Se teme colapso de servicios básicos en la Facultad de Farmacia y Bioanálisis

Un bote de aguas negras, las continúas fluctuaciones en el servicio eléctrico, fallas en el servicio de agua, sin suministro de gas, son algunos de los obstáculos que sortean quienes hacen vida en la Facultad de Farmacia y Bioanálisis de la Universidad de Los Andes

La crisis de servicios públicos que agobia a los venezolanos azota de igual manera a los universitarios, tal es el caso de la Facultad de Farmacia y Bioanálisis, recinto a punto de colapsar por no contar con gas, agua sólo pocas horas al día, las constantes fluctuaciones en el servicio eléctrico  y un rebose de aguas negras que amenaza la salud de los más de 2 mil miembros de la comunidad universitaria que allí hacen vida.



La alerta fue encendida por el Director de la Escuela de Farmacia, profesor Robert Lobatón, quien preocupado por la situación que presenta dicho recinto universitario, teme un posible colapso de las actividades que a diario luchan por mantener.

Destacó que el  bote de aguas negras se encuentra ubicado en el estacionamiento del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (IAHULA) el cual colinda con la Facultad de Farmacia. Dicha situación ya tiene más de 3 años  y no se ha logrado que los organismos competentes solucionen  este problema de salud, de contaminación ambiental, que se ha venido agravando con el tiempo.



En este sentido, Ana Ramírez, Directora de la Escuela de Bioanálisis, explicó las graves implicaciones que puede tener el que se tengan tan cerca de las dependencias universitarias residuos fecales y que ponen en riesgo además de a la comunidad universitaria, también a los pacientes que son atendidos en el IAHULA, sin contar con las familias que viven en áreas aledañas a este sector.

“Desde el punto de vista de salud pública tenemos una fuente de contaminación con materia fecal en las adyacencias de la Facultad que además comparte ese espacio con el IAHULA, que es un hospital tipo 4 y donde se presta atención a un grueso número de personas. Actualmente no se ha presentado una epidemia como tal, pero tenemos las condiciones para que eso ocurra ya que no son solo las aguas negras, es la proliferación de insectos, además de roedores que son portadores de infecciones no sólo en el área restringida, en la facultad,  sino que trasladarán las infecciones a las zonas residenciales aledañas”, explicó la profesora Ramírez.



De igual manera, advirtió  que “la situación está latente y en cualquier momento se pueden presentar brotes o epidemias. Podemos tener enfermedades a nivel estomacal, de la piel, porque lo que sale de este bote de agua son desechos fecales”.  

El profesor Robert Lobatón aclaró que han acudido ante esta situación a la Alcaldía del municipio Libertador, la Gobernación del estado Mérida, Aguas de Mérida, y se dirigirán próximamente al Ministerio de Ecosocialismo para que realicen una inspección, por parte de Saneamiento Ambiental y se levante un informe de este problema de salud pública que se mantiene desde hace 3 años.


El edificio más cercano al bote de aguas negras es el de Microbiología y de Parasitología, donde hacen vida más de 600 estudiantes de la Escuela de Farmacia y de Bioanálisis, quienes han tenido la necesidad de suspender sus actividades, sus laboratorios, sus clases, porque los olores son insoportables a partir de  las 10 de la mañana, que calienta el sol y se evapora el río de aguas negras.

Sin gas ni agua

Además de la situación  de contaminación que enfrenta la Facultad de Farmacia y Bioanáisis, se suma a sus preocupaciones la falta de servicio de gas. Para una facultad con estas características el uso de gas es tan importante o más que el del agua, ya que muchas de sus prácticas requieren de este servicio.

Según explicó el profesor Lobatón no cuentan con servicio de gas, en el edificio central desde hace ya varias semanas, pero esta situación se ha extendido al edificio de microbiología y de parasitología, que es donde su uso es mayor, debiéndose suspender las actividades y prácticas por otra nueva razón.


“Otro de los problemas es la falta de gas también en ese mismo edificio, donde es muy necesario, ya que muchas de las prácticas que allí se dictan usan gas para los mecheros, calentar el repique de sepas, por lo que urge que se retome el suministro a este edificio, al igual que al edificio central”, dijo.

Los altos costos de la recarga de las bombonas de gas que requieren también es motivo de preocupación para quienes de una u otra forma dirigen los destinos de este recinto universitario. Ante los altos costos tanto profesores como estudiantes deben colaborar y así poder realizar las prácticas tan necesarias en estas carreras, pues no cuentan con presupuesto para estos cuantiosos incrementos que se realizan de dicho servicio.

A la situación del colapso en la distribución de agua potable en la ciudad de Mérida no escapa esta facultad ulandina, donde problemas con una de sus bombas hacen posible mantener el servicio todo el día, por lo que tienen agua por breves espacios de tiempo, a fin de limpiar las áreas y mantener un poco aseados los baños.

“Este mismo  edificio de Microbiología tiene un problema con sus bombas de agua. Desde hace tres meses una de sus bombas está dañada y la otra está presentando fallas por el uso, por lo que sólo puede entrar en funcionamiento por pocas horas al día”, dijo Lobatón.

El director de la Escuela de Farmacia, Robert Lobatón  reflexionó para finalizar señalando que "lamentablemente no escapamos de la situación país, donde las fluctuaciones continuas de luz, donde nos vemos imposibilitados de adquirir el gas, sumado a las fallas de agua, el colapso de los motores, todas estas situaciones nos preocupan, vemos como cada día nos acercamos a un colapso de la facultad, pues los servicios básicos de los que debe disponer cualquier venezolano y en este caso una facultad para poder dar clases a sus alumnos,  están fallando”.