Un soporte nutricional adecuado ayuda a los pacientes críticos a recuperar su salud

A la Unidad de Trauma Shock del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (Iahula) ingresan pacientes que se encuentran en estado crítico, entendiéndose esta condición como la consecuencia de una agresión, una cirugía, un trauma o una infección generalizada (sepsis).

El equipo médico encargado de estos pacientes, como es de suponer, es interdisciplinario, y el nutricionista ocupa un lugar primordial en lo que a tratamiento se refiere. Estos pacientes, muchos de ellos inconscientes, necesitan un soporte nutricional que les ayude a superar su condición física y sanar más rápidamente.

Un estudio, realizado por Cariangel Rondón, egresada de la Maestría en Nutrición Clínica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Los Andes, reveló cuán importante es que los médicos, no sólo se centren en la administración de medicamentos, sino también en la cantidad de proteínas, carbohidratos, energía y calorías que el paciente crítico necesita.

“Adecuación del soporte nutricional enteral en pacientes ingresados a la Unidad de Trauma Shock del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes” es el título de la tesis de grado de Cariangel y allí incluyó a 50 pacientes (32 hombres y 18 mujeres) con edades comprendidas entre 17 y 87 años. Todos ellos tenían una característica común: recibían soporte nutricional enteral.

AH. Comencemos con la pregunta obvia: ¿Qué es el soporte nutricional enteral?
CR.
Puede definirse como la administración de una solución de nutrientes por vía oral o mediante una sonda para contribuir con el aprovisionamiento de los requerimientos parciales o totales del organismo, es decir, usando fórmulas nutricionales brindamos energía o nutrientes al paciente. Aquellos que están conscientes pueden tomar su fórmula oralmente, a los que no tienen mucho apetito o no están consumiendo alimentos se les puede brindar una fórmula nutricional estándar (en el mercado hay muchas marcas). Para los que están inconscientes usamos una vía nasogástrica (desde un orificio nasal hasta el estómago) o nasoduodenal (por boca o nariz pasando por faringe, esófago, estómago y duodeno).

AH. ¿Cómo se adecúa la cantidad de calorías y proteínas?
CR.
Lo ideal es que cada paciente sea atendido de manera individual según su estrés y su estado crítico. Para poder establecer el estado nutricional, nos encargamos de correlacionar los datos que existen en la historia clínica como la enfermedad de base y antecedentes, con los datos antropométricos como el peso. Cuando el paciente está inconsciente nos guiamos por el peso que nos dan las camas especiales y la talla se estima tomando medidas. Cuando esto falla hacemos una entrevista directa a algún familiar  para que nos diga, por referencia, cuánto mide el paciente y su peso habitual. Luego promediamos sus necesidades nutricionales adaptadas al peso, al estado crítico y al grado de estrés.

AH. ¿Cuáles fueron las patologías más comunes de los pacientes que formaron parte de tu estudio?
CR.
A la Unidad de Trauma Shock llegan pacientes con variadas patologías, pero decidimos agrupar el diagnóstico médico de ingreso para poder tener ciertas categorías y plasmarlas en los resultados de la investigación. De los 50 pacientes estudiados el 38 por ciento ingresó por sepsis o infección generalizada, el 42 por ciento fueron pacientes con traumatismos cráneo encefálicos y el 20% presentó un Accidente Cerebro Vascular.

AH. ¿Cuáles fueron los resultados de tu investigación?
CR.
Se observó  que se requerían en promedio 2097,3 ± 284.1 kilocalorías y 80,9 ± 20 gramos de proteína por día respectivamente y el aporte real consumido fue de 1154,0 ± 336,1 kilocalorías y 60,2 ± 20,5 gramos de proteínas diarias. La diferencia estadística es significativa, pues sólo la mitad de la muestra obtuvo una relación adecuada de calorías no proteicas.

AH. ¿A qué se debió este resultado?
CR.
Los principales factores que condicionaron la  diferencia entre los requerimientos y el aporte calórico–proteico del soporte nutricional enteral fueron los relacionados con los problemas de acceso al soporte nutricional con un 76%, seguido por las complicaciones gastrointestinales en un 14%. El 10% restante que provocó un inadecuado soporte nutricional, lo constituyeron los procedimientos diagnóstico-terapéuticos llevados a cabo dentro o fuera de la Unidad de Trauma Shock.

AH. ¿Es común que esto ocurra en los centros de salud venezolanos?
CR.
Es frecuente que el personal interdisciplinario se preocupe por muchos factores y de alguna manera no de importancia a la parte nutricional, bien sea por exceso de trabajo o por desconocimiento; es decir, olvidan que la alimentación y la forma de obtener nutrientes son muy importantes, más cuando se trata de un paciente crítico. Lo ideal es que allí esté presente una persona encargada del área, el nutricionista debe ser parte del equipo médico.

AH. ¿Qué ventajas tiene el aportar al paciente crítico un soporte nutricional adecuado?
CR.
La nutrición debe pensarse como una herramienta terapéutica que, cuando se implementa bien y de forma adecuada, garantiza que el paciente evolucione de una manera más rápida y esto repercutirá en menores costos de estancia intrahospitalaria.

AH. Tenemos entendido que la presencia de los residentes del Postgrado en Nutrición Clínica en la Unidad de Trauma Shock es ahora bastante visible y solicitada…
CR.
La unidad tiene diez camas y allí se trata de aislar a los pacientes que tengan un estado crítico muy avanzado. Nuestro papel ha sido muy positivo para esta área del Iahula. Las personas allí recluidas deben recibir los nutrientes necesarios para superar su situación de salud, no obstante, el éxito del tratamiento depende en gran medida del personal que se encuentra allí, es por eso que la presencia del nutricionista es vital. Todo el personal de la unidad nos ha dado nuestro espacio, se interesan por nuestras opiniones y respetan nuestras recomendaciones.

La tesis de grado de Cariangel Rondón se ubicó entre  los cinco mejores trabajos entregados por los residentes de postgrado de la Facultad de Medicina de la ULA. 

 

 

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