Que no nos roben la alegría

 

Que no nos roben la alegría

Mario Bonucci,  Rector de la ULA.

Llegamos al final de un año complejo y muy duro, en el que hemos demostrado nuestro talante democrático, pacifista, constitucional y libertario. Un año de dolor por la sangre derramada por nuestros jóvenes en las calles. Un año de decepciones, de engaños, de maltratos electorales. Un año que no quisiéramos ver, pero que nos debe servir para aprender.

A los Ulandinos, como ciudadanos, nos han sometido a cualquier tipo de vejaciones. No conseguir medicamentos, no conseguir alimentos, vivir expuesto a que te maten por robarte un celular, entre otras cosas terribles, es una vejación.

Hoy, con la carencia de gasolina, gas, dinero en efectivo hemos llegado a unos niveles similares a los que sufre un pueblo en medio de una guerra.

A las Ulandinos, como universitarios, también nos han sometido a vejaciones cuando nos niegan el presupuesto que requiere la academia, cuando nos someten a sueldos de miseria y esclavitud por el casi nulo poder adquisitivo, cuando a nuestros estudiantes le otorgan una beca, cuyo monto mensual no alcanza ni para un desayuno.

Nos han sometido a vejaciones, a muchas vejaciones. Y por eso, a veces sentimos que las fuerzas nos abandonan. Ya casi no sonreímos. Ya no creemos en nosotros. No tenemos fe en lo que somos capaces de hacer por nosotros, por la Universidad, por nuestros jóvenes y por nuestro país. A veces nos invade la desesperanza.

Pero, ¡reflexionemos! Abramos los ojos. Esa desesperanza es inducida, es provocada. Nos quieren arrebatar la alegría por vivir, la esperanza por un nuevo país y eso, es lo que no debemos permitir. Nosotros somos un pueblo alegre, solidario, fraterno y guerrero.

¡Arriba ese ánimo! Te lo dice alguien con muchos más motivos para llorar que para reír, alguien con más motivos para estar triste que para sonreír al mundo.

En esta Nochebuena recuperaré la fe en mí, la fe en mis hermanos venezolanos, fe en las instituciones que siempre nos han acompañado, como la Universidad y la Iglesia.

En esta Nochebuena recuperaré fuerzas, para seguir luchando, para seguir avanzado en la construcción de un país libre y próspero y de todos los venezolanos. Que sea un país nuestro, y no de extranjeros que más interesados en nuestra cultura o integrarse a nosotros, están más interesados en robar nuestras riquezas.

Esta Nochebuena haré un juramento de valor. "No tendré más miedo. Hablaré siempre por el oprimido, sin cuidar las palabras y las acciones. No tendré más ese miedo que te paraliza, no tendré miedo a que me arrebaten mis cosas. Al fin y al cabo, ya no nos queda nada"

Y eso que haré en esta Nochebuena es posible porque tengo esperanza en que sólo con mi esfuerzo,  el tuyo, el de todos, recuperaremos primero la libertad y luego reconstruiremos nuestro país para tener la calidad de vida que teníamos en antaño.

Podrán quitarme todo, pero no la esperanza. Mientras la tenga me sentiré vivo.

Por ello en esta Navidad colocaré en mi mesa lo mejor de mí, me vestiré de alegría, veré a mi familia con más amor que nunca, a esos vecinos oficialistas, a esos que no marchan, a esos que no votan los miraré con cariño, como hermanos.

Hoy, es posible que no célebres la Navidad porque estás triste, mañana, cuando cuando tengas esperanza y alegría, quizás ya no tengas Navidad que celebrar.

Y tú, ¿Qué harás en esta Nochebuena?

 

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