¿Se puede recuperar la Reserva Forestal de Caparo?
El título de esta nota es la interrogante de muchos ambientalistas que saben de la delicada situación que viene sufriendo la reserva forestal que dio paso a la creación de la Estación Experimental de la Universidad de Los Andes (ULA) en Caparo. El estudiante de Ingeniería Forestal, en la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales de la mencionada universidad, bachiller Francisco Bravo Ruiz, destaca en un artículo de investigación que: una reserva forestal es un área de patrimonio forestal que se encuentra en tierras de dominio público y que, debido a sus características y potencialidades, están destinadas a la producción permanente de bienes forestales sin perjuicio alguno de sus funciones protectoras, recreacionales y científicas; bajo el criterio de rendimiento continuo y sostenido a través de planes de manejos”. Al respecto puede destacarse que ese trabajo de producción y protección lo ha venido ejerciendo la Universidad de Los Andes desde que recibió Caparo en comodato en 1970.
En el mismo artículo de Bravo Ruiz se señala que “La Reserva Forestal de Caparo, está ubicada al Sur-Oeste del estado Barinas y que, para facilitar su manejo, fue dividida en tres unidades. Contaba inicialmente con 174.370 ha. En la actualidad solo quedan menos de 20.000 ha. entre relictos boscosos y las 7.000 ha. de bosque que pertenecen a la Unidad Experimental de la Universidad de Los Andes (recientemente nombrada “Luis Enrique Rodríguez Poveda”), área dedicada al servicio de las actividades de investigación y docencia en el campo. El resto de la reserva, ha sido deforestada debido a los procesos de invasión agropecuaria y a los malos manejos de las concesionarias madereras de la Reserva Forestal de Caparo”.
Caparo es recuperable
Esta lamentable situación reflejada por el bachiller Bravo Ruiz en su trabajo, señala que actualmente existen alrededor de mil 200 fincas en toda la Reserva Forestal de Caparo (algunas con 150 ha) dedicadas principalmente a los monocultivos y a la ganadería. Esto no solo ha generado la pérdida de la masa boscosa, sino también la baja de la fauna que allí hacía vida.
Como propuesta, Bravo Ruiz sugiere que en estas fincas se implementen buenos sistemas agroforestales (SAF) para que los agricultores no solo puedan incrementar sus ingresos familiares sino para que también contribuyan a la regeneración de los bosques y la recuperación de la fauna. Igualmente destaca el bachiller ambientalista que cada productor destine al menos una hectárea (1 ha) para la conservación, lo que llevaría a que se recuperen mil 200 has de bosque. Para ello es necesario implementar algunos sistemas agroforestales como cercas vivas, plantaciones de árboles dispersos (ordenadamente), plantaciones bajo sombra (café, cacao) y plantaciones forestales mixtas o puras.
Vale destacar que recientemente, y mediante aprobación del Consejo Universitario, con firma del rector Mario Bonucci Rossini y a través del profesor Wilfredo Franco, coordinador de la Extensión Experimental Caparo, le fue entregado al ministro del Poder Popular para el Ambiente, Miguel Tadeo Rodríguez, una comunicación en la cual, además de explicar la situación de Caparo, se le solicita el apoyo para la consecución de recursos financieros que permitan la ejecución del proyecto denominado: “Creación de un Modelo de Desarrollo Sustentable en la Reserva Forestal Caparo”. En estos momentos tanto la Universidad de Los Andes como los habitantes ubicados en la Estación Experimental de Caparo están a la espera de una respuesta.