Consumir plantas medicinales sí, pero en forma segura

     Cuando se trata de resolver los problemas de salud asociados con la diabetes, el casco de vaca, el llantén, la garrapatica, la guanábana y la concha de naranja, son plantas medicinales que tienen gran popularidad entre los habitantes de la región andina por sus propiedades terapéuticas.

      Sin embargo, Ricardo Gil Otaiza, docente de la Facultad de Farmacia y Bioanálisis de la ULA e investigador en esta área, trata de establecer dónde está el mito y dónde la realidad en torno al uso de las plantas medicinales, entendiéndose como “mito” lo fantasioso, la ilusión de que algo va a suceder y “realidad” como lo verificable y lo concreto.

      En el caso de las plantas medicinales, asegura Gil Otaiza, mito y realidad conviven, son uno solo.

      “Cuando decimos, por ejemplo, que la sábila es una panacea, estamos cayendo en el terreno de lo mítico, porque ninguna planta puede servir para todo, pues éstas se clasifican de acuerdo con sus principios activos”.

      Este investigador universitario, al contrastar el uso popular de las plantas medicinales con la certificación científica nacional e internacional, se dio cuenta de que muchas de ellas no poseen tal certificación y la balanza se inclina más hacia la tradición popular.

      “Hay un peso mayor desde el punto de vista cultural, de allí el riesgo en el uso de plantas medicinales de una forma ciega, sin orientación y abusiva. Cuando consumimos una planta, está la parte terapéutica en sí –los principios activos- y también la parte de la creencia y la fe, la cual puede caer en el terreno de la especulación, mucho más en nuestro contexto donde la gente busca soluciones rápidas y a bajo costo. Aquí entran también los sinvergüenzas o especuladores que quieren hacerse ricos en esta contingencia”.



      Para hacer de la terapéutica y del consumo de productos naturales algo seguro dependerá, según Gil Otaiza, de las autoridades sanitarias, de los investigadores, de los profesionales de la salud y de una buena política de orientación e información hacia la comunidad. “Para decirle, por un lado, que hay plantas que no sirven para lo que la gente cree; pero decirle también que hay otras potencialmente terapéuticas, que pueden resolver un problema de salud y que están certificadas en distintos contextos porque se le han hecho estudios biológicos y clínicos. Lo ideal es entonces lograr un proceso de acercamiento a la población para discutir el uso de las plantas medicinales sin caer en el terreno de la especulación ni de la mitología”.
      
      Plantas recomendadas para los diabéticos
     
      Entre las plantas medicinales para resolver problemas causados por la diabetes, por ejemplo, se encuentra el diente de león, la cual ha sido estudiada por los científicos, quienes han corroborado su potencial. Curiosamente, el casco de vaca, que es la más usada, no ha pasado por este proceso.

      “Ha sido difícil certificar todas las plantas, un proceso que, estoy seguro, es infinito”.
      Preguntamos al profesor Ricardo Gil Otaiza si existe el riesgo de que las personas abandonen su tratamiento médico y lo sustituyan por plantas medicinales y, afortunadamente, éste contestó que tal peligro no existe, pues los pacientes usan los sistemas en paralelo, es decir, el alopático y el herbario.

      “En estos casos, sin embargo, una planta potencialmente activa mezclada con un medicamento podría producir intoxicación y, por otro lado, un paciente que abandona los medicamentos y los sustituye completamente por una planta medicinal, podría estar frente a un placebo (sustancia que no causa ningún efecto en la salud, sólo lo que imagina el paciente)”.


      El profesor Ricardo Gil Otaiza indica, igualmente, que para ofrecer en forma adecuada los principios activos de las plantas medicinales, es necesario estandarizar las dosis, lo cual requiere extractos con concentraciones determinadas de los metabolitos de la planta.


      “Y eso es difícil por la biodiversidad, la cual no es homogénea, es decir, en el trópico, la concentración de principios activos es distinta a la de Europa, Asia y África, pues inciden factores ambientales y genéticos. Decirle a un paciente cómo debe consumir la planta y cuántas veces al día para que obtenga un efecto terapéutico, no es fácil. Esos productos que encontramos en las farmacias, en forma de cápsulas, tampoco están estandarizados pues, al ser procesados, dejan de ser naturales”.


      El tema es interesante. Esperemos que, muy pronto, las autoridades venezolanas e internacionales, trabajen en la estandarización de estas dosis y podamos seguir consumiendo las plantas medicinales en forma segura. 

     

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