Misa de Aguinaldos exhortó a no dejarse quitar la esperanza
“Ven pronto Niño Jesús y trae la esperanza” fue la petición central en la misa de aguinaldo universitaria que se efectuó en el Aula Magna de la Universidad de Los Andes, en la fría madrugada de este viernes 7 de diciembre de 2018 en la ciudad de Mérida, Venezuela, oficiada por el cardenal Baltazar Porras Cardozo.
Ya son 11 años continuos de una iniciativa que reúne a la familia universitaria y merideña, y que surgió del cruce de propuestas entre Leonardo León, Leonardo González, Mario Bonucci y el para aquel entonces arzobispo Porras Cardozo.
Hoy día, las tradiciones venezolanas se sienten con mayor fuerza en distintas ciudades y localidades del mundo. La diáspora es el elemento dramático de millones de venezolanos que han partido en búsqueda de bienestar. En estas fechas hay un proceso emocional interno revelador que expande el espíritu y los acerca mucho más a las tradiciones decembrinas de su país de origen. La natividad se convierte en ese norte que lleva a los venezolanos en el mundo a realizar misas de aguinaldo, constituir grupos de parrandas, villancicos y gaitas y a la elaboración de los platos típicos de la temporada navideña.
Sobradas razones para que estas tradiciones acerquen el pensamiento a las expectativas de paz, esperanza y pronta libertad en tierra venezolana. En su homilía, el Cardenal expresó: "...No nos dejemos robar la esperanza, la alegría, la familiaridad y la dignidad. No vendamos nuestra conciencia…”.
Destacó el privilegio de estar presente en esa misa y que ese privilegio sirva para motivar el discernimiento de servir a los otros y ser capaces de tender la mano por encima de las diferencias.
“Quienes nos quedamos en Venezuela debemos dar razón de que sí hay cosas que se pueden hacer”, dijo.
Las intervenciones finales del cierre de la misa estuvieron orientadas al esfuerzo por salvaguardar las tradiciones y enrrumbar al país que clama por la recomposición inmediata. Tras la bendición del Cardenal, la masiva asistencia de esta tradicional misa se movilizó el patio interno del Edificio del Rectorado, lugar que fue centro del típico compartir. Un caliente chocolate, as{i como un pan con queso que fueron donados por distintas casas comerciales, panaderías y dependencias agroproductivas de la ULA. Su preparación fue obra de otro gran equipo de ulandinos comprometidos y voluntarios muy celosos de los sabores típicos y con excelencia. Igualmente el ritmo muy animado de gaitas y tamboreras calentaron un ambiente lleno de fraternidad entre los presentes..
Momentos después, la tradicional recolecta de alimentos en una cesta, al igual que parte del pequeño compartir, fueron llevados al hospicio San Juan de Dios, ubicado en el casco central de la ciudad de Mérida. Obra caritativa ejemplar que también es parte de esta tradición y debe ser emulada, dada las extremas necesidades que tienen los abuelos recluidos en estos centros de atención y cuidado. (Fotos: Leo León/Danilo Figueroa)