Facultad de Arte felicita a la ULA por sus 230 años

** La decana de la Facultad de Arte, profesora Nory Pereira, mostró su satisfacción por la conmemoración de la creación del instituto que dio origen a la Universidad de Los Andes, casa de estudios que, a su juicio, ha respetado la diversidad de pensamiento y ha sido un lugar donde la reflexión es de gran importancia
Los actos conmemorativos a los 230 años de creación del instituto que dio origen a la Universidad de Los Andes mostró entre, los miembros de la comunidad que la integran, un sentimiento de pertinencia y arraigo hacia una institución que les abrió sus puertas para el conocimiento y para la profesionalización en distintas áreas del saber.
Es por ello que la profesora Nory Pereira, decana de la Facultad de Arte de la Universidad de Los Andes, aprovechó esta oportunidad para expresar, con orgullo, su sentimiento de arraigo para con esta universidad que arriba a sus 230 años.
“Tener una universidad como esta, llena de historia, con grandes personeros que han pasado por ella como estudiantes o profesores, quienes son los que le han dado el prestigio que hoy ocupa en Venezuela y en el mundo entero. Me siento orgullosa de pertenecer a la Universidad de Los Andes, por haberme formado en ella, y en este momento de su historia, estar coadyuvando en el desarrollo de la misma”.
Dijo la Decana que con los actos realizados en el marco de los 230 años, se ha demostrado la diversidad de pensamiento que existe en la ULA, lo cual la fortalece como un lugar para la reflexión, agregó que en la institución sus miembros ratifican las facetas de lo que es una universidad. “Desde la Facultad de Arte felicitamos a la Universidad de Los Andes. Nos sumamos a todos los mensaje de felicitaciones que se han producido, e invito a los universitarios para que sientan orgullosos de su casa del saber y para que, desde los lugares que ocupan en ella, ayuden a fortalecerla aún más”.
De los 230 años, sólo diez corresponden a la Facultad de Arte, que nació, según recordó la profesora Pereira, como uno de los últimos deseos del rector Pedro Rincón Gutiérrez, quien por ser el gran forjador de esta universidad, sabía que era necesario gestar un espacio académico para el arte.