“Condena a la violencia”

Todos debemos poner nuestro grano de arena

Profesor Manuel Aranguren, vicerrector Administrativo de la Universidad de Los Andes. Profesor Manuel Aranguren, vicerrector Administrativo de la Universidad de Los Andes.

Es la frase más significativa que tenemos que tomar en cuenta en los días venideros, además de una “operación desarme” como punto de partida para preservar la vida de todos nosotros… sin obviar una buena dosis de conversación y resolución al problema, si realmente amamos a nuestra tierra

Si alguna cosa hemos mantenido en el quehacer cotidiano, es la lectura de los diarios regionales y alguno que otro de carácter nacional. Todos estos días reseñan entre sus más importantes noticias las que reflejan una inusitada e indeseable temática llena de sucesos de corte violento a lo largo y ancho de nuestro territorio y lo que es de mayor e indeseable importancia: los que ocurren en territorio merideño.

Tanto la semana pasada como esta, sólo palpamos hechos de violencia, los cuales en teoría son condenados, pero que en la práctica ya se hacen habituales. Es conocido también, que en muchos de nuestros editoriales y en los programas televisivos, se ha tomado como tema principal, el de la violencia. Ya es de conocimiento de todos, que también en Consejo Universitario de este pasado 10 de febrero, volvió a surgir el tratamiento de la violencia como algo “estelar” para otra de esas sesiones.

Nosotros nos preguntamos ante todo esto: a) ¿Es que acaso deberíamos de resignarnos a convivir con este indeseable flagelo?; b) ¿es que acaso se agotó la vía de la conversación y las mínimas normas de convivencia en un país tan rico y de tantas bellezas naturales como el nuestro?; c) ¿o es que acaso el clima político es tan denso y espeso, que por incomprensión se aleja de la verdadera vía para resolver problemas por el camino de la democracia y se zambulle en el de la violencia?

Muchos malos ejemplos palpamos todos los días en diferentes organismos, por ejemplo, como en la Asamblea Nacional donde los problemas se han resuelto a golpes, pero ello nunca debe ser lo que deberíamos de tomar para justificar nuestras vidas y así ocurre en otros organismos de rango institucional donde el ejemplo que se da sin excepciones como para que pueda ser tomado como excusa para nuestras actuaciones, es el de la violencia.

En Mérida los enfrentamientos ya no son casuales: reclamos por inseguridad, escasez de alimentos para la dieta diaria, situación latente donde es necesario diligenciar cualquier asunto antes de las seis de la tarde, todo esto como el pan nuestro de cada día, ya que se pretende resolverlo con individuos armados en vehículos de dos ruedas, piedras contra los bienes públicos y contra nuestros semejantes, vías trancadas, cauchos incendiados y cualquier otro elemento no deseable, los cuales constituyen al parecer el mejor arma para plantear nuestros problemas.

Tan escabrosos caminos no cabe la menor duda de que no son los mejores y tampoco de que es ilógico que hoy en día en que nos ufanamos de una alta tecnología, no podamos encontrar otras vías de indiscutible humanidad y comprensión para plantear y resolver cualquier problema.

“Condena a la violencia” debe ser el eslogan a ser llevado a la práctica en los días venideros y “operación desarme” como punto para preservar la vida de todos nosotros y una buena dosis de conversación y resolución al problema pudiese llevarnos a una pronta y necesaria mejor forma de vida, porque en definitiva, no hay diversos tipos de violencia, toda debe estar sujeta a la condena de cualquier venezolano que ame a esta tierra.