Don Ramón Omar Calderón: 70 años de historia que iniciaron en la OBE

Son muchas las personas que han pasado por la Universidad de Los Andes, pero pocas han hecho de ella su propia historia. Este, es el caso de Don Ramón Omar Calderón. Y es que 70 años en la ULA, se dice fácil, pero llevaría tiempo incalculable la cantidad de vivencias por contar o escuchar sobre nuestra Alma Mater. Conversar con Don Ramón Omar Calderón, es como leer un libro, de esos que te enganchan desde la dedicatoria y cuando terminas esperas una segunda parte.
Con tan solo segundo grado de instrucción académica, Don Ramón Omar, pasó de jardinero de la Plaza Bolívar a escribir una veintena de artículos y encuadernar a miles de “amigos”, nombre que le da a los libros, durante su paso por la Universidad de Los Andes.
Orgulloso de sus raíces, su familia y su vida, hila su historia con la dulzura que sembraron en él su abuela, Mamá Chencha, “comadrona de los ricos de la época” y su madre, a quien agradece el dedicarse exclusivamente a su crianza, no porque le faltasen pretendientes, porque le dedicó todo su amor al pequeño Ramón Omar. Pocos hijos llevan la cuenta de los años, meses y días transcurridos desde la partida de éste mundo de su madre. Don Ramón Omar, es uno de ellos, sumando a la fecha de ésta conversación, 3 de julio de 2014, con 28 años, 11 meses y 12 días.
Al preguntarle por su familia, queriendo indagar un poco más sobre el ser humano bajo el traje sobrio y elegante, su voz tomó un nuevo matiz, dejo de lado la remembranza de su origen para expresar con orgullo “el próximo 28 de noviembre cumpliré 62 años de casado con mi Rafaela” dejando escapar en medio de un suspiro romántico, de esos que no se pueden expresar con emoticón alguno en chat, pin, whatssapp o mensajes de texto, “a mi Rafaela la quiero tanto como a la vida”.
Don Ramón Omar y Doña Rafaela, son padres de 4 hijas, Ana Maritza, Yudith, Fanny e Ima, todas profesionales egresadas e incluso, varias de ellas, empleadas de la Universidad de Los Andes, 2 “hijas nietas” (Samantha y Amy), 2 nietos (Wilmer Omar y Omar Humberto) y 2 bisnietos (Luis José y Luis Manuel), éstos últimos dan un giro a la hegemonía femenina que ha rodeado la vida de éste querido emeritense.
Al preguntarle por sus inicios en la Universidad, hace 70 años, narra con alegría que embelesa a quienes les escuchan, como a sus 16 años era jardinero de la Plaza Bolívar de Mérida, sitio desde donde observaba y compartía con los universitarios de la época. Era el año de 1943, cuando se crea en la Universidad Central de Venezuela la Oficina de Bienestar Estudiantil, para ese entonces la Dirección de Cultura de la ULA, traía a Mérida artistas como el Fray Juan José Mujica y conferencistas como Augusto Pisoñer y Andrés Eloy Blanco, actividades a las que el joven Ramón Omar asistía en sus tiempos libres, engalanado con su traje blanco.
Cuenta Don Ramón, para los años 1943- 1944, no existían los Centros de Estudiantes, pero si “estudiantes fogosos” recuerda entre ellos a Domingo Alberto Rangel, el Gordo Reyes, entre otros. Un día, siendo las 6.30pm, llega a la Universidad una moto y 2 limosinas, era la Caravana Presidencial, el General Isaías Medina Angarita, vino a reunirse con los estudiantes en el Salón de Usos Múltiples, hoy conocido como Teatro César Rengifo. Al ver el movimiento, recuerda Don Omar, rápidamente fue a acicalarse para asistir a la reunión, a su llegada escuchó cómo Domingo Alberto Rangel daba un discurso candente al Presidente. Al finalizar el estudiante de hacer sus exigencias al General medina Angarita, éste respondió de manera respetuosa, pero con firmeza, a Domingo Alberto “ay joven, yo sé lo que es y lo que usted siente con ese fervor del sarampión de la juventud”.
Recuerda Don Ramón Omar “poco tiempo transcurrió de ésta visita, para que se conformara por Decreto Presidencial la Oficina de Bienestar Estudiantil, OBE, para entonces la ULA contaba con 487 estudiantes y 30 profesores, en 5 facultades, Medicina, Derecho, Ingeniería, Farmacia y la recién fundada Odontología que en 1942 dejó de ser Escuela de Dentistería”.
