La corrección de estilo garantiza textos pulcros y comprensibles
(Francys Gámez, estudiante del 3er año de Comunicación Social Núcleo Táchira).
Durante un curso “Corrección de Estilo” realizado en el Núcleo Táchira de la ULA, se debatió y explicó el papel de los correctores de estilo ante los errores más frecuentes de los escritores. Francisco Morales, el primer ponente del curso, enfatiza que la finalidad del corrector de estilo es reconstruir el sentido de los textos, siempre “respetando a la medida de lo posible la idea original del autor”.
Por medio de ejemplos, Morales señaló cuál es el uso correcto e incorrecto de las palabras dentro de un texto. A lo largo de su presentación indicó los errores morfológicos más comunes, así como los coloquialismos, problemas de orden sintáctico, de concordancia, cohesión y de propiedad semántica.
La satisfacción de los participantes en el “Curso de corrección de estilo” se expresa en las palabras de Yésica Jaramillo, estudiante de Comunicación Social de la ULA, quien comenta: “la corrección de estilo es sinónimo de conocimiento, calidad y buen compartir. De la mano de los profesores Francisco Morales y Freddy Parra recibimos la aclaración sobre errores tan comunes que una vez explícitos daban risa. Nuevamente reitero la excelencia del curso” .
En el evento, organizado por las profesoras Marisol García y Yady Campo, fue evidente la continua participación y entusiasmo del público, el cual fue bastante heterogéneo, debido a que estuvo conformado por profesionales y estudiantes de varias universidades del estado Táchira.
Freddy Parra, también ponente del “Curso de corrección de estilo”, sostiene que la corrección de estilo es un trabajo en equipo que implica la intervención del autor, el editor y el corrector, cuya finalidad es solucionar las anormalidades que afecten el entendimiento del texto. De igual modo, añade que la presencia del corrector de estilo es esencial para la elaboración de un texto pulcro y comprensible, puesto que, “el escritor lee lo que sabe, no lo que escribe”.
El “Curso de corrección de estilo” que dictó el Departamento de Español y Literatura de la ULA, para celebrar el Día del Libro, estuvo bien sustentado en la experiencia de dos especialistas en la materia. Francisco Morales es profesor del Núcleo Táchira de la ULA; es licenciado en Letras y en Educación, mención Letras. Freddy Parra Jahn ha sido corrector de estilo de diarios regionales en Mérida, y ofrece sus servicios de corrección de textos académicos, al Consejo de Publicaciones de la ULA; es asesor editorial del Vicerrectorado Académico de la ULA, y ha sido invitado a dar conferencias y talleres por el Consejo Nacional del Libro (CENAL).
Para escribir bien hay que leer buenos autores
(Redacción: Adela González)
El profesor Francisco Morales concedió una entrevista para compartir con los lectores del sitio Web de la ULA la información que se manejó en el “Curso de corrección de estilo”, pues esta fue una actividad destinada a las personas que desean enriquecer su escritura. El curso se enfocó en las tendencias estilísticas vigentes de la lengua española. Al respecto, le solicitamos saber:
-AG: ¿Cuáles son las principales tendencias estilísticas de la lengua española, vigentes?
- FM: Esta pregunta es difícil de responder de modo breve y sencillo, y quizás no resulte de mucha ayuda ofrecer una lista sin explicaciones. Aquí la ofrezco, esperando que sirva de algo una información tan escueta, que no podemos desarrollar aquí por falta de espacio:
-Tendencia al orden lineal directo.
-Tendencia a colocar los elementos simples delante de los complejos.
-Tendencia a sustituir las oraciones pasivas con "ser" + participio por oraciones activas o construcciones con verbo activo.
-Tendencia a evitar las repeticiones léxicas, incluso las repeticiones de radicales o afijos.
-Tendencia a la negación múltiple.
Y siguen otras que no expongo por no parecer prolijo y tedioso.
- AG: ¿Cuáles recomendaciones propone usted para ajustarse a estas tendencias?
