El Acceso Abierto y la Propiedad Intelectual: análisis de la investigadora María Inés De Jesús
En los últimos tiempos los Editores de Revistas Científicas de la ULA han mostrado preocupación por la diatriba académica que se presenta con las publicaciones periódicas universitarias y el uso del acceso abierto. Existe un documento de base, dado a conocer a los Editores de publicaciones periódicas y ahora de conocimiento público, escrito por la Dra. Astrid Uzcátegui, Coordinadora General de la Unidad de Gestión de Intangibles de la Universidad de Los Andes (UGIULA), por encargo del Equipo Rectoral de la ULA, que abre un debate académico, de los más importantes que se puedan haber dado en nuestra universidad. Se trata de definir si se continúa o no con la política de acceso abierto (“Open Access”) a las publicaciones científicas de la ULA, lo cual se hace inicialmente desde nuestro repositorio institucional SABER ULA, ubicado en el cuarto lugar entre los repositorios institucionales universitarios de América Latina.
Dado que el documento de UGIULA plantea la necesidad de que las altas instancias de gobierno universitario tomen decisiones sobre la política de acceso abierto que hasta ahora se ha seguido con la producción académica de la ULA, desde el CDCHTA hemos decidido abrir un espacio para que opinen los Editores de Revistas Científicas, y en general todos los interesados en el tema de debate.

En este sentido, les presentamos algunas consideraciones sobre el tema, realizado por la profesora e investigadora María Inés De Jesús-González, Investigadora en Ciencias Sociales de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas, profesora de la Facultad de Arte y Jefe de la Unidad de Atención y Tramitación de la Unidad de Gestión de Intangibles de la Universidad de Los Andes:
"Propiedad Intelectual y acceso abierto. Un intento hacia la objetividad de la Propuesta de Política Editorial en la Universidad de Los Andes"
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, el diálogo es la “Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos”, es la “Discusión o trato en busca de avenencia”, esta última refiere a “Convenio, transacción, Conformidad y unión”. Estas definiciones para algunos pueden resultar necias e innecesarias, pero llevarlas a la práctica implica hacer el ejercicio de apartarse de la voz propia, de redundar en ideas y percepciones individuales, se trata de identificar el momento en el que estamos obviando otras formas posibles. El propósito, en definitiva, no debe ser hablar desde y para nuestra verdad.
El artículo 1 de la Ley de Universidades señala que “La Universidad es fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre”. Si a ese texto nos atenemos, la verdad es una búsqueda, el artículo nos refiere a una verdad no finalizada sino que debemos transitar y construir, la definición de verdad dista de la mirada reduccionista que solo nos permite ver desde uno u otro punto de vista. No en vano, algunas veces se habla del quehacer universitario.
En los últimos días he observado la gran dificultad para establecer un diálogo en relación a la temática del acceso abierto en la Universidad de Los Andes y los aspectos sobre Derecho de Autor implicados. Me refiero a la temática del acceso abierto, porque no creo que exista una política de acceso abierto dentro de nuestra universidad, lo que sí ha ocurrido es que se ha improvisado sobre la colocación de publicaciones en el repositorio institucional de la Universidad de Los Andes bajo el amparo de un acceso abierto que hasta el momento no ha sido planificado. Para unos, el tema de discusión a defender a ultranza es el acceso abierto, que siempre se hace acompañar de temas tales como la divulgación y la visibilidad. Para otros, entre quienes me incluyo, un tema indiscutible es que existe la propiedad intelectual, en concreto, los derechos de autor que no pueden ser conculcados en aras del acceso abierto.
Todo este debate sobre el acceso abierto no puede convertirse en una suerte de referéndum, donde deberá privar el sí o el no. ¿Será posible pensar en la construcción de una política que permita la confluencia de ambas miradas?

La realidad trae “malas noticias” para los defensores a ultranza del acceso abierto (algunas de ellas expresadas en el documento divulgado por la Prof. Astrid Uzcátegui, Coordinadora General de UGIULA) y es que la implementación de una política en este sentido dentro de la Universidad no puede abstraerse del Derecho de Autor, pues este último está allí, existe. Una normativa nacional de las más actualizadas, la Ley Venezolana sobre el Derecho de Autor, regula lo concerniente a protección de las obras literarias, artísticas o científicas, entre otras creaciones del ingenio con carácter creador, como así su texto lo expresa. Convenios internacionales sobre la materia como el Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC o TRIPS) y el Convenio de Berna para la Protección de las obras Literarias y Artísticas, suscritos por Venezuela e incorporados al derecho interno, refieren a derechos morales y patrimoniales de los Autores sobre sus obras.
Pero además, la realidad también trae una “mala noticia” para el Derecho de Autor y sus defensores, y esta es el hecho que desde hace algunos años es que se han puesto sobre la mesa una serie de discusiones relativas a la implementación de mecanismos que favorezcan el acceso a obras protegidas por el Derecho de Autor, tanto por razones inherentes al derecho a la cultura, como por otras razones de índole humanitario, como resulta ser el Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso . Pero esta mala noticia, diríamos vulgarmente, es harina de otro costal, pues está referida a limitaciones claramente establecidas y en absoluto refieren a coartar a los autores del ejercicio de sus derechos.
Estamos ante dos realidades: una puede considerarse como tendencia, la otra claramente es norma. Ambas se interrelacionan y sobre el reconocimiento de ambas es que estimo debe elaborarse el camino constructivo para la elaboración de una política sobre el tema puesto para la discusión. Por esta razón, y en aras de hacer un ejercicio inclusivo, como Especialista en Propiedad Intelectual, me permito indicar algunos de los caminos a considerar que permitan materializar y hacer efectiva una política de acceso abierto dentro de la Universidad de Los Andes, si es el caso de que la misma llegara a darse ordenadamente dentro de nuestra casa de estudios. Parto así de unas interrogantes generales que expreso de la manera siguiente:
¿La Universidad de Los Andes, como Editor de publicaciones periódicas es titular de los derechos patrimoniales o de explotación sobre los artículos científicos considerados individualmente?
No. La titularidad está referida a la facultad para decidir sobre la explotación de la obra y la forma como esta se hará.