OBE nace ofreciendo servicio médico, odontológico, ayudas económicas, deporte y venta de libros. A pocos meses de su creación, queda vacante el puesto de Portero de la oficina, tomando el mismo Ramón Omar, con tan sólo 17 años y muchas amistades influyentes. Es así como inicia su transcurrir universitario.
Para ese entonces, narra, existía un terreno que se usaba como cancha, justo donde hoy existe el comedor popular Félix Román Duque, siendo el sitio de encuentro y recreación de los jóvenes.
Fútbol, baloncesto y voleibol, eran los deportes más practicados, siendo el joven Calderón el encargado de organizar todo para comodidad de los equipos de cada facultad. Entre los bulliciosos estudiantes, recuerda a sus amigos justo Miguel Bonomie, Aspirio Curiel, Oswaldo Vigas y el Cabezón Guillén, enfrentados al equipo de OBE, con Pedro Rincón Gutiérrez “Perucho” y Apolo. Recordando con picardía que aunque le gustaba el voleibol, nunca pudo practicarlo pues era el “utility” lo que le mantenía ocupado.
Entre los servicios que ofreció OBE, recuerda Don Ramón Omar, abrieron el Restaurant Estudiantil, para 100 cupos, ofreciendo 3 comidas al día, usando una tiquera que costaba Bs 90,oo al mes, es decir Bs 1,oo por ración. Para ese entonces el Director era el Dr. Garrido y el restaurant se ubicaba donde hoy en día es Odontología. De esa época surgió su gran amistad con el Doctor Eloy Dávila Celis y el compadrazgo con Perucho y Zoyla Teresa, padrinos de la mayor de sus hijas.
Calderón se convirtió en el hombre de confianza de las autoridades de OBE, siendo el encargado de retirar en el banco las transferencias que desde diferentes estados llegaban para ayudar a los estudiantes, recuerda que desde el estado Zulia recibían Bs 500,oo, Falcón enviaba Bs 300,oo, Táchira Bs 200,oo. Para ese entonces en OBE laboraban el Odontólogo Jacobo Calanche y Agustín García en el multigrafo.
Casos como el de Enrique Echeverría, apodado “Jorobado”, quien se salvó salir expulsado y lograr agarrarse de las ramas de un árbol, al volcar el autobús en el que viajaban, cuando regresaban de San Juan, accidente en el que falleció Jesús Santoyo López, estudiante de Cumaná, primer estudiante fallecido trasladado en avión desde el recién inaugurado Aeropuerto Alberto Carnevali. O la golpiza que recibiera "Cara de Caimán", por protestar en la esquina de la Plaza Bolívar, en contra del gobierno de Pérez Jiménez, son parte de los recuerdos que Don Ramón Omar atesora de sus 10 años en OBE (1945-1955) antes de ser trasladado a los Talleres Gráficos, donde ascendió llegando a ocupar el cargo más importante de su especialidad, Maestro de Encuadernación.
Ya jubilado Don Ramón Omar, considera que la OBE fue para él “la Puerta al saber” siendo luego los Talleres Gráficos su segunda casa. “En la Universidad se trabajaba y compartía en hermandad, como una gran familia”, asegura, no dudando manifestar su esperanza porque la situación económica de la Universidad mejore, apoyando en su lucha por reivindicaciones a los estudiantes, pues asegura “si no protestan no consiguen nada” y, agrega, “son ellos la efervescencia de la vida”.
Con afecto y respeto, recuerda Calderón a los directores de OBE y mas tarde Daes, llamándola “la hermana de OBE” especialmente a los Doctores Luis Elbano Díaz y Monagas. Reconoce el trabajo que realiza el Doctor Marcos Pino, al frente de la Dirección de Asuntos Estudiantiles, “al defender a los estudiantes y pelear por las ayudas”. Critica las actuales divisiones y desea que Daes perdure por muchos años, con la esperanza que los directores por venir tengan las características y bondad de su “amigo Marcos Pino”
Don Ramón Omar Calderón, es sin duda más que Trabajador Emérito de Talleres Gráficos Universitarios, Trabajador Emérito de la Universidad de Los Andes, su vida está escrita en buena parte la historia universitaria, el cariño y respeto que recibe es lo sembrado por este hombre que, como solo los verdaderos sabios pueden lograr. Mantiene vivas sus raíces y su esencia, lo que le convierten en “un hombre con la Universidad por dentro”, al que en su 70º aniversario, la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Los Andes, antigua OBE, agradece y reconoce por su dedicación, al hacerla parte de su vida y su familia. Honor a quien Honor Merece.
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