- FM: Se pueden dar varias recomendaciones, que el interesado puede leer calmadamente en el CD que se entregó con el curso. Sin embargo, debo mencionar e insistir en la principal recomendación: hay que leer mucho, y sobre todo, leer a los autores consagrados o reconocidos por su buen estilo. Esta es la mejor manera de familiarizarse con el bien escribir.
- AG: ¿Cuáles son los errores gramaticales más frecuentes en los textos académicos escritos por estudiantes y docentes?
- FM: Esta, como la primera, es una pregunta difícil de responder de modo conciso, que no sea meramente ofrecer una lista, debido a la falta de tiempo y espacio. Y nuevamente, esperando que la información sirva de algo, la ofrezco del modo siguiente:
-Errores morfológicos.
-Problemas de concordancia, estrechamente vinculados a los anteriores.
-Problemas de conexión o uso de conectores (por uso impropio, por monotonía en su empleo o por ausencia recurrente).
-Problemas de progresión informativa (secuencia tema-rema, de modo que se originan ambigüedades o dispersión de la información pertinente, anacolutos violentos).
- AG: Aunque entendemos que el Curso se enfocó en los escritos académicos, nos inquieta saber si podría hablarse de un estilo característico de escritura en Venezuela. Claro está, esta pregunta nos traslada a otros planos o registros de escritura, como los textos comunicativos o con función social, por ejemplo.
- FM: Efectivamente, como ocurre en toda comunidad hispanohablante, la venezolana tiene sus giros propios, que podría decirse que conforman un estilo particular de nuestra comunidad nacional de lengua. Y creo no contradecir la mayoría de las investigaciones sociolingüísticas sobre el español de Venezuela, cuando afirmo que los medios de comunicación masivos (especialmente la televisión y la radio, y más concretamente, las emisiones hechas desde el centro del país, que parecen imponer la norma nacional) ejercen una influencia poderosa. Sin embargo, también se observa una tendencia externa "niveladora" (otros dirían, con preocupación, y en el mal sentido, "uniformadora") debida a la televisión internacional por suscripción. Me ha sorprendido, por ejemplo, este hecho: muchos niños tachirenses en edad escolar están asumiendo el vocabulario propio de los doblajes, en su mayoría mexicanos, de series norteamericanas: ya dicen "platicar", "canicas", "banana", en vez de "conversar", "metras" y "cambur". Más información sobre esto podemos pedírsela a los expertos en sociolingüística o en variedades venezolanas del español. Para limitarme a nuestra Universidad de Los Andes, puedo mencionar a tres investigadores de gran trayectoria: la profesora Alexandra Álvarez, la profesora Carmen Luisa Domínguez y el profesor Francisco Freites Barros.
Al interrogarle sobre diversos términos que se sospechosamente se emplean de manera incorrecta, por no hallárseles en los diccionarios, el profesor Morales explica:
“Debemos estar conscientes de que el diccionario no es trasunto exacto de la lengua en acción, por decirlo así, y el hecho de que una palabra no aparezca registrada no quiere decir que no esté en uso. En realidad, los diccionarios se demoran en admitir palabras, esperando, generalmente, que las modas efímeras pasen y las que vayan a sobrevivir queden, de manera que "valga la pena" hacer el registro. Lo que quiero decir con todo esto es que el diccionario es guía de los modos consagrados y sancionados del decir, o sea, es guía del lenguaje formal, de la lengua estándar culta, pero no necesariamente de los usos coloquiales o no registrados, o los creados momentánea o espontáneamente para responder a una necesidad expresiva particular”.
"Si una palabra no está registrada en un diccionario, pero se percibe que se ha creado con toda la intención de producir un efecto, de expresar un sentido especial, o sea, si no es producto de un descuido, de un 'lapsus' o de la ignorancia, entonces esa palabra es perfectamente admisible en ese contexto para el cual fue creada. El tiempo dirá si la invención merece una entrada en un diccionario", explicó Morales.