De la filosofía democrática a las pasiones culturales. Inmemorial


Claudio Alberto Briceño Monzón 

La vida es un juego de fútbol donde el partido no finaliza hasta alcanzar los 90 minutos… Inmemorial. Walter Mauricio Navia Antenaza

En nuestra querida Mérida, ciudad de la eterna primavera y cuna de nuestra amada Universidad de Los Andes, estamos de luto por la desaparición física del Dr. Walter Mauricio Navia Antenaza, quien cultivó, desde la Facultad de Humanidades y Educación de nuestra casa de estudio, la filosofía como una síntesis por construcción lógica de todo el saber científico y humanístico. Don Mauricio fue un profesor con una pasión por divulgar el conocimiento filosófico que será difícil de sustituir en el actual momento crítico del país, donde la mayoría de nuestros profesores están emigrando con una fluidez extraordinaria a otras latitudes del mundo. Navia se desempeñaba actualmente como director de Cultura y Extensión de la ULA, desde donde apoyaba, incentivaba  y promovía actividades académicas, organizando e impulsando eventos y publicaciones desde libros hasta revistas.

La cultura, que se sintetiza en cualquier acción humana, desde la musical, artística hasta la intelectual, era para el filósofo la expresión más importante que debía proyectar nuestra universidad en este momento, donde los valores esenciales del sentir democrático están falleciendo, por la imposición de un pensamiento único y autoritario sinónimo de un gobierno cívico–militar que no encuentra la forma de mantener un equilibrio social, indispensable para poder lograr el deseo máximo de cualquier ciudadano: alcanzar su bien común y su felicidad plena.

Hoy la desaparición física del colega Navia Antenaza nos enluta el corazón y el sentir universitario. Nuestro querido amigo, no logró ver y vivir el retorno democrático de su tierra adoptiva venezolana, ojalá y su ilusión quimérica de poder regresar a un país libre y democrático, lo haya logrado sembrar en el ADN de todos sus estudiantes y discípulos que sabrán recordarlo entre sus lúcidas clases de filosofía y sus amenas tertulias del balompié, donde su pasión futbolista se fusionaba con su pensar comprensivo y nos hacía entender que la vida era una partido de fútbol donde el gran ganador era la vida y su entusiasmo por vivirla en libertad y con sentido democrático, donde los 90 minutos te alcanzaron antes de finalizar el juego triste de este tiempo oscuro de opresión y dictadura, del cual saldremos pronto y recordaremos con indiferencia y pesar.

Don Mauricio esperamos que ganemos el juego democrático y en los minutos restantes de la contienda logremos consolidar de nuevo nuestra querida democracia venezolana y podamos vivir en la tranquilidad filosófica que nos hace sentir la pasión futbolística. Es difícil ganar un juego donde el árbitro está vendido y donde las estrellas goleadoras de nuestro equipo  están inhabilitadas por lecciones impuestas, por un imposición exigida por un CNE y una Asamblea Nacional Constituyente, inconstitucionales que quieren amañar el resultado final de un partido que no finaliza hasta cumplirse los 90 minutos, anhelamos el gol ganador que sabemos que podremos lograr con la esperanza pasional del hincha opositor que aspira regresar a la Venezuela próspera y democrática, sin inflación, escasez, delincuencia; con libertad y estado de derecho. Paciencia y en el tiempo resistencia...