La ULA y fuerzas vivas reforzaron la solidaridad

El acompañamiento que las fuerzas vivas, factores de gobierno regional y local, asi como colegios profesionales hacen a la Universidad de Los Andes, es un acto de solidaridad que siempre ha estado vigente y sin discusión alguna. Hoy día cuando la compleja crisis de país también somete a cada uno de estos sectores productivos,  de gestiones políticas y fuerza de trabajo especializada, tienen presente siempre el origen de formación de sus hombres y mujeres; la Universidad. La reciente sesión Extraordinaria del Consejo Universitario de la Universidad de Los Andes (ULA) ratificó este compromiso y dio otra muestra fraterna para con la universidad.

El rector Mario Bonucci y la comunidad universitaria representada en el CU mostraron agradecimientos por el respaldo, -aún de aquellos que por razones muy particulares se excusaron por no poder estar presente-, lo que asegura continuar trabajando en una misma ruta por el bien de la ULA y Venezuela.

El Obispo Auxiliar del Estado Mérida, presbítero Luis Enrique Rojas, tuvo la oportunidad de abrir las intervenciones de los representantes de estas fuerzas, históricamente solidarias con la ULA.  Como portavoz del Cardenal Baltazar Porras Cardozo, supo encausar referencias de la palabra bíblica con la realidad universitaria y de país para visionar actitudes acordes a un católico comprometido.

Cesar Guillen, máximo representante de Fedecámara en el Estado Mérida, significó  en sus palabras que la crisis de la universidad venezolana tiene su origen debido a la perversa política no escrita y que busca acabar con la consciencia crítica.

Ramón Guevara, como gobernador del Estado Mérida, reiteró el sentido de conciencia sobre la trascendencia de la Universidad de Los Andes como una institución de puertas abiertas. Expresó su disposición de concretar ideas y proyectos en apoyo esta máxima casa de estudios de la región.

En su intervención, el alcalde del municipio Libertador de esta entidad, Alcides Monsalve, expresó la necesidad de actuar como una unidad monolítica ante los avances de destrucción de la universidad y de la sociedad misma.

Lo cierto es que, frente al escenario de debacle económica e hiperinflacionario, la Universidad de Los Andes requiere al menos 818 mil dólares mensuales, para poder pagar un salario a sus trabajadores y no ser catalogados como indigentes, es decir unos 15 millones de dólares anuales. La asfixia es un hecho y esto lo saben las fuerzas vivas pues, en el caso de lo aprobado por el régimen como presupuesto total para este 2021, la cifra apenas alcanza los 998 mil dólares y debe ser administrado para todo el para todo el año. ¿Qué institución universitaria podría sobrevivir  bajo este asedio sin la mano de sus cercanos aliados?

 

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