CARRERA DAMAS: EL GOBIERNO FRAGUA UN NUEVO SECUESTRO DE LA SOBERANIA POPULAR

El Encuentro por la Unidad y la Democracia, realizado en la ciudad de Mérida entre los días 20 y 21 de noviembre del 2009, tuvo su estocada intelectual, con un acertado mensaje de cierre por parte del notable historiador venezolano, Germán Carrera Damas.

Un repentino quebranto de salud, no le permitió su presencia, pero delegó en la persona del ex rector José Mendoza Angulo la vocería de su discurso ante los presentes en este evento de rango nacional.

En su escrito, reseñó que el  oficio de historiador le ha llevado a la comprobación de que la conciencia histórica es fundamento de la conciencia nacional; de que la conciencia nacional es fundamento de la conciencia social; y de que la conciencia social es el basamento de la conciencia política.

“Si bien el enunciado del tema es `El marco político de Venezuela en la actualidad: balance y perspectiva´, lo leo como `el presente histórico de Venezuela´. Esto significa que ubico nuestro momento en la ecuación pasado-presente-futuro con igual tiempo histórico.  Toda esta maraña conceptual se sintetiza en la noción de presente histórico, para significar el presente que está siendo”.

El ponente aseveró que es en función de este presente, como el historiador debe cumplir su deber social; y cumplirlo aun incurriendo en el riesgo de proponer escenarios que no son tan visibles como el historiador pueda pretenderlo.

Hilando visiones

En  alusión a sus artículos (“Mi voz de alerta” del 24 de junio y 5 de noviembre de 2008) envió mensajes claros vinculados por el propósito de sugerirle, a los responsables de la conducción de la opinión democrática, la conveniencia de reflexionar sobre el presente cotidiano con una visión histórica pues, al hacerlo, el trabajo de orientación podría ser más eficaz.

Planteó en sus líneas que una reflexión es la separación de los poderes públicos. Ella es la más importante de las garantías contra el retorno del absolutismo. Este último estuvo vivo en Venezuela hasta 1945. Primero en el seno de la república liberal autocrática, vigente desde 1830. Luego en el de la forma degradada de tal república que fue la dictadura liberal regionalista que ocupó casi toda la primera mitad del siglo XX.

 La otra condición es el ejercicio libre y efectivo de la soberanía popular. Es la única fuente legal y legítima del poder público republicano. La soberanía popular estuvo secuestrada desde 1828, en la fase terminal de la república de Colombia, moderna y liberal. Así permaneció en la república separatista de Venezuela hasta ser rescatada en virtud del estatuto para la elección de representantes a la Asamblea Nacional Constituyente, promulgado el 28 de marzo de 1946.

 A estos artículos, difundidos en la prensa nacional, Carrera Damas añadió este 21 de noviembre de 2009, que se está fraguando un nuevo secuestro de la soberanía popular.  Alertó que el plan de operaciones a este efecto está contenido en el denominado Proyecto Nacional Simón Bolívar: Primer Plan Socialista de la Nación. (PPSN). Dicho plan fue  proclamado como “Desarrollo Económico y Social de la Nación. 2007-2013”, y fechado en  Caracas, el  septiembre de 2007.

La lectura de las  primeras líneas de este galimático documento, le hizo confirmar al historiador las pretensiones del régimen.

 “El propósito enunciado, de refundar la Nación, se apoyará en la negación de los valores republicanos, definidos y afinados durante la segunda mitad del siglo XX, por obra de la república liberal democrática. Lo que nos lleva a la atroz conclusión de que, no pudiendo matar la Democracia, los que cometieron el `Proyecto´ quieren hacerlo matando la República”.
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Ratificó que en Venezuela ya ha sido conculcada la separación de los poderes públicos, incluso en su más directa expresión como lo es el Poder Legislativo. En esta política de zapa del ordenamiento sociopolítico republicano sobrevive, aunque mediatizada por el ejercicio absolutista del Poder Ejecutivo, -en todas sus instancias- la obligación de consultar la soberanía popular, aunque sea mediante procesos electorales montados con mañosa legalidad y desnudos de legitimidad.

La activación de un dispositivo militar-militarista permitiría dejar languidecer  el gobierno civil descentralizado y los vestigios de la administración pública constitucional, mientras éstos sirven de escudo, al poder absoluto, ante las reivindicaciones ciudadanas  impulsadas por el deterioro de las condiciones de vida y de funcionamiento social.
Así, el resultado sería demoler la estructura jurídico-política republicana conservando el cascarón, como ha sucedido en Cuba.

La sociedad  venezolana ha reafirmado, durante el presente año, su ya tenaz resistencia ante el régimen militar-militarista. Con ello ha dado pruebas de que la Democracia no sólo está viva sino que radica, definitivamente, en la sociedad misma.

La sociedad, con ello ha enviado dos mensajes. El dirigido al régimen, subraya la inutilidad de sus esfuerzos por desprestigiar la Democracia, ya sea tildándola de apátrida, ya sea enrojeciéndola y cubanizándola.

El otro mensaje, va dirigido a quienes asumen la función de dirigentes sociales y políticos, consiste en invitarles a recordar que ya no les corresponde sembrar la Democracia, como lo hicieron exitosamente durante décadas, sino sentirla crecer desde la sociedad y abrirle cauces de desempeño político soberano.   

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