en el país y en vez de ella, se usa otra: “fuerza” innoble y vil, enemiga de la razón. Así, transcurre Venezuela, entre reclamos amparados por la constitución, ante una inseguridad que no fue atendida a tiempo por el estado y la cual se unió a un desabastecimiento y a una inflación ya indetenible en el tiempo.
Todo ello es claro, hijos de la violencia, y si lo cual no es reconocido, no cabe la menor duda de que tarde o temprano, la “factura” del humano aparecerá y ya será tarde para reconocerlo. Hoy entonces: lamentamos los hechos (violencia), pero más lamentamos la falta de liderazgo de quienes no han sabido detenerla con el uso de la razón.