Una familia merideña cultiva vegetales libres de pesticidas
Los pesticidas son productos tóxicos ideados para eliminar organismos vivos y las tres categorías que más se utilizan son los herbicidas, insecticidas y fungicidas. Empleados mayormente en la agricultura, han sido objeto de duras críticas por parte de organismos nacionales e internacionales que alertan a la población sobre la gran cantidad de químicos empleados para el cultivo exitoso de frutas y vegetales.
Esto ha hecho que muchas personas se esfuercen por consumir productos sin pesticidas (o hidropónicos, como se les conoce comúnmente), pero a veces es difícil conseguirlos. Sin embargo, en Mérida, específicamente en el sector El Arado, ubicado en El Valle; la familia Garrido se dedica a cosechar 200 variedades lechuga, tomate, acelgas de colores y pimientos usando plantas que pueden ayudar a controlar las plagas.
En el espacio radial “Aula Ambiental” –conducido por la doctora Nancy de Sardi, coordinadora de la Comisión Universitaria de Asuntos Ambientales- Orlando Garrido dijo que, después de 20 años promoviendo la alimentación sana, es factible decir que sus productos son de alta calidad.
Hizo falta retroceder hasta la llamada “revolución verde” -ocurrida entre 1940 y 1970, y que aconsejaba el monocultivo, además de la aplicación de grandes cantidades de agua, fertilizantes y plaguicidas- para que Orlando Garrido especificase que no se dedica a la hidroponía, sino a la agricultura orgánica. “Nos ayudamos con la alelopatía, es decir, el uso de plantas como biofertilizantes. Por ejemplo, como fungicida usamos la menta y para controlar plagas el barbasco, cuyo componente activo es la rotenona, un insecticida natural que se degrada fácilmente con el viento y con el sol; hacemos también macerados que pueden ser alcoholizados u otros que se usan inmediatamente con agua, ají, ajo y cebolla morada. Los pulgones atacan a muchos cultivos y para erradicarlos se aplican pesticidas sintéticos artificiales, no obstante, es muy fácil erradicarlos con estos productos naturales”.
Garrido tiene un sistema cerrado en donde se recicla la solución nutritiva usada para la cosecha y el consumo de agua es muy pequeño. De hecho, en la zona conocida como El Pajonal, catorce familias que pertenecen a un programa de vivienda productiva ya tienen instalados tales sistemas y están en plena producción. Por otro lado, algunos productores ya emigraron de su sistema tradicional de siembra para poner en práctica la agricultura orgánica, la cual beneficia al consumidor, pero también al sembrador, pues éste está expuesto constantemente a poderosos químicos.
Con el lema “sanar a través del vegetal”, Orlando Garrido usa también la agrohomeopatía. “No sólo los humanos nos curamos con medicina homeopática, los vegetales también; es por eso que controlamos algunas enfermedades del tomate con el selenium, a fin de no usar fungicidas de amplio espectro, de esta forma, incrementamos también la producción”.
Al señor Orlando Garrido se le puede encontrar en El Arado “B”, al final de la calle Monterrey; y como una prueba viviente de la calidad de sus productos, en “Aula Ambiental” también estuvo como invitada María de Lourdes Pérez quien ofrece, en su Posada Saraná, platos vegetarianos nutritivos que cobran vida con los vegetales cultivados por los Garrido y por las familias de El Pajonal.