Nuestra lucha por los valores democráticos y universitarios

A Christi Rangel, con afecto y admiración

Consideramos que los valores universitarios, indisolublemente articulados a un alto sentido ético, son irrenunciables. Así, independientemente de nuestras divergencias, pues la universidad es ante todo plural y crítica, tenemos la responsabilidad de defender dichos valores, preservarlos y transmitirlos a todos aquellos que vienen tras nosotros y que seguirán haciendo universidad.

El hecho de estar ya intervenidos por la vía presupuestaria y ahora por la vía judicial al tener por primera vez en la historia universitaria del país una autoridad impuesta desde afuera, transgrediendo la normativa que rige esta materia, nos habla de lo delicado de la situación. El espíritu universitario obliga a deponer ansias y apegos personales para salvaguardar los valores que siempre han impulsado a esta “casa que vence las sombras”.

El problema trasciende una problemática de género o de filiación política y obliga a todos los universitarios comprometidos con los valores de la democracia y la libertad a constituirnos en una sola fuerza, que, como las murallas de las ciudades medievales, se erija contra los intentos de desestabilizar y corroer ese espacio de convivencia, de pensamiento y de acción que permite hacer cierto aquello de que sí es posible convivir juntos, iguales y distintos, a pesar de nuestras diferencias.

Es por eso que en este momento triste para el país y para la universidad, donde las fuerzas de la barbarie parecieran asomar el brutal rostro del terror, en este momento duro donde el pensamiento plural y abierto pareciera estar queriendo ser subordinado a la ideología y a las creencias, que debemos constituirnos, todos aquellos que creemos en la libertad, en una sola voz y en una sola acción. Aglutinarnos alrededor de nuestras autoridades, esas que fueron electas democráticamente con las reglas y gramáticas que los propios universitarios nos hemos dado.

Porque si bien es cierto que tenemos cuatro autoridades, no tenemos cuatro feudos y debe ser el Rector quien imprima unidad y homogeneidad a las políticas de la Institución, dentro del respeto a las diferencias, claro está. Esto significa cerrar filas pues no podemos permitir acciones caóticas tendientes a crear un clima de ingobernabilidad y anarquía que debilite la unidad interna y propicie una intervención definitiva. Así, todos aquellos que se sientan universitarios son responsables de sus acciones y, por supuesto de las consecuencias de las mismas. Más tarde no se podrá invocar el desconocimiento ni la ingenuidad. Cerrar filas alrededor de nuestros valores libres y autonómicos es en este instante el compromiso ineludible de quienes hacemos vida en la comunidad universitaria. Todos podemos y debemos incorporarnos a esta lucha que es ética e irrenunciable. ¡Vamos juntos, todos los universitarios, a vencer las sombras!

Categorías: