Ataque a Camiula, enfermos y personas es crimen de lesa humanidad que no prescribe

Luego de la terrible noticia que sacudió la tarde del reciente martes 16 de abril de 2013, a la ciudad de Mérida, tras conocer cómo un grupo de encapuchados arremetieron con total violencia contra las instalaciones de Centro Asistencial Médico Integral de la Universidad de Los Andes (Camiula) y peor aún, de manera alevosa contra las personas que allí se encontraban.
Los pronunciamientos de los profesionales universitarios indignados se han sentido a través de diferentes medios de comunicación. Pues claramente los hechos alarmantes de violencia que vive la ciudad y el país, demuestran la irracionalidad de personas que desdibujan los valores éticos de la sociedad democrática que intenta sobrevivir en Venezuela.
El profesor Argimiro Castillo Gandica, decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño, manifestó la sombría sensación de impotencia y desasosiego que personalmente tuvo al acercarse a la sede de Camiula y observar cómo estos grupos violentos dejaron el centro de atención médico universitario.
Poco alentadoras son las palabras del profesor Castillo, al describir tristemente los relatos de los testigos o víctimas del desastre que vivieron las personas que se encontraban en el lugar a la hora del lamentable suceso.
Una tarde que parecía tranquila, en los quehaceres diarios del Camiula, pacientes en consulta y hospitalizados, personal médico y asistencial, personal administrativo y obrero pero también, pueblo merideño, que recibe atención de este centro de salud.
Los relatos terminan siendo dolorosos e increíbles de creer, pues como detalló Castillo, el grupo de personas que se identificaban con el Gobierno, rodearon el Camiula, acechando las personas indefensas que allí se encontraban, las atacaron, persiguieron, golpearon y dispararon a unos cuatrocientos ciudadanos entre los cuales también habían niños.
“Este grupo paramilitar, demostraron el odio más cruel e inhumano hacia el prójimo. Bien merece resaltar las heridas que presentan las víctimas luego de someterlas de rodillas al suelo grandes palizas, a punta de patadas y con las cachas de las armas”, dijo el profesor Argimiro.
Quizás algunas personas no puedan comprender estos sucesos, quizás suene como un hecho de ficción o dramatismo exagerado pero son los relatos más dolorosos los cuales, y desafortunadamente, las víctimas no podrán olvidar.
También el decano de Arquitectura y Diseño expresó el desarrollo irracional de la situación, pues aproximadamente a unos 50 metros de Camiula, se encontraba la policía del estado, menos comprensible es analizar que la Brigada de la Guardia Nacional Bolivariana estaba a menos de 30 metros del lugar de los hechos violentos. Las preguntas que todos los afectados se hacían, es por qué ni la Guardia ni la Policía se acercaron a tiempo para reguardar sus vidas.
El profesor Argimiro, además señaló que el temor no solo lo vivió Camiula, los vecinos de la zona, también fueron víctimas del pánico, desesperación y miedo, al escuchar los gritos de socorro provenientes de los ciudadanos asediados en el Camiula. Una lamentable situación que se mantuvo por más de dos horas, antes de que algún cuerpo del orden público actuara.
Gandica, expresó lo deplorable que significa el ataque a una instalación de salud pública, hecho que es penado no solo por leyes nacionales, sino además por leyes internacionales, clasificándolo como un crimen de lesa humanidad, que no prescribe en el tiempo.
El decano de Arquitectura y Diseño extendió las más sinceras palabras de solidaridad con las personas afectadas, dijo además, comprender “los daños psicológicos causados a más de cuatrocientos ciudadanos por tan salvaje acto inhumano, han sido graves, muy graves y resolverlos depende de la condición de cada una de las víctimas”.
Finalmente Castillo, puntualizó que se escribió una de las páginas más oscuras de la violencia en Venezuela, con situaciones propias de una guerra sin cuartel, que desdice mucho al género humano.