Riesgos para el abastecimiento de agua

En el ciclo hidrológico, el bosque actúa como una esponja que absorbe la precipitación. Una parte del agua se devuelve a la atmósfera mediante la transpiración. Otra parte se infiltra en el suelo y luego sale lentamente, manteniendo el flujo de los ríos.

Si no hay bosque, la mayor parte del agua de precipitación se escurre rápidamente por la superficie y llega a los ríos, generando grandes crecidas (que pueden ser riesgosas para el ser humano). No hay infiltración y en temporada de sequía los ríos tienen un cauce ínfimo. En aquellos lugares donde las corrientes están secas en verano... hay que mirar hacia las montañas... seguramente se eliminaron los bosques que alimentaban a esos cauces.

Adicionalmente, el bosque funciona como una malla o red que retiene el suelo, no deja escapar sus partículas. Si se destruye la vegetación, las arenas, limos y arcillas quedan libres, se movilizan y enturbian el agua. Por eso, y aunque resulte curioso, en algunas ciudades el agua potable es escasa en época de lluvias. Es abundante, pero con tan mala calidad que no puede ser tratada (ejemplo: Mérida).

Riesgos para el suministro de electricidad
En Venezuela, la mayor parte de la electricidad se genera mediante represas. Inclusive, exportamos energía a los países vecinos. Pero, como se explicó anteriormente, la aniquilación de los bosques libera partículas del suelo que son movilizadas por el agua. Estos elementos llegan a los embalses y se depositan en el fondo. Paulatinamente disminuye la profundidad del embalse (“colmatación”), el mismo se hace inoperante, se reduce su vida útil o se vuelve muy costoso su mantenimiento. Esto está ocurriendo con el Sistema Uribante-Caparo, la presa Santo Domingo y el Lago de Guri. Se perdieron los bosques que los rodean y ello conduce a que su potencial energético sea ineficaz, en el presente o en futuro muy cercano...

Reflexión
A mediados de la década de 1990, las tasas de deforestación en Venezuela oscilaban alrededor de 500.000 ha/año. Actualmente son 288.000 ha/año. ¿Será que ahora somos más ambientalistas? Muy probablemente no. Tal vez es que se han agotado los bosques al norte del Orinoco, donde está la mayor parte de la población. Es evidente que los nuevos frentes de deforestación están en las zonas montañosas (Parques Nacionales) y en la Guayana Venezolana (territorios ocupados por indígenas, en ecosistemas muy frágiles por la pobreza de nutrientes en el suelo).
El Artículo 127 de la Constitución Nacional señala que “es un derecho y un deber de cada generación, proteger y mantener el ambiente, en beneficio de sí misma y del mundo futuro”... ¿Estaremos cumpliendo esto?

José Rafael Lozada / (Profesor de Ecología – ULA)