La ULA es titular de los derechos patrimoniales sobre los contenidos de las publicaciones considerados en su conjunto, entendidas estas compilaciones como aportaciones protegidas de acuerdo con lo establecido en el Art. 3 de la Ley Venezolana sobre Derecho de Autor, pero no sobre las aportaciones individuales de cada uno de los autores/colaboradores de la publicación periódica. Es por ello, que toda publicación de la Universidad de Los Andes, debería rezar en sus páginas iniciales que La Universidad de Los Andes conserva los derechos sobre la obra en su conjunto, los autores sobre sus aportaciones individuales. En pocas publicaciones se encuentra tal mención, una de ellas es la Revista Propiedad Intelectual.
La particularidad que se da en el caso de las publicaciones periódicas colocadas en acceso abierto en el repositorio institucional de la Universidad de Los Andes, es que en definitiva, los artículos son colocados a disposición de los internautas de forma individual. Es por ello, que para que la Universidad, en la persona de su representante legal pueda decidir sobre el Acceso Abierto de la publicación periódica sin infringir los derechos de explotación de su autor o autores, deberá prever que los Directores/comités editoriales de la publicación, soliciten a los autores/colaboradores una carta en la que se evidencie que el autor o autores de la publicación autorizan expresamente la explotación gratuita de sus colaboraciones y los términos en que esta tendrá lugar.
En este orden de ideas, la Universidad deberá ceñirse a la difusión de esos artículos o colaboraciones en los términos que se establezcan en las cartas de autorización respectivas, toda vez que son los autores quienes en definitiva tienen facultades para decidir el destino de sus obras. Con esto, lo que quiero decir es que La Universidad, en la persona de su representante legal, no podrá decidir sobre el acceso abierto en Saber ULA en ausencia de la referida carta y esto incluye la firma de contratos de licenciamiento que implican la incorporación de las publicaciones en bases de datos internacionales, que en algunos casos, explotan los aportes de los autores a título oneroso sin que estos lo sepan.
Cabe destacar, que hasta el momento, no ha sido posible obtener un solo modelo de autorización de alguna de las publicaciones periódicas de la Universidad de Los Andrés que reúna la cualidad de prever el conjunto de factores implicados y que permita el resguardo del Patrimonio de la Universidad de Los Andes y en definitiva el respeto de los derechos de los autores conforme con lo establecido en la Ley Sobre Derecho de Autor. Es deber de la Unidad de Gestión de Intangibles tomar cartas sobre el asunto. Sin embargo, cabe señalar que sí es cierta la preocupación genuina de algunos directores de publicaciones periódicas por aclarar estos temas, pero para ello la UGIULA requiere de la colaboración en este sentido.
En vista de lo anterior, cabe preguntarse, ¿Una política de acceso abierto está por encima del ejercicio que detentan los titulares de los derechos de explotación?
No. Los autores tienen derechos morales (tales como el de paternidad, integridad y acceso a la obra) pero además tienen derechos de explotación, que abarcan la comunicación pública y la reproducción.
En esencia, estamos hablando de la necesidad de construir una política editorial dentro de la Universidad de Los Andes que permita hacer converger ambos puntos de vista. Esto no excluye el que algún autor quiera explotar los derechos patrimoniales sobre su obra, ¿Por qué no?
Finalmente, me permito señalar un aspecto muy defendido por los propulsores del acceso abierto, relacionado con la divulgación de las publicaciones periódicas a partir de algunas bases de datos que me abstengo de mencionar. ¿Será que después de todo esto, tendremos que avocarnos a impulsar la publicidad a la base de Datos SABER ULA, patrimonio intelectual de nuestra universidad? No podemos olvidar que todo este debate tiene lugar por la consulta que algunos directores de revistas hicieran a la UGIULA, sobre contratos de licenciamiento que contienen precisiones muy claras en relación a los aspectos de Derecho de Autor y que después de su pormenorizado estudio se puede concluir que mal podría la Universidad de Los Andes negociar derechos de los cuales no es titular.
Otros temas relacionados con Propiedad Intelectual, en un futuro no muy lejano también deberán colocarse sobre el debate. ¿Prestamos atención a las imágenes con derechos de autor colocadas en las portadas de publicaciones periódicas de nuestra universidad? ¿Cómo directores de publicaciones periódicas, tenemos el cuidado de vigilar este tipo de usos? ¿La revisión por pares incluye una búsqueda pormenorizada de contenidos en la web? ¿Qué hacemos para resguardar nuestras publicaciones periódicas ante la posibilidad de un plagio? Mucho tema para debatir. El diálogo deberá imponerse.
Se les recuerda que el correo cdcht@ula.ve se encuentra disponible para recibir sus opiniones sobre el tema. Nuestro interés es mantener un intercambio de opiniones y pareceres entre los miembros de la comunidad universitaria, así que esperamos su participación en el debate académico planteado.