El proyecto Marahuaka promueve la lectura y la formación de ciudadanos
“En este mundo tan lleno de afanes, de malas noticias, de angustias y de sustos, el cuento viene a ser como un oasis de paz en el que la imaginación vuela a otros sitios de ensueño y allí descansa…”.
Esta frase del escritor colombiano Eliécer Salesman, fue expresada por el profesor Yohán Quiroz, docente de la carrera de Comunicación Social y especialista en la promoción de la lectura y la escritura, cuya formación e inquietudes han quedado plasmadas en el Proyecto Marahuaka, sugestivo nombre que alude, según el docente, a un parque nacional localizado en el Amazonas venezolano y que, según la mitología indígena de la zona, se refiere a “un árbol benefactor que contenía todas las posibilidades de alimento y su raíz servía de sementera para la generación de nuevas plantas”.
Durante su intervención el profesor Quiroz manifestó que dicho proyecto, con un año de evolución, “busca dejar la simiente de la lectura en escuelas, bibliotecas y demás instituciones comprometidas en la construcción de un mundo mejor”.
Expresó además que “más allá de compartir el conocimiento, Marahuaka busca, por medio de la lectura de obras de la literatura infantil venezolana y universal, cultivar valores, exaltar la libertad, el respeto, la tolerancia y el amor, afianzar la identidad de los participantes, estimular el pensamiento crítico y reflexivo, formar lectores autónomos, pero sobre todo, coadyuvar en la formación de una mejor ciudadanía, de ahí su slogan: más lectores, mejores ciudadanos, porque de nada sirve leer mucho y seguir insensibles e indiferentes ante los acontecimientos que día a día afectan a la humanidad”.
La presentación de este interesante proyecto fue durante las “1ras Jornada de Comunicación y Educación para el Desarrollo Científico, Cultural y Económico” organizadas por estudiantes de la catedra de Comunicación y Desarrollo con la dirección de su docente, la profesora Maryi Márquez.
¿Qué leen los jóvenes?
En las reflexiones iniciales expuestas por el docente antes de presentar el proyecto, se planteó varios interrogantes en los que discrepó acerca de criterios que expresan que hoy día “no leemos nada”, ante lo que él afirmó que “yo me atrevo a afirmar que hoy, gracias a Internet, leemos más que nunca, pero ¿qué leemos? ¿cómo lo hacemos?, ¿reflexionamos acerca de eso que nos muestran las redes sociales? ¿disponemos de tiempo para hacerlo? ¿distinguimos entre lo verdadero y lo falso?.
Afirmó además que la expansión y el uso masivo de las nuevas tecnologías de la comunicación e información “han acercado a los niños, jóvenes y adultos a un universo fascinante: el de la imagen”, ante lo cual propone: “es hora que los profesionales de la comunicación dejemos de ser espectadores…”.
Ante dicha realidad, el docente se pregunta a sí mismo: “comienzo a interrogarme como profesional de la comunicación y ante todo como ser humano, de qué manera puedo propiciar un cambio del desarrollo social, cómo contrarrestar aquello que nos llega a través de los diversos medios y que, por lo general, está más relacionado con lo trivial y lo trágico”.
Por ello, el docente se propone con su proyecto que ante la competencia o “desventaja” ante la profusión de imágenes procedentes de los nuevos medios y redes, ¿por qué no hacer uso de ellas –las imágenes-, por medio de la lectura de cuentos, de esta manera nace Marahuaka, un proyecto destinado a la promoción de la lectura y creado con el propósito de ofrecer un espacio para el disfrute y el esparcimiento”.
Al final de su intervención expresó “quisiera compartir con ustedes un pensamiento de Luis Beltrán Prieto Figueroa: “Vivir, sin duda es más importante que leer, pero leer ayuda a vivir a plenitud, contribuye a hacer la vida más hermosa, más amplia, más generosa. Es hora de que los profesionales de la comunicación y de la educación dejemos de ser espectadores para convertirnos en constructores de una ciudadanía más democrática, pues tal como refiere el poeta español Antonio Machado: “no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra”.
También recordó un pensamiento de Andrés Bello en el que expresó que “la lectura de buenos cuentos, además de producir placer y descanso en la mente juvenil, es un ejercicio delicioso de la memoria y la imaginación, y eleva el carácter moral”.
El docente aprovechó el espacio de las Jornadas para leer un cuento a los presentes, a quienes iba mostrando página a página sus imágenes -al mismo tiempo que hacía el relato de éste-, con lo que buscó mostrar que cualquier espacio y tiempo son oportunos para practicar este ejercicio en el que se integran el arte con la imaginación, además de transmitirse valores.