¿Qué significa ser un docente universitario?

Fue en el año 1991 cuando se estableció el 5 de diciembre como Día del Profesor Universitario en Venezuela como una forma de vincular el espíritu docente con el regreso de la democracia, pues fue en esa fecha cuando se proclamó la Primera Ley de Universidades, que contempló la autonomía académica, electoral y administrativa, tras el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez.

Ser docente universitario va más allá del perfecto manejo de una materia, de fórmulas o técnicas, de procedimientos para el cálculo de variables o transmisor de conocimientos; ser docente universitario es ser formador de ciudadanos, es tener la habilidad para despertar la capacidad de soñar en los más jóvenes, de llevarles a entender que esta realidad no es absoluta y que puede – siempre – ser mejor.

El espíritu cuestionador inherente a la ciencia hace del docente universitario el responsable de formar el carácter en los más jóvenes, fortaleciendo sus ideas y su capacidad para defenderlas, permitiéndoles pensar libremente sin decir nunca qué o cómo pensar.

Hoy, los docentes universitarios venezolanos están inmersos en una importante gesta, víctimas del desprecio al conocimiento y a la libertad por parte de un gobierno que sabe muy bien el poder que tiene un individuo de espíritu libre.

Los docentes universitarios venezolanos son la célula básica de la mancillada autonomía universitaria, la cual vivirá siempre que las ideas de libertad sean transmitidas, sin importar cómo, cuándo o dónde.

El docente universitario toma lo más sagrado de una sociedad, sus jóvenes, en quienes reposa la esperanza del renacimiento y el crecimiento, para hacer de ellos hombres y mujeres capaces de guiar una nación desde la libertad, la igualdad y la fraternidad, con alto grado de formación profesional.

 

En este paréntesis histórico, en donde las libertades han sido menguadas con el despreciable propósito de amarrar el alma rebelde de la juventud, los docentes universitarios que día a día se esfuerzan por dar lo mejor de sí son motivo de admiración para toda la sociedad venezolana.

 

Siempre decimos que en tiempos como los actuales no hay nada que celebrar, sin embargo, la existencia de docentes dispuestos a liberar el alma y la mente de nuestros jóvenes en un país en donde el pensamiento único se ha tratado de imponer como una enfermedad inducida, sí hay razones para decirles a todos FELIZ DÍA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO, invitándoles a todos a aferrarse a sus ideas de libertad, con la mirada puesta en un futuro mejor, donde la paz, la prosperidad y el respeto vuelvan a ser regla y no excepción en el devenir de nuestra amada Venezuela.

 

Mario Bonucci Rossini

Rector

 

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