La crónica menor: Cinismo, política del Estado

De manera excepcional colocamos esta reflexión del Arzobispo de la Arquidiócesis de Mérida sobre la situación del país en uno de sus artículos semanales.

* Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo

Uno de los problemas más serios que vive la sociedad venezolana es la desconfianza y falta de credibilidad en el oficialismo. No es un secreto que existe una crisis profunda que abarca todos los sectores de la sociedad. La estrategia permanente es culpabilizar a la ciudadanía y echar la culpa de todo lo que pasa a la intervención de factores internos y externos que simplemente atentan contra el país. Vivimos en un embudo en el que la parte estrecha es para quienes critican o adversan al gobierno, y la parte ancha es para dejar pasar todo lo que conviene a quienes detentan el poder. La indefensión es la percepción que tiene el ciudadano de a pie. Los poderes públicos, los órganos de seguridad no tienen como centro a la persona humana. Esta no cuenta, lo único que cuenta es mantenerse en el poder, a cualquier precio.

La permisividad del gobierno no tiene límites. La represión aumenta a diario, pues la simple disensión o el reclamo de lo más elemental son considerados desestabilizadores; la fuerza es el arma de quien no tiene más razón que el aplicar el garrote para que el miedo y la desesperación se apoderen del pueblo. La publicidad o propaganda gubernamental desfigura la realidad y criminaliza a la población o a las instituciones privadas. Basta visitar cualquier hospital para ver el estado de postración que tiene la salud. Los cortes diarios de energía eléctrica se achacan al fenómeno del Niño y al uso indiscriminado de la misma de parte de la gente. El comportamiento del Consejo Nacional Electoral no puede ser calificado sino de obsceno, ante los obstáculos que pone a un derecho constitucional. La forma como actúan algunos de los colectivos armados, con total impunidad, atacan a la población, destruyen bienes y servicios, y nada pasa.

¿Qué juicio ético se puede hacer de esta situación? No merece otro calificativo sino el de moralmente inaceptable. No puede calificarse sino de cinismo de estado. El diccionario señala que cinismo es la actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación. Es lo que los venezolanos están diciendo a gritos desde las elecciones de diciembre 2015 en las elecciones parlamentarias. La reacción gubernamental es desconocer la voluntad popular aprovechándose de la complacencia cómplice del resto de los poderes públicos que desdibujan su razón de ser: servir al bien de la población.

Es urgente que la sensatez, la racionalidad, la búsqueda de soluciones pacíficas, la igualdad de oportunidades se apodere cada vez más de la población que está a mayor altura de quienes nos dirigen, para quienes el cinismo es el norte de su conducta para estar en el poder sin que cuente para nada el bien común.

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