Del mañoco y el casabe a la arepa andina
*** Lo más difícil para los jóvenes indígenas que llegan a estudiar a la ULA es adaptarse a una nueva alimentación y a una nueva forma de vida
En la Universidad de Los Andes cursan estudios unos 150 bachilleres procedentes de diferentes comunidades indígenas del país, una mayoría son del Amazonas, de los pueblos Baré, Puinave, Huottoja (Piaroa), entre otros. Hace 1 año se creó legalmente la Fundación de Estudiantes Indígenas de la Universidad de Los Andes (Feiula) y hace 6 meses se instituyó la Oficina de Atención al Estudiante Indígena (OAEI). Estos jóvenes son orientados por varios investigadores de la ULA que conforman el Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI).
Después de que el Consejo Universitario aprobara dos cupos por carrera a bachilleres indígenas, lo cual se implementó oficialmente a partir del año 2003, se ha incrementado la matrícula de estudiantes indígenas en la ULA y cada día hay más aspirantes que quieren hacer carrera universitaria para impulsar el desarrollo de sus pueblos, pero se encuentran con muchos obstáculos, dadas las exigencias establecidas por el CU para el ingreso a la ULA en la modalidad indígena.

La combinación de dos culturas
El estado Amazonas posee siete municipios y 23 parroquias con una población de 157 mil 293 habitantes, según el Censo del 2011, del cual el 49% de esta población es indígena, lo que la convierte en la cultura etnológica más grande del país, pues posee 20 etnias diferentes, caracterizadas por sus lenguas y costumbres. El pueblo Piaroa representa el 23% de la población y, en la Universidad de Los Andes, es la etnia más predominante. La mayoría de estas comunidades indígenas están organizadas en pequeños caseríos que datan de 20, 30 y hasta 40 años y su primera autoridad es el Capitán quien ha sido el que llegó primero y funda la comunidad, a éste le sigue el Consejo de Ancianos, y después se hallan los líderes que tienen un cargo relevante. Estas comunidades cuentan con una escuela, un ambulatorio y algunas tienen incluso bibliotecas. Dentro de sus costumbres los indígenas mantienen el dormir en hamacas, bañarse en los ríos, donde además lavan sus ropas y enseres de la cocina y se alimentan principalmente de la pesca, la caza y lo que producen en sus conucos, pues cada familia tiene su conuco que dista a más de 2 o 3 kms de sus casas, donde siembran yuca amarga que les sirve para preparar el mañoco y el casabe, (su plato principal), también siembran árboles frutales como el pijigüao, el copoazú, el cejé, la piña y otros. Los niños hablan la lengua originaria de su pueblo y en la escuela aprenden el castellano.

Hablan los estudiantes indígenas
Franz Prato, del pueblo Piaroa, estudiante del 5to semestre de Ingeniería Civil, relató que: “Fue un poco duro al ingresar a la ULA, más por las comidas, porque para mí una sopa sin mañoco, no es sopa, por eso yo me traigo mi mañoco y el casabe. Además venía con deficiencia en matemáticas, debí esforzarme mucho con los libros de álgebra, por eso es importante que la ULA cree un programa académico, donde den cursos introductorios en matemática y lectoescritura para dominar el español, pues muchos no dominan suficientemente el idioma”.

Por su parte Emma Antolínez, del pueblo Baré, estudiante del 3er semestre de Enfermería en la ULA, contó que: “Al principio pedía ayuda a mis compañeros pero fue muy difícil y entonces decidí que debía ‘ponerme las pilas’ y lo que más difícil se me hizo fue la residencia, así como también tuve dificultad con algunas materias. Quiero estudiar Medicina pero se me ha dificultado ingresar por la prueba sicológica la cual no he podido aprobar”.

Nelgueiro Medina, estudiante del último semestre de Bioanálisis en la ULA, y perteneciente al pueblo Piaroa, relató que en un inicio le fue un poco difícil la adaptación a la ciudad de Mérida, porque venía con deficiencias en algunas materias como por ejemplo el castellano y adaptarse a las costumbres en cuanto a la alimentación, pues extraña la yucuta que es la combinación de agua con mañoco (mañoco es el polvo derivado de la yuca amarga) con lo que se hace el casabe, también los jugos y la condimentación de la pasta y otras comidas. La catara que es una salsa picante hecha con jugo de yuca amarga, especies y bachaco culón (tipo de hormiga). Además dijo extrañar los ríos y la pesca, así como la hamaca para dormir”, María de los Ángeles Pérez. Prensa ULA. 9795. Fotos Lánder Altuve
