Vida saludable, trabajo digno y sano disfrute: retos de las ciudades latinoamericanas
El artículo titulado “El ambiente y el desarrollo sustentable en la ciudad latinoamericana” coloca a Luis Sandia, su autor, en la lista de investigadores deseosos de encontrar y proponer mecanismos de evolución para nuestras ciudades que permitan la calidad de vida de sus habitantes.
El colapso de los servicios públicos, altos niveles de contaminación, inseguridad y violencia e importantes indicadores de pobreza son sólo algunos de los problemas que enfrentamos los latinoamericanos, sin embargo, Luis Sandia indica que existen posibilidades de alcanzar ciertos niveles de sustentabilidad mediante acciones de gobernabilidad y la participación de la gente.
Aclaremos primero que el desarrollo sustentable, según se lee en este artículo, representa los deseos de encontrar equilibrio y armonía entre el hombre y la naturaleza y, si tenemos claro que es en las ciudades donde habita la mayor parte de los seres humanos, entonces la afinidad ciudad-sustentabilidad, es una de las vías para alcanzar el desarrollo sustentable global.
“En el caso de la ciudad latinoamericana, la búsqueda de la sustentabilidad debe constituir uno de los retos que se deben alcanzar en las próximas décadas, a fin de garantizar, a todos sus habitantes, ciudades para la vida saludable, el trabajo digno y el sano disfrute; donde el individuo y la colectividad puedan lograr niveles cada vez mayores de desarrollo y bienestar. Esto permitiría superar la casi dominante ciudad contemporánea, agobiada en gran parte por el caos urbanístico, la contaminación ambiental, la inseguridad ciudadana, la violencia y el estrés, y donde la mayoría, especialmente los más pobres, padecen la ciudad en lugar de vivirla y disfrutarla”.
Sandia -quien es Doctor en Ciencias Naturales y docente del Centro Interamericano de Desarrollo e Investigación Ambiental y Territorial de la Universidad de Los Andes (Cidiat)- asegura que no tomó ejemplos de ciudades latinoamericanas en específico, pues muchas son similares, sin embargo, resalta la gestión positiva en Curitiba y Porto Alegre en Brasil, en donde se han podido superar, no sólo problemas de organización físico-espacial, sino de orden social como los indicadores de violencia.
Más gente, menos espacios verdes
Este trabajo resalta, como un lugar común en los países latinoamericanos y en los más pobres del mundo, la creciente y frecuente concentración de la población en espacios urbanos, la cual está unida, lamentablemente, a una serie de problemas ecológicos, económicos, sociales y culturales que ocupan un lugar prioritario dentro de las metas globales de sustentabilidad ambiental.
De hecho –nos valemos de las cifras aportadas en este artículo-, en América Latina, la población urbana aumentó de 40 por ciento en 1950 a 70 por ciento en 1990, y a 75 por ciento en el 2005. “En el caso venezolano –añade Sandia- esto casi llega al 90 por ciento porque nos guiamos por un indicador que nos dice que todo centro poblado con más de 2 mil 500 habitantes es urbano, por tanto, el porcentaje de población venezolana que habita en áreas donde hay menos de este número de personas, es solamente el 10 por ciento”.
Si analizamos la gran concentración urbana y nos detenemos en los costos ambientales, nos damos cuenta de que estamos haciendo un uso excesivo del suelo, del aire, del agua; sin poner en práctica un proceso de retroalimentación que le permita a la naturaleza recobrarse de nuestros abusos.
“En la ciudad moderna son múltiples los efectos ambientales del proceso de urbanización. El propio crecimiento de la ciudad ha desplazado áreas agrícolas de gran fertilidad y productividad que hoy están llenas de cemento y concreto porque la ciudad se amplió hasta esas zonas y los agricultores han tenido que mudarse a otras que, quizá, no tienen tanta calidad agroecológica y, en muchos casos, sometidas a riesgos, por ejemplo, se usan cada vez más suelos agrícolas ubicados en fuertes pendiente con consecuencias con la erosión, con la pérdida del bosque y del agua”.
Contaminación y crecimiento caótico
Entre los problemas ambientales que enfrentan las urbes, enumerados por el profesor Luis Sandia, se encuentran la ampliación de la ciudad (normalmente hacia las zonas agrícolas), la contaminación ambiental, inexistencia o inadecuada realización de planes de ordenamiento urbano y deficiencias en la gestión pública de la ciudad, crecimiento caótico de la ciudad y asentamientos no controlados, deficiencia de los servicios públicos, bajos niveles de empleo y altas condiciones de pobreza; estrés, inseguridad y violencia; fomento del individualismo y bajo nivel de servicio comunitario, inexistencia de áreas verdes y reducción progresiva de espacios públicos.
“Bogotá es un buen ejemplo de que se pueden superar los niveles de violencia y de sustentabilidad hasta convertirla en una ‘ciudad posible”, que puede disfrutarse. Todavía tienen muchos problemas, pero son experiencias que nos demuestran que sí es posible, en condiciones como las nuestras, mejorar la habitabilidad de las ciudades, donde se respeten las recomendaciones técnicas en cuanto a metros cuadrados de área verde por habitante, llegar a nuestras casas y disponer de agua potable, dedicar horas del día, no sólo dentro de nuestros autos en una cola interminable o en paradas de autobuses, sino en otras áreas inherentes a la vida humana como, por ejemplo, un concierto… eso le da a la ciudad mayor sustentabilidad”.
Repetimos lo que mencionamos al principio: es probable alcanzar ciertos niveles de sustentabilidad a través de la acción de los gobiernos y de la propia actuación de los habitantes, pero ésta debe ser planificada y consciente de los problemas existentes.
El profesor Luis Sandia enfatiza también que cada ciudad tiene un concepto y una realidad particulares que se deben definir. “Si no se hacen sustentables las ciudades, allí donde vive más de la mitad de la población mundial, no se podrá alcanzar el desarrollo sustentable global”.