“En el primer año de vida nos vacunamos contra la locura”

En un acto especial de clausura del primer ciclo de un doctorado realizado en un lujoso restaurante de la ciudad, donde concurrió como invitado especial el ciudadano gobernador Marcos Díaz, se tuvo la oportunidad de entrevistar al ilustre visitante español, por considerar de importancia, se transcribe sus opiniones.

José María Poveda, Ph.D, profesor titular del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, UAM, se encuentra en Venezuela coordinando en varias universidades el doctorado conducente a la lectura de tesis doctorales de la Universidad de Madrid y se llama: Patología Existencial e Intervención en Crisis.

Bajo este título, dijo, lo que se incluye son las intervenciones en el ciclo de la vida, que empiezan por el propio embarazo, el parto, el primer año de la vida, que en si mismos acreditan un conjunto de situaciones que si se llevan bien, el futuro puede ser maravilloso y de gran felicidad, pero por el contrario, si se llevan van pueden ser fruto de extraordinarias complicaciones en las que se incluyen las muertes, los odios y todo tipo de complejidades en todo este periodo de embarazo, nacimiento y primer año de la vida.

Qué se enseña, qué se aprende

Se le preguntó a Poveda sobre el desarrollo de este primer ciclo del doctorado a lo que respondió: concretamente  se muestran siete asignaturas del ciclo de la vida que sobre gira en la importancia del primer año de la vida. Cada vez es más evidente y esto es resultado de investigaciones donde convergen el psicoanálisis, la etología estudio de la conducta animal en libertad y otras disciplinas.

“En el primer año de la vida nos vacunamos frente a la locura. Más en concreto, nos vacunamos en la confianza y esa vacuna se produce por la presencia amorosa  de la madre que es el primer contacto social de ese ser que  de cierto modo es un extra terrestre que somos al nacer. El éxito de una relación de la madre con nosotros hace que confiemos en general en la vida y si confiamos en la vida somos menos envidiosos, pero si no lo aprendimos somos más celosos y si la situación no fue adecuadamente sedimentada podemos convertirnos en muy paranoicos”.

Poveda explicó que estos escalones que van de la envidia a los celos, nos llevan a la paranoia y finalmente a la locura porque se sedimentan en que ese primer amor de la madre hacia el hijo, crea la imagen en el hijo la idea que vale la pena amar.

“Las personas que tienen la desgracia de ser hijos de madres que no querían tenerlos, madres que traficaban , por desgracia con su cuerpo, pues esas personas no reciben el suficiente amor y el día de mañana no sabrán mostrarlo a su pareja, ni recibirlo de su pareja, ni transmitirlo a sus hijos si los tiene, por eso se trata de una primera vacuna de la que aprendemos amar”.

Nuestro cerebro, continuó en su explicación, que tiene una zona llamada límbico que trabaja con las emociones, si la mamá está presente en ese sistema límbico madura, pero si en ese sistema no madura, seremos como antisociales por no saber amar convirtiéndonos en egocéntricos. En todas las sociedades cuando la persona no ha recibido amor y no ha aprendido amar, en el futuro no sabrá hacerlo y su conducta será más egocéntrica.

Poveda dijo que en los actuales momentos hay 82 profesores en diferentes universidades venezolanas, -UCV, ULA, Rómulo Gallegos, Simón Bolívar-, adscritas al programa de la UAM y los miembros de los tribunales se encuentran muy satisfechos con las investigaciones que están realizando que son de altísimo nivel y sus tesis doctorales.

Es satisfactorio, dijo finalmente, ver como en medio de estas crisis y además de situaciones altamente complejas que esta viviendo Venezuela es posible para los profesores centrarse, llevar a cabo tareas que aumentan su calidad docente y las muestran exitosamente en todos los foros especialmente los de la ULA y al mismo tiempo los profesores de la UAM ven con admiración como los profesores de aquí están haciendo tiempo para llevar a cabo estos trabajos que son extras que exigen sacrificar fines de semana y vacaciones para llevar a cabo estos estudios.


Nueva meta

Ingrid Tortolero, coordinadora del doctorado en la ULA recordó que en junio del año pasado se estaba firmando el convenio con la UAM con la ULA y en esta fecha se está culminando el periodo de docencia tal como se acordó con el cronograma de actividades. La ULA está muy satisfecha porque los 36 cursantes han logrado todos los alcances en el curso de las siete asignaturas. Desde ya nos estamos preparando para el nuevo periodo a pesar de  estar inmersos en un país en crisis, con una universidad llena de recortes presupuestarios, pero los deseos y ganas de salir adelante para hacer un doctorado de este alcance nos empuja ha lograrlo.